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Vergonzoso adiós a la vara de mando

El caloret de Na Rita

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No es la primera vez que Rita Barberá, alcaldesa de València desde hace más de veinte años, me hace sentir vergüenza ajena y pena por los ciudadanos de la ciudad que me vio nacer y que este verano hará 24 años que sufren, porque la mayoría de ellos así lo ha querido, la afrenta de tener al frente del consistorio del “cap i casal” a una impresentable, no sólo por la política de su partido sino también por su carácter personal, insufrible, orgulloso, chabacano, esperpéntico, despreciativo y hasta hortera si mucho me apuran. A ella le hubiera gustado ser hasta el muerto en el entierro de tanto cómo le encanta aparecer en las fotos de bodas, bautizos y procesiones. Se han hecho famosos sus trajes, rojo para las fiestas y negro, con collar de perlas, para ir tras la Virgen patrona de la ciudad en la procesión anual del mes de Mayo.

Este domingo vestía de negro y su cuello se adornaba con perlas, el traje de las grandes ocasiones, de las festividades de guardar, y es que la ocasión lo requería. Ni más ni menos, desde un postizo entarimado sito a las puertas de las Torres de Serranos, iba a tener lugar “la crida” el acto que da el pistoletazo de salida a las festividades falleras, unas fiestas en las que la popular alcaldesa Barberá siempre ha disfrutado del olor a multitudes, que es una de las cosas que más parece encantarle. Junto a ella las dos Falleras Mayores de la ciudad acompañadas de sus cortes de honor y los próceres de la Junta Central Fallera, organismo creado por el Ayuntamiento después de la Guerra Civil para controlar las Comisiones falleras.

En realidad la protagonista del acto tenía que ser Estefanía, la Fallera Mayor pero a la veterana alcaldesa de València se le cruzaron los cables y comenzó el acto desbarrando, no se la veía muy bien y en algunos momento, ante tanta repetición de “el caloret” me temí lo peor y pensé que un extraño virus estaba atacando a la señora Barberá. Pero no, el único virus que, durante su parlamento, la atacó fue su furibundo odio a la lengua de los valencianos, nacida en València y con más de veinte años al frente de la Alcaldía ha sido incapaz de aprender el valenciano, precisamente la lengua en la que las fallas se mueven, aunque acerca de este tema también habría mucho que hablar. Micrófono en mano, con ese aire de mala leche que luce alguna que otra vez, se lanzó a desbarrar a diestro y siniestro, las palabras se quedaban enganchadas en su boca y como un mantra repetía lo de “el caloret” sin saber por dónde seguir su precaria y vergonzosa perorata dirigida a los falleros y al mundo en general.

El discurso de Rita Barberá estuvo lleno de desprecio hacia el mundo fallero y los valencianos en general, pareció una burla de la fiesta por antonomasia de los valencianos, fue esperpéntico y sin ninguna gracia y, especialmente, demostró que durante tantos y tantos años los valencianos han tenido una alcaldesa a la que sus conciudadanos y su ciudad le importaban un pito. Como esos pitos que, tímidamente, se dejaron oír durante las balbuceantes palabras de una autoridad que, tal vez, sabiendo que esta podía ser la última vez en la que tuviera protagonismo durante “la Crida” ha querido ser la auténtica protagonista y, a fe que lo ha conseguido. Una vez más alguien del PP consigue que por todas partes se hable de València, y una vez más como siempre pasa con el PP desde hace más de veinte años consiguen poner el nombre de nuestra ciudad en el top ten de la vergüenza.

No es la primera vez que Rita Barberá da que hablar con sus actuaciones un poco pasadas de rosca. Hace unos años, una semana fallera, andaba gritando “pólvora para todos, y para los niños también” en una clara muestra de incompetencia, en otras fallas o ese mismo año se la vio lanzando petardos sin mirar si podía o no lastimar a alguien, y es que hay actos a los que no se debe acudir si no se tiene la mente clara.

Cuando estoy terminando el artículo me llega la noticia de que la alcaldesa ha pedido perdón. No, señora alcaldesa, yo no la perdono, y espero que miles de valencianos tampoco lo hagan, su solicitud llega tarde, han sido muchos, demasiados los años que ha estado gobernando la ciudad como si se tratara de su cortijo particular y espero que dentro de unos meses le llegue la hora del adiós. Los ciudadanos de València tienen la llave para enviarla a casa, espero que lo hagan y quienes durante años la han venido aupando con sus votos al sillón de la Alcaldía recapaciten, hagan examen de conciencia y reconozcan que gracias a ellos usted ha podido ofender a las Fallas y a sus conciudadanos.

