Estos últimos días hemos asistido a una crisis dentro del nacionalismo vasco. Como avanzadilla estuvieron las negociaciones frustradas entre el PSN y Nafarroa Bai para la investidura de Uxue Barcos como Alcadesa de Pamplona y como últimos acontecimientos encontramos la estrategia “desleal” de desmarque de algunos cargos de Eusko Alkartasuna y Ezker Batua en Gipuzkoa, más concretamente en Azpeitia y Zumaia.
La crisis ha estallado dentro del nacionalismo. Las diferencias de criterio e incluso de principios ideológicos entre Imaz y Egibar crean dentro del mismo PNV dos bandos que se enfrentarán de nuevo en el próximo congreso allá por finales de año. Por otro lado, con la política post-electoral de pactos en base al tripartito (PNV + EA + EB) incluyendo a Aralar tenemos ya definido el marco municipal en muchos municipios pero la presencia de ANV en algunos de ellos ha hecho tambalear este pacto, como han sido los municipios de Azpeitia y Zumaia.
¿Qué ha sucedido en estos dos municipios? Ha sucedido sencillamente algo que por otra parte se esperaba y se veía en el seno de Eusko Alkartasuna. EA es un escisión del PNV y por tanto tiene muchos lazos de unión con este, pero a la vez, los factores que hicieron en su día esgrimir la escisión, hoy en día se desvelan como los factores causales de este tipo de maniobras políticas con el objetivo de buscar un hueco propio y no siempre a la sombra del PNV. EA busca su espacio propio y definido dentro de la revuelta política vasca y un claro ejemplo de ello es el hecho de consumar estas elecciones en solitario.
Lo que ha sucedido en estos dos municipios es la ruptura del pacto que se había acordado en las ejecutivas nacionales del PNV, EA y EB de apoyarse entre ellos para alzarse al poder de varios municipios respetando la lista más votada. En la mayoría de los municipios esta fórmula es idónea y funciona a la perfección salvo en aquellos municipios donde la izquierda abertzale se ha podido presentar y la política local es muy diferente a la marcada por las ejecutivas regionales y nacional de cada partido.
Los candidatos de EA de Azpeitia y Zumaia han conseguido alzarse como alcaldes siendo fuerzas secundarias o incluso terceras fuerzas con el apoyo de Ezker Batua, Aralar y ANV desbancando al PNV que era la lista más votada en dichos municipios.
Desde mi punto de vista hay que hacer un análisis en particular de estos casos y no generalizarlos como punto de partida de un ruptura. Es necesario conocer la postura y la realidad de dichos municipios, más allá de lanzar acusaciones de romper un pacto. Por otra parte el hecho de desobedecer las directrices del partido debe ser sancionado de alguna manera, además de entender perfectamente que si se marca una directriz es necesario que se haga en la práctica porque sino la estructura del partido se vería dañada y a la postre efímera.
Creo que EA intenta marcar su propio perfil de izquierdas y abertzale separándose del PNV lo antes posible. Esta estrategia puede salirle bien y puede salirme mal, pero considero que es una acción muy arriesgada y que tendrá un claro perjudicado: el pueblo vasco y el nacionalismo vasco.
Miremos más los intereses nacionales y menos los intereses partidistas.