Llega el nuevo tiempo,
ruta marcada con la roja cruz del cambio necesario de mi tormento,
aquel viaje hacia mi yo interior, el saber del porqué de mis anhelos tan ocultos en el cofre de mi olvido.

Llega el nuevo tiempo,
del cambio de abrigo para este pequeño dolido alma, la estación de la venidera alegría,
se asoma la luz por el horizonte lejano... los primeros rayos de la mejoría de mis lamentos.

Llega el nuevo tiempo,
de aquella mirada anclada atentamente en esta puesta de sol, que sobrevive al alma tristemente perdida,
la que está expuesta en esta fotografía de los colores más vivos de ese pasado tan remoto y tan lejano...

El recuerdo del ayer oculto,
en los tonos anaranjados se encuentra escondido el retorno de mi vida anterior,
en este nuevo amanecer... es la hora de tomar el té de la verde esperanza.

Lentamente cae la noche,
en este remoto rincón de la conciencia perdida en la amnesia anunciada por este dolor,
que tanto me estrangula en lo más dentro de mi ser por ser aquél sin ser yo...

Llega el nuevo tiempo,
de recuperar la vieja estima robada por el mal tratador destino,
es la hora de volver a viajar hacia mi mundo interior...

Saber cuál soy yo,
tan odiado por el falso estatus del mal querer y del competidor deslealmente ganador en este juego sucio,
llega el nuevo tiempo de las nuevas reglas y de las instrucciones del mal vencedor perfecto, aquél que nunca quiso el amor verdadero...

Ahora, será el eterno perdedor,
castigo por no ser más que la apariencia y el envoltorio de regalo,
de esta avaricia tan malvada y tan perversamente injusta, el freno de todo mal soñador...