El Real Madrid Club de Fútbol, esencia de lo hispánico, ha vuelto a renacer de sus cenizas para, con épica de otros tiempos, volver a coronarse, volver a ser Real, en la cima del fútbol mundial.
Cima que, por otro lado, nunca abandonó, aún en los tiempos grises de sequía, gracias al poder de la leyenda.
Hoy, el Real Madrid, vuelve a ser el de siempre, sin necesidad de vivir del pasado. Vuelve a tener la garra de antaño, vuelve a vencer. Renacen viejos laureles a los sones de la lucha, de la guerra, de la victoria.
Términos bélicos que, en esta sociedad de lo políticamente correcto, no andan muy de moda pero que, son los que llevan los grandes campeones en sus alforjas.
El Real Madrid es más que un club. Es el estandarte de la victoria para tantos españoles que, a lo largo de tantos años, no han tenido otra victoria en su vida que la futbolística. Es la bandera de España en el mundo y, sobretodo, en la propia España donde el ser español está cada vez más mal visto.
La victoria del castizo club de Chamartín simboliza el resurgir del orgullo patrio frente al impostado modernismo nacionalista culé. El Real Madrid constituye el mejor ejemplo de lo que significa el ser español. No me refiero, claro está, a llevar coches deportivos de lujo, a salir con modelos ni a protagonizar anuncios televisivos. Me refiero a aquellos valores que transmite su himno: honor, garra, gallardía, gloria y nobleza. Valores que definieron todo lo español y que hoy han sido relegadas al pasado por los acomplejados y los enemigos de España.
Por esto, y antes de que pongan al himno de España letras incosustanciales, estúpidas y simplonas, de esas que hablan de lo buenos que somos, de amor, solidaridad, y tantos otros términos vacíos por el efecto de la demagogia política, propongo que usen para la letra de nuestro himno nacional alguna de las estrofas del himno del Real Madrid. Estrofas que muevan a luchar, a defender nuestros ideales, nuestro país, a ser más grandes día a día, a amar nuestra patria, a sentir el orgullo de ser español.