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La inexpugnable fortaleza rusa de la guerra de Crimea y la Segunda Guerra Mundial, epicentro de polémicas generadas por la política exterior de Vladimir Putin, evoca también una epopeya paraguaya

Marzo en Crimea y en la Sebastopol de América

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Hace unos días se cumplió un año del referéndum en el que casi un 97 % de los votantes de Crimea dijo sí a la reunificación con Rusia, y aunque algunos no quieran reconocer la operación que el mismo Vladimir Putin confesó haber reconocido, quien conoce la historia no puede ignorar el gran protagonismo de Moscú en esa península del mar negro.

También desafío a quienes se incomodaron con la recuperación de lo que siempre había sido ruso, declarando con ironía que no se imaginaba a los militares de la OTAN en Sebastopol.

Precisamente en marzo, pero del año 1868, los altos mandos del ejército paraguayo abandonaban la fortaleza de Humaitá, asediada por los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay, en una guerra inspirada y sufragada por el imperialismo inglés.

La historia dice que el Paso de Humaitá fue forzado finalmente por la escuadra de la Marina del Brasil el 19 de febrero de 1868, en conjunto con una ofensiva terrestre diversiva realizada por los ejércitos aliados, en el marco de la Guerra de la Triple Alianza.

Fue el epílogo de una prolongada resistencia paraguaya, que le daría gran fama durante aquellos años, entre otras cosas porque la propaganda aliada presentaba al Paraguay como una gran potencia regional. La exageración del poderío enemigo para acometer empresas imperialistas no es, ciertamente, un recurso novedoso de nuestros días.

Aunque la concepción estratégica del enclave de Humaitá como llave de paso para los buques en la cerrada curva del río Paraguay es disputada por varios autores, es conocido que el más poderoso y temido sistema defensivo paraguayo debe su diseño y construcción final a la idea de los ingenieros militares George Thompson (británico) y Franz Wisner Von Morgenstern (austro-húngaro), ambos contratados para el efecto por el gobierno paraguayo.

La importancia estratégica de Humaitá estableció uno de los paralelismos tan frecuentes en la historiografía militar. Así como durante la guerra del Chaco Boquerón se conocería como “el Verdún boliviano”, Humaitá saltaría a la fama a través de la prensa mundial como “la Sebastopol de América”, no sólo por su fama de inexpugnable, sino por la difusión que alcanzaría por detener el avance aliado hacia Asunción que duraría un prolongado lapso.

Respecto a la analogía, el Sitio de Sebastopol fue una batalla de gran importancia para el desarrollo de la Guerra de Crimea, en la que Rusia enfrentó también a una triple alianza. La principal base rusa en Crimea, Sebastopol, fue sitiada durante 11 meses por las fuerzas aliadas inglesas, francesas y otomanas. Con la caída de la base naval en manos aliadas, el desenlace de la guerra prácticamente se dio por concluido, como la guerra del Paraguay tras la caída de Humaitá.

Otro famoso sitio de Sebastopol se daría entre el 30 de octubre de 1941 al 4 de julio de 1942, entre las fuerzas de la Alemania nazi y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. La resistencia de Sebastopol, en esta ocasión, facilitaría el desastre alemán en Stalingrado.

Pero Sebastopol, volvió a ser noticia en tiempos más recientes. Precisamente hace un año, en marzo de 2014, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y los representantes de las autoridades de Crimea y de Sebastopol, firmaron el acuerdo sobre la reunificación de la república y de la ciudad federal en calidad de nuevos territorios de la Federación de Rusia, desatando enredos diplomáticos que todavía no han concluido.

La Sebastopol de América tuvo menos suerte en lo que respecta a protagonismo en la historia.

Dijo un recordado pensador paraguayo que a pasado de glorias, hoy al Paraguay le toca vivir un presente de ignominias. Es lo que se corrobora cuando uno desea conocer la denominada “Sebastopol de América”, todavía inaccesible por vía terrestre debido a la carencia de pavimento.

La iglesia San Carlos de Borromeo destruida por los bombardeos aliados, no tuvo la misma suerte que el templo de Dresde, que los mismos ingleses que lo habían destruido con sus bombardeos reconstruyeron. Ni los antiguos enemigos que la destruyeron y que faltos de nobleza ocultaron siempre las iniquidades que cometieron contra el Paraguay, ni los mismos paraguayos que hoy deberían evocar su resonancia espiritual, aparentemente tienen interés en preservar su acervo.

El mismo aislamiento de Humaitá sugiere que intencionalmente se desea que caiga en el olvido la legendaria “Sebastopol de América”.

