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Cuando llegó el Partido socialista al Gobierno en 2004, los elementos más
conservadores del Episcopado, apoyados en grupos reaccionarios que se creen en
posesión de la Verdad lanzaron la campaña de que la Iglesia y los cristianos eran
perseguidos. Fue injusta y falaz. De hecho, las listas puestas a disposición de los
católicos en las iglesias para que firmaran contra el Gobierno fueron retiradas por falta
de firmantes suficientes.
La vicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega, declaró entonces que el
Gobierno quería mantener un "diálogo abierto con todo el mundo, incluida la Iglesia
católica". Y no solamente con ella, pues España es plural y hay millones de españoles
agnósticos, no creyentes o no practicantes. "Me gustaría -declaró- que me concretaran
en qué se sienten perseguidos los ciudadanos de este país que profesan la religión
católica, en lo que se refiere al ejercicio de sus derechos fundamentales, de ejercer su
religión, de llevar a sus niños a la Iglesia, de darles educación religiosa en el colegio que
quieran, de poder ir a misa, de poder confirmarlos. En qué ha restringido este gobierno
el ejercicio de la libertad religiosa".
Lo que hizo el Gobierno fue facilitar el ejercicio de esas creencias a sectores de la
población que no comparten esa religión y que tienen idénticos derechos. Los Obispos
ya habían echado las gentes a las calles cuando se reconoció el derecho al divorcio,
prohibido en tiempos de Franco, pero eso no significaba que la gente se tuviera
que divorciar. Tampoco la reforma que supone la equiparación del matrimonio civil
sin distinción del sexo impuso a nadie que se tuvieran que casar de una manera
determinada, pero sí permitió poder hacerlo. Ni hablemos ya de la ley que reconoce el
derecho a la interrupción voluntaria de un embarazo no deseado
La Constitución Española declara que el Estado no es confesional pero respetará
el ejercicio de las diversas creencias religiosas que no se opongan a las leyes.
Hasta entonces sólo se hizo así con la católica, y el Episcopado pretendía que esa
asignatura tuviera validez académica equiparable a las demás asignaturas. Por fin
lo ha conseguido con la actual LOMCE. Cuando resulta que las demás asignaturas
son impartidas por profesores con unas capacidades académicas muy contrastadas
mientras que los profesores de religión son nombrados por los Obispos, pero pagados
por el erario público.
Los Acuerdos con el Vaticano preveían un plazo para que los Obispos mentalizaran
a los católicos de que ellos deberían sostener a sus clérigos y actividades religiosas.
Como en Alemania y en otros países. El Estado se brindó a recaudarles la parte de
los impuestos de los católicos españoles que así lo señalaran con una cruz en la
Declaración de la Renta, en lugar de destinarlo a “Otras actividades sociales”. Pues
bien, de un pretendido 80% de ciudadanos católicos tan sólo un 30%, año tras año,
decidieron destinar ese dinero a su Iglesia. El Estado ha ido adelantando a la Iglesia
millones de Euros a cuenta, pero la Iglesia se declaró incapaz de movilizar a sus
pretendidos fieles. Y todos conocemos lo que ha sucedido durante estos últimos diez
años con gobiernos del PSOE o del PP.
¿Qué ocurre? Pues que los sueldos de obispos y curas son pagados por el Estado
español. Aparte de otras mil exenciones en impuestos de herencias, transmisiones,
bienes inmuebles, IBI etc. que el Vaticano y la Conferencia episcopal se habían
comprometido a revisar hace más de dos décadas. Y es penoso que salgan que
con esos dineros sostienen la admirable labor de Caritas similar a la de cientos de
organizaciones de la sociedad civil. Esperemos que el actual Papa Francisco caiga en la
cuenta de esta torticera interpretación del mensaje de Jesús.
La mayoría de la sociedad española respeta que la Historia de las tradiciones religiosas
deba ser explicado en las aulas, pero por profesores capacitados mientras que la
catequesis y el adoctrinamiento religioso debe efectuarse en las medersas coránicas,
o en las sinagogas, en los templos protestantes o en las iglesias. En todo caso, fuera
de los horarios lectivos de la enseñanza pública. Pero el diseño del nuevo curriculum
de Religión Católica en Primaria, Secundaria y Bachillerato que ha elaborado la
Conferencia Episcopal Española. Los contenidos son en su totalidad catequéticos. El
pensamiento que se transmite es androcéntrico; el lenguaje, patriarcal; la concepción
del cristianismo, mítica; el planteamiento de la fe, dogmático; la exposición,
anacrónica, como ha subrayado el Profesor J. J. Tamayo de la universidad Carlos III.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.
La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.
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