“No vale la pena hablar con la prensa” ha sido una de las máximas del presidente Horacio Cartes que más revuelo causó en su momento, precisamente porque esta verdad hizo mella entre los encargados de levantar polvareda.
En su hábil manejo de los códigos del poder, Cartes ha sido fiel a esa expresión de sabiduría política, y el sostenido fracaso de las campañas de sus detractores ha confirmado lo certero de su filosofía.
Habiendo asumido la presidencia en medio de una aguda crisis en el MERCOSUR, Cartes demostró ser inmune a las campañas anti-bolivarianas de la misma prensa a la que aconsejó ignorar. Precisamente ignorando a la prensa, logró resolver los conflictos que había heredado con los países de la región de manera pronta y barata.
Mientras todo el poder mediático concentraba su artillería en intentar enemistarlo con la Venezuela bolivariana, Cartes se entrevistó amigablemente con Nicolás Maduro y dejó a las palabras ásperas de la prensa y de sus antecesores, irse barridas como las hojas secas de un árbol viejo.
Ni aún realizando el mayor escándalo que le permitían sus caducos espacios, a los que ya las redes sociales y medios digitales hace tiempo arrebataron el monopolio, lograron que el presidente Cartes y mucho menos su gobierno tomaran partido por el detenido alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.
Tampoco parecieron inmutarle los “escándalos” montados por el monopolio mediático contra algunos legisladores oficialistas, como Víctor Bogado o José María Ibañez. El primero de ellos fue acusado de ubicar a su niñera en bien remunerados puestos prebendarios, dando origen al “escándalo” que denominaron de “la niñera de oro”.
El segundo de los mencionados hizo lo mismo con los serenos de una de sus propiedades, que en Paraguay son conocidos como “caseros”. Evidenciando poco creatividad, la prensa bautizó al caso Ibáñez como el “de los caseros de oro”.
De las acusaciones de “narcopolítica” que se hacen contra la diputada Cristina Villalba se inspiran los chistes más hilarantes que se cuentan en el entorno presidencial. Cierto sector de la prensa se ensaña con Villalba en venganza por el asesinato del periodista Pablo Medina, sin embargo, poco o nada han hecho para denunciar a candidaturas municipales en curso bajo fuertes sospechas de narco-financiación.
Cartes también toma en sorna la furibunda campaña que realiza la prensa anti-bolivariana contra el titular del INDERT, Justo Cárdenas, quien incluso respondió que presentaría denuncias contra el propietario de un diario que lo acusa de malversar tierras. Es que el director del medio en cuestión es, además de “periodista”, un viejo empresario inmobiliario.
A mayores ataques de la prensa hacia un miembro del entorno presidencial, mayores son las dádivas presupuestarias que éste recibe.
Cuando en medio de una parafernalia mediática se puso de moda “defender” a un cerro que amenazaban con depredar, Cartes prometió a los periodistas y miembros de ONG que se rasgaban las vestiduras que “enjaularía” al Cerro León. Casualmente, el cerro era conocido bajo esa denominación.
Por si todo ello fuera poco, cuando la prensa le recriminó porque un transeúnte había fallecido debido a un cierre de ruta que se negaba a reprimir, Cartes respondió: ¿Y qué querés que yo haga con el muerto?
Dijo un pensador que cuando el dinero empieza a pensar y a dirigir, podemos tener la certeza que nos encontramos ante una cultura decadente. No lo menciono precisamente en alusión al presidente Cartes, sino con relación a los otrora todopoderosos empresarios de la comunicación, que han empezado a cosechar las tempestades de los vientos que sembraron.