Marzo en Crimea y en la Sebastopol de América

La inexpugnable fortaleza rusa de la guerra de Crimea y la Segunda Guerra Mundial, epicentro de polémicas generadas por la política exterior de Vladimir Putin, evoca también una epopeya paraguaya
Luis Agüero Wagner
martes, 31 de marzo de 2015, 21:48 h (CET)
Hace unos días se cumplió un año del referéndum en el que casi un 97 % de los votantes de Crimea dijo sí a la reunificación con Rusia, y aunque algunos no quieran reconocer la operación que el mismo Vladimir Putin confesó haber reconocido, quien conoce la historia no puede ignorar el gran protagonismo de Moscú en esa península del mar negro.

También desafío a quienes se incomodaron con la recuperación de lo que siempre había sido ruso, declarando con ironía que no se imaginaba a los militares de la OTAN en Sebastopol.

Precisamente en marzo, pero del año 1868, los altos mandos del ejército paraguayo abandonaban la fortaleza de Humaitá, asediada por los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay, en una guerra inspirada y sufragada por el imperialismo inglés.

La historia dice que el Paso de Humaitá fue forzado finalmente por la escuadra de la Marina del Brasil el 19 de febrero de 1868, en conjunto con una ofensiva terrestre diversiva realizada por los ejércitos aliados, en el marco de la Guerra de la Triple Alianza.

Fue el epílogo de una prolongada resistencia paraguaya, que le daría gran fama durante aquellos años, entre otras cosas porque la propaganda aliada presentaba al Paraguay como una gran potencia regional. La exageración del poderío enemigo para acometer empresas imperialistas no es, ciertamente, un recurso novedoso de nuestros días.

Aunque la concepción estratégica del enclave de Humaitá como llave de paso para los buques en la cerrada curva del río Paraguay es disputada por varios autores, es conocido que el más poderoso y temido sistema defensivo paraguayo debe su diseño y construcción final a la idea de los ingenieros militares George Thompson (británico) y Franz Wisner Von Morgenstern (austro-húngaro), ambos contratados para el efecto por el gobierno paraguayo.

La importancia estratégica de Humaitá estableció uno de los paralelismos tan frecuentes en la historiografía militar. Así como durante la guerra del Chaco Boquerón se conocería como “el Verdún boliviano”, Humaitá saltaría a la fama a través de la prensa mundial como “la Sebastopol de América”, no sólo por su fama de inexpugnable, sino por la difusión que alcanzaría por detener el avance aliado hacia Asunción que duraría un prolongado lapso.

Respecto a la analogía, el Sitio de Sebastopol fue una batalla de gran importancia para el desarrollo de la Guerra de Crimea, en la que Rusia enfrentó también a una triple alianza. La principal base rusa en Crimea, Sebastopol, fue sitiada durante 11 meses por las fuerzas aliadas inglesas, francesas y otomanas. Con la caída de la base naval en manos aliadas, el desenlace de la guerra prácticamente se dio por concluido, como la guerra del Paraguay tras la caída de Humaitá.

Otro famoso sitio de Sebastopol se daría entre el 30 de octubre de 1941 al 4 de julio de 1942, entre las fuerzas de la Alemania nazi y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. La resistencia de Sebastopol, en esta ocasión, facilitaría el desastre alemán en Stalingrado.

Pero Sebastopol, volvió a ser noticia en tiempos más recientes. Precisamente hace un año, en marzo de 2014, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y los representantes de las autoridades de Crimea y de Sebastopol, firmaron el acuerdo sobre la reunificación de la república y de la ciudad federal en calidad de nuevos territorios de la Federación de Rusia, desatando enredos diplomáticos que todavía no han concluido.

La Sebastopol de América tuvo menos suerte en lo que respecta a protagonismo en la historia.

Dijo un recordado pensador paraguayo que a pasado de glorias, hoy al Paraguay le toca vivir un presente de ignominias. Es lo que se corrobora cuando uno desea conocer la denominada “Sebastopol de América”, todavía inaccesible por vía terrestre debido a la carencia de pavimento.

La iglesia San Carlos de Borromeo destruida por los bombardeos aliados, no tuvo la misma suerte que el templo de Dresde, que los mismos ingleses que lo habían destruido con sus bombardeos reconstruyeron. Ni los antiguos enemigos que la destruyeron y que faltos de nobleza ocultaron siempre las iniquidades que cometieron contra el Paraguay, ni los mismos paraguayos que hoy deberían evocar su resonancia espiritual, aparentemente tienen interés en preservar su acervo.

El mismo aislamiento de Humaitá sugiere que intencionalmente se desea que caiga en el olvido la legendaria “Sebastopol de América”.

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