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La muerte de Jesús desde un punto de vista científico

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En la revista “Der Spiegel Historia”, en referencia a Jesús de Nazaret, el patólogo Frederik Zugibe informa sobre la posible causa de la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz, aunque desde un punto de vista científico. En el estudio realizado por Zugibe se describe lo siguiente: “Fue un conjunto de diferentes causas lo que llevó a Jesús a la muerte. Evidentemente Jesús sentía con intranquilidad como se sucederían las horas venideras, por ello durante un momento con sus discípulos sudó sangre, algo que los médicos conocen como un claro síntoma de estar bajo un grandísimo estrés o incluso de angustia de muerte”.

Ser apaleado y vejado por fanáticos, como le sucedió a Jesús en casa de Caifás, habría inquietado fuertemente también a la persona más valiente. No obstante, en comparación Jesús salió relativamente a salvo de esta prueba. Mucho más dramática fue la tortura que siguió y que se llevó a cabo con el flagran, una especie de fusta con varias correas de cuero, a cuyos extremos iban entretejidos trozos de huesos o bolas de plomo. “Eso es como si a uno le dieran un golpe en las costillas con extrema violencia con un bate de béisbol, provocando un intenso dolor durante semanas”, relata Zugibe. Posiblemente Jesús fue castigado con 40 golpes, que es la cantidad máxima que tolera la ley judía. “Casi sin lugar a dudas, el brutal azote influyó determinantemente en su temprana muerte”. Especialmente el tórax y los pulmones sufrieron grandes daños.

Cubierto de sangre y vómitos Jesús fue conducido a un martirio que había sido maquinado exclusivamente para él. Los soldados romanos le pusieron una corona de espinas y le golpearon la cabeza con una caña. Zugibe opina que este suplicio ha sido infravalorado al ser considerado una simple burla al “Rey de los judíos”, pero lo cierto es que la sádica coronación de Jesús lo llevó ineludiblemente al borde de la muerte; se podría comparar como si se aplicara sobre la carne un atizador de hierro candente.

El ultrajado Salvador ya estaba pronto a morir cuando sus torturadores lo clavaron en la cruz. Los romanos usaron gruesos clavos de hierro de 12 centímetros de largo, que al ser clavados en los talones rompieron dolorosamente muchos nervios. “Jesús sufrió los dolores más terribles que conoce la humanidad”, concluye Zugibe, agregando: “Con el más mínimo movimiento en la cruz el dolor se extendía por todo el cuerpo como un golpe de corriente. Sólo después de un sufrimiento eterno le llegó la muerte liberadora”.

No quedan dudas de que el adversario de Dios utilizó las más brutales opciones a su alcance para obligar a Jesús a rendirse sin cumplir Su misión de redimir a todas las almas y hombres, y salvar la cuna de la creación. Pero Jesús el Cristo venció, de ahí que la representación eclesial de la Semana Santa debería ser calificada de ridiculización. El adversario de Dios expone el cadáver de Jesús muerto en la cruz durante 2000 años como signo de victoria, y los llamados cristianos lo veneran sin cuestionarse apenas que Jesús resucitó y con ello redimió a la humanidad. Por lo tanto ¿quién tiene tanto interés en mantenerlo clavado en la cruz? Aquel que abogó y determinó el calvario de Jesús de Nazaret y Su crucifixión convirtiéndolo hasta el día de hoy en folklore.

Los cultos de Navidad y Semana Santa son sin lugar a dudas paganismo puro. Quien todavía no se haya apercibido de la crueldad de la Semana Santa en nuestros días, que piense en el indecible calvario y crucifixión tal como ha sido descrito por el doctor Zugibe, posteriormente se le debería preguntar si pertenece al paganismo o al barbarismo, ya que con el verdadero cristianismo todo esto no tiene nada que ver.

La muerte de Jesús desde un punto de vista científico

Vida Universal
lunes, 30 de marzo de 2015, 22:02 h (CET)
En la revista “Der Spiegel Historia”, en referencia a Jesús de Nazaret, el patólogo Frederik Zugibe informa sobre la posible causa de la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz, aunque desde un punto de vista científico. En el estudio realizado por Zugibe se describe lo siguiente: “Fue un conjunto de diferentes causas lo que llevó a Jesús a la muerte. Evidentemente Jesús sentía con intranquilidad como se sucederían las horas venideras, por ello durante un momento con sus discípulos sudó sangre, algo que los médicos conocen como un claro síntoma de estar bajo un grandísimo estrés o incluso de angustia de muerte”.

Ser apaleado y vejado por fanáticos, como le sucedió a Jesús en casa de Caifás, habría inquietado fuertemente también a la persona más valiente. No obstante, en comparación Jesús salió relativamente a salvo de esta prueba. Mucho más dramática fue la tortura que siguió y que se llevó a cabo con el flagran, una especie de fusta con varias correas de cuero, a cuyos extremos iban entretejidos trozos de huesos o bolas de plomo. “Eso es como si a uno le dieran un golpe en las costillas con extrema violencia con un bate de béisbol, provocando un intenso dolor durante semanas”, relata Zugibe. Posiblemente Jesús fue castigado con 40 golpes, que es la cantidad máxima que tolera la ley judía. “Casi sin lugar a dudas, el brutal azote influyó determinantemente en su temprana muerte”. Especialmente el tórax y los pulmones sufrieron grandes daños.

Cubierto de sangre y vómitos Jesús fue conducido a un martirio que había sido maquinado exclusivamente para él. Los soldados romanos le pusieron una corona de espinas y le golpearon la cabeza con una caña. Zugibe opina que este suplicio ha sido infravalorado al ser considerado una simple burla al “Rey de los judíos”, pero lo cierto es que la sádica coronación de Jesús lo llevó ineludiblemente al borde de la muerte; se podría comparar como si se aplicara sobre la carne un atizador de hierro candente.

El ultrajado Salvador ya estaba pronto a morir cuando sus torturadores lo clavaron en la cruz. Los romanos usaron gruesos clavos de hierro de 12 centímetros de largo, que al ser clavados en los talones rompieron dolorosamente muchos nervios. “Jesús sufrió los dolores más terribles que conoce la humanidad”, concluye Zugibe, agregando: “Con el más mínimo movimiento en la cruz el dolor se extendía por todo el cuerpo como un golpe de corriente. Sólo después de un sufrimiento eterno le llegó la muerte liberadora”.

No quedan dudas de que el adversario de Dios utilizó las más brutales opciones a su alcance para obligar a Jesús a rendirse sin cumplir Su misión de redimir a todas las almas y hombres, y salvar la cuna de la creación. Pero Jesús el Cristo venció, de ahí que la representación eclesial de la Semana Santa debería ser calificada de ridiculización. El adversario de Dios expone el cadáver de Jesús muerto en la cruz durante 2000 años como signo de victoria, y los llamados cristianos lo veneran sin cuestionarse apenas que Jesús resucitó y con ello redimió a la humanidad. Por lo tanto ¿quién tiene tanto interés en mantenerlo clavado en la cruz? Aquel que abogó y determinó el calvario de Jesús de Nazaret y Su crucifixión convirtiéndolo hasta el día de hoy en folklore.

Los cultos de Navidad y Semana Santa son sin lugar a dudas paganismo puro. Quien todavía no se haya apercibido de la crueldad de la Semana Santa en nuestros días, que piense en el indecible calvario y crucifixión tal como ha sido descrito por el doctor Zugibe, posteriormente se le debería preguntar si pertenece al paganismo o al barbarismo, ya que con el verdadero cristianismo todo esto no tiene nada que ver.

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