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El Rités o dejeim el caloret del hivern

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Si usted no es valenciano o, sencillamente no entiende el valenciano, posiblemente no entienda nada de lo que en los últimos días ha pasado por aquí por las tierras del Levante Feliz. Yo intento explicárselo.

Cada cierto tiempo, como si del Guadiana se tratase, desde los medios políticos de la derecha valenciana sacan a pasear el miedo a los catalanes. Algo así como lo que hemos sufrido desde el gobierno central con toda esta película del independentismo catalán y la identificación de todo lo que viene de Barcelona como un cúmulo de aprovechados de nuestros bolsillos.

Pero en Valencia capital ha servido para más (con perdón). Aquí sirve para ponernos a los valencianos conservadores contra los progresistas. Los primeros por regla general dicen que el valenciano es una lengua diferente del catalán, y los segundos dicen que el valenciano es una variante dialectal del catalán. Y eso duele y tiene resultados electorales para aquellos que jamás han hablado con un leridano.

Yo suelo hablar en valenciano con amigos míos catalanes y nos entendemos la mar de bien. Incluso algunos clientes de Teruel, situados en lo que llaman “la Franja” me dicen que ellos no hablan ni valenciano ni catalán… pero nos entendemos perfectamente cuando hablamos.

Hecho este inciso he de decir que, como las encuestas de las próximas elecciones autonómicas y locales no parecen demasiado favorables al Partido Popular, han sacado a pasear una Ley de Señas de Identidad. Algo así como una ley para que quede claro que no somos ni andaluces, ni murcianos, ni manchegos ni por supuesto catalanes. La eterna y ridícula historia de siempre, pero rentable el los círculos falleros desde un punto de vista electoral. Y aquí es donde surge el esperpento berlanguiano valenciano: Rita Barberá, a la par alcaldesa de Valencia, con voz muy profunda que parece surgida de las entrañas de las cavernas, empieza un discurso que no es ni valenciano, ni castellano, ni catalán ni nada de nada… Es el “Rités” un idioma propio y novedoso.

La cuestión es: ¿se equivocó?¿lo hizo queriendo, para demostrar a todos los falleros que ya empezaban a ir cocidos por la mistela (bebida dulce valenciana), que el valenciano es totalmente diferente al catalán?¿será que la alcaldesa de Valencia no tiene la más mínima noción de valenciano (como muchos en Valencia)?

Que alguien hable en castellano, valenciano, catalán o inglés, siempre que sirva para entendernos es lo de menos. Pero lo mínimo que deberíamos exigir a un dirigente es que, cuando lo haga, lo haga bien.

Recuerdo yo que en la fenecida Televisión Valenciana de Canal 9 hubo una presentadora que no era de nuestra Comunitat, que solo hablaba castellano, que tenía un tipazo escultural (y se aprovechaba de ello), le llaman María Abradelo. Pues bien esta chica empezó a hablar en valenciano en la tele soltando bastantes “espardenyaes” (zapatillazos) al valenciano, pero acabó hablando perfectamente y me atrevería a decir que mucho más y mejor que los que tenemos el valenciano como lengua materna.

Pero ¿podemos pretender defender unas señas de identidad valenciana sin poder improvisar un pequeño discurso en valenciano? Esa es la cuestión de fondo: el desprecio que tienen y han tenido algunos y algunas por la lengua materna de muchos valencianos y cómo nos están intentando inocular de nuevo el debate entre si vamos a acabar siendo catalanes o no. Cuando este es un debate que ha sido superado hace muchos años.

Desesperadicos están con las encuestas electorales y, como diría Rita desde las emblemáticas Torres de Serrano: “Dejeim que vengan les elecsions” (Dejemos que vengan las elecciones, en lengua Riteña)

El Rités o dejeim el caloret del hivern

ZEN
domingo, 1 de marzo de 2015, 13:01 h (CET)
Si usted no es valenciano o, sencillamente no entiende el valenciano, posiblemente no entienda nada de lo que en los últimos días ha pasado por aquí por las tierras del Levante Feliz. Yo intento explicárselo.

Cada cierto tiempo, como si del Guadiana se tratase, desde los medios políticos de la derecha valenciana sacan a pasear el miedo a los catalanes. Algo así como lo que hemos sufrido desde el gobierno central con toda esta película del independentismo catalán y la identificación de todo lo que viene de Barcelona como un cúmulo de aprovechados de nuestros bolsillos.

Pero en Valencia capital ha servido para más (con perdón). Aquí sirve para ponernos a los valencianos conservadores contra los progresistas. Los primeros por regla general dicen que el valenciano es una lengua diferente del catalán, y los segundos dicen que el valenciano es una variante dialectal del catalán. Y eso duele y tiene resultados electorales para aquellos que jamás han hablado con un leridano.

Yo suelo hablar en valenciano con amigos míos catalanes y nos entendemos la mar de bien. Incluso algunos clientes de Teruel, situados en lo que llaman “la Franja” me dicen que ellos no hablan ni valenciano ni catalán… pero nos entendemos perfectamente cuando hablamos.

Hecho este inciso he de decir que, como las encuestas de las próximas elecciones autonómicas y locales no parecen demasiado favorables al Partido Popular, han sacado a pasear una Ley de Señas de Identidad. Algo así como una ley para que quede claro que no somos ni andaluces, ni murcianos, ni manchegos ni por supuesto catalanes. La eterna y ridícula historia de siempre, pero rentable el los círculos falleros desde un punto de vista electoral. Y aquí es donde surge el esperpento berlanguiano valenciano: Rita Barberá, a la par alcaldesa de Valencia, con voz muy profunda que parece surgida de las entrañas de las cavernas, empieza un discurso que no es ni valenciano, ni castellano, ni catalán ni nada de nada… Es el “Rités” un idioma propio y novedoso.

La cuestión es: ¿se equivocó?¿lo hizo queriendo, para demostrar a todos los falleros que ya empezaban a ir cocidos por la mistela (bebida dulce valenciana), que el valenciano es totalmente diferente al catalán?¿será que la alcaldesa de Valencia no tiene la más mínima noción de valenciano (como muchos en Valencia)?

Que alguien hable en castellano, valenciano, catalán o inglés, siempre que sirva para entendernos es lo de menos. Pero lo mínimo que deberíamos exigir a un dirigente es que, cuando lo haga, lo haga bien.

Recuerdo yo que en la fenecida Televisión Valenciana de Canal 9 hubo una presentadora que no era de nuestra Comunitat, que solo hablaba castellano, que tenía un tipazo escultural (y se aprovechaba de ello), le llaman María Abradelo. Pues bien esta chica empezó a hablar en valenciano en la tele soltando bastantes “espardenyaes” (zapatillazos) al valenciano, pero acabó hablando perfectamente y me atrevería a decir que mucho más y mejor que los que tenemos el valenciano como lengua materna.

Pero ¿podemos pretender defender unas señas de identidad valenciana sin poder improvisar un pequeño discurso en valenciano? Esa es la cuestión de fondo: el desprecio que tienen y han tenido algunos y algunas por la lengua materna de muchos valencianos y cómo nos están intentando inocular de nuevo el debate entre si vamos a acabar siendo catalanes o no. Cuando este es un debate que ha sido superado hace muchos años.

Desesperadicos están con las encuestas electorales y, como diría Rita desde las emblemáticas Torres de Serrano: “Dejeim que vengan les elecsions” (Dejemos que vengan las elecciones, en lengua Riteña)

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