El caloret de Na Rita

Vergonzoso adiós a la vara de mando
Rafa Esteve-Casanova
martes, 24 de febrero de 2015, 08:09 h (CET)
No es la primera vez que Rita Barberá, alcaldesa de València desde hace más de veinte años, me hace sentir vergüenza ajena y pena por los ciudadanos de la ciudad que me vio nacer y que este verano hará 24 años que sufren, porque la mayoría de ellos así lo ha querido, la afrenta de tener al frente del consistorio del “cap i casal” a una impresentable, no sólo por la política de su partido sino también por su carácter personal, insufrible, orgulloso, chabacano, esperpéntico, despreciativo y hasta hortera si mucho me apuran. A ella le hubiera gustado ser hasta el muerto en el entierro de tanto cómo le encanta aparecer en las fotos de bodas, bautizos y procesiones. Se han hecho famosos sus trajes, rojo para las fiestas y negro, con collar de perlas, para ir tras la Virgen patrona de la ciudad en la procesión anual del mes de Mayo.

Este domingo vestía de negro y su cuello se adornaba con perlas, el traje de las grandes ocasiones, de las festividades de guardar, y es que la ocasión lo requería. Ni más ni menos, desde un postizo entarimado sito a las puertas de las Torres de Serranos, iba a tener lugar “la crida” el acto que da el pistoletazo de salida a las festividades falleras, unas fiestas en las que la popular alcaldesa Barberá siempre ha disfrutado del olor a multitudes, que es una de las cosas que más parece encantarle. Junto a ella las dos Falleras Mayores de la ciudad acompañadas de sus cortes de honor y los próceres de la Junta Central Fallera, organismo creado por el Ayuntamiento después de la Guerra Civil para controlar las Comisiones falleras.

En realidad la protagonista del acto tenía que ser Estefanía, la Fallera Mayor pero a la veterana alcaldesa de València se le cruzaron los cables y comenzó el acto desbarrando, no se la veía muy bien y en algunos momento, ante tanta repetición de “el caloret” me temí lo peor y pensé que un extraño virus estaba atacando a la señora Barberá. Pero no, el único virus que, durante su parlamento, la atacó fue su furibundo odio a la lengua de los valencianos, nacida en València y con más de veinte años al frente de la Alcaldía ha sido incapaz de aprender el valenciano, precisamente la lengua en la que las fallas se mueven, aunque acerca de este tema también habría mucho que hablar. Micrófono en mano, con ese aire de mala leche que luce alguna que otra vez, se lanzó a desbarrar a diestro y siniestro, las palabras se quedaban enganchadas en su boca y como un mantra repetía lo de “el caloret” sin saber por dónde seguir su precaria y vergonzosa perorata dirigida a los falleros y al mundo en general.

El discurso de Rita Barberá estuvo lleno de desprecio hacia el mundo fallero y los valencianos en general, pareció una burla de la fiesta por antonomasia de los valencianos, fue esperpéntico y sin ninguna gracia y, especialmente, demostró que durante tantos y tantos años los valencianos han tenido una alcaldesa a la que sus conciudadanos y su ciudad le importaban un pito. Como esos pitos que, tímidamente, se dejaron oír durante las balbuceantes palabras de una autoridad que, tal vez, sabiendo que esta podía ser la última vez en la que tuviera protagonismo durante “la Crida” ha querido ser la auténtica protagonista y, a fe que lo ha conseguido. Una vez más alguien del PP consigue que por todas partes se hable de València, y una vez más como siempre pasa con el PP desde hace más de veinte años consiguen poner el nombre de nuestra ciudad en el top ten de la vergüenza.

No es la primera vez que Rita Barberá da que hablar con sus actuaciones un poco pasadas de rosca. Hace unos años, una semana fallera, andaba gritando “pólvora para todos, y para los niños también” en una clara muestra de incompetencia, en otras fallas o ese mismo año se la vio lanzando petardos sin mirar si podía o no lastimar a alguien, y es que hay actos a los que no se debe acudir si no se tiene la mente clara.

Cuando estoy terminando el artículo me llega la noticia de que la alcaldesa ha pedido perdón. No, señora alcaldesa, yo no la perdono, y espero que miles de valencianos tampoco lo hagan, su solicitud llega tarde, han sido muchos, demasiados los años que ha estado gobernando la ciudad como si se tratara de su cortijo particular y espero que dentro de unos meses le llegue la hora del adiós. Los ciudadanos de València tienen la llave para enviarla a casa, espero que lo hagan y quienes durante años la han venido aupando con sus votos al sillón de la Alcaldía recapaciten, hagan examen de conciencia y reconozcan que gracias a ellos usted ha podido ofender a las Fallas y a sus conciudadanos.

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