Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cesta de Dulcinea

Caretas y máscaras

|

Estamos en Carnaval, todo el mundo lo sabe y algunos o muchos lo celebran. Si hay lugares donde las gentes se disfrazan, modifican su identidad, porque eso les anima y divierte, es en los lugares donde el Carnaval se ha hecho fuerte, se ha hecho desfile, se ha hecho premio, se ha hecho chirigota o se ha hecho fiesta. Todos saben cuáles son esos lugares, la fama les delata. Hace unos días en Miguelturra, cuna de máscaras y caretas, muchos jóvenes no todos de la localidad, se citaban para lo que era una especie de botellón disfrazado de botella locuaz, llena y divertida, con abundante vestuario de color, pero con poca máscara. Un personaje, no se sabe si mujer u hombre transformado de cabeza a los pies, modificaba su voz en la calle frente a una pareja, bien podrían ser amigos. En Carnaval, el misterio de quién es esa persona que hay enfrente es lo que importa, ¿quién es ella?, sabe mucho de mí y además es graciosa, pero no acierto adivinar, tal cual va de escondido y cambiado. Mañana quizá salgamos de la duda cuando lo veamos en la panadería. Muy buen actor o actriz la mascarita.

Así, como debe ser, con voz distorsionada y femenina, tipo grillo, para confundir a los demás, y es que hay mucha gente confundida que se deja engañar; muchas preguntas con la frase de ¿a que no me conoces?, el gritico despista y el antifaz con la tela debajo descoloca el rostro. Así fueron las máscaras artesanas y aseadas, no guarronas, de mi infancia. Todavía hay lugares auténticos donde se puede ver esto, pero ya son los menos.

Ahora se lleva más lo de la máscara nacional, aparecen por miles con su máscara a cuestas a modo de imputado. Y los jueces con su disfraz o atuendo de puñetas y toga, y las juezas, muy bien vestidas ellas y elegantes, tirando de maleta, porque no puedes fiarte de que en un momento dado alguien te haga perder un documento importante, un papel o un archivo, porque se pierden, que sirva para desenmascarar a alguna persona que merece dejar de pasear con orgullo de poderoso. Ellos, los jueces, sin más careta, son los que dan bien la cara.

Está claro que a la gente le gusta disfrazarse, hacer mofa de todo personajillo nacional viviente; eso será siempre gracioso, qué otro remedio queda cuando la reacción ante el robo de los hipócritas ya no sostiene rabias ni consuelos ante tanta denuncia o querella para un país pequeño como el nuestro. Entonces, ¿qué nos queda? Reímos por no llorar, mientras los disfrazados del soborno o imitados ríen también quizá para sus adentros. Artistas en la cárcel: buena troupe para carnaval. Político entre rejas: buen personaje para las Fallas o el esperpento. Héroes caídos, donde antes todos ponían para salvarles su mano al fuego, ahora son personajes patraña, personas que pierden la dignidad a medida que avanza el Carnaval o la Cuaresma. La toga y las puñetas contra lo inconveniente del disfraz. Ojalá podamos decir de forma transparente: ahora sí te conozco. Esa es la verdadera careta. Es la que queda.

Caretas y máscaras

Nieves Fernández
sábado, 21 de febrero de 2015, 10:20 h (CET)
Estamos en Carnaval, todo el mundo lo sabe y algunos o muchos lo celebran. Si hay lugares donde las gentes se disfrazan, modifican su identidad, porque eso les anima y divierte, es en los lugares donde el Carnaval se ha hecho fuerte, se ha hecho desfile, se ha hecho premio, se ha hecho chirigota o se ha hecho fiesta. Todos saben cuáles son esos lugares, la fama les delata. Hace unos días en Miguelturra, cuna de máscaras y caretas, muchos jóvenes no todos de la localidad, se citaban para lo que era una especie de botellón disfrazado de botella locuaz, llena y divertida, con abundante vestuario de color, pero con poca máscara. Un personaje, no se sabe si mujer u hombre transformado de cabeza a los pies, modificaba su voz en la calle frente a una pareja, bien podrían ser amigos. En Carnaval, el misterio de quién es esa persona que hay enfrente es lo que importa, ¿quién es ella?, sabe mucho de mí y además es graciosa, pero no acierto adivinar, tal cual va de escondido y cambiado. Mañana quizá salgamos de la duda cuando lo veamos en la panadería. Muy buen actor o actriz la mascarita.

Así, como debe ser, con voz distorsionada y femenina, tipo grillo, para confundir a los demás, y es que hay mucha gente confundida que se deja engañar; muchas preguntas con la frase de ¿a que no me conoces?, el gritico despista y el antifaz con la tela debajo descoloca el rostro. Así fueron las máscaras artesanas y aseadas, no guarronas, de mi infancia. Todavía hay lugares auténticos donde se puede ver esto, pero ya son los menos.

Ahora se lleva más lo de la máscara nacional, aparecen por miles con su máscara a cuestas a modo de imputado. Y los jueces con su disfraz o atuendo de puñetas y toga, y las juezas, muy bien vestidas ellas y elegantes, tirando de maleta, porque no puedes fiarte de que en un momento dado alguien te haga perder un documento importante, un papel o un archivo, porque se pierden, que sirva para desenmascarar a alguna persona que merece dejar de pasear con orgullo de poderoso. Ellos, los jueces, sin más careta, son los que dan bien la cara.

Está claro que a la gente le gusta disfrazarse, hacer mofa de todo personajillo nacional viviente; eso será siempre gracioso, qué otro remedio queda cuando la reacción ante el robo de los hipócritas ya no sostiene rabias ni consuelos ante tanta denuncia o querella para un país pequeño como el nuestro. Entonces, ¿qué nos queda? Reímos por no llorar, mientras los disfrazados del soborno o imitados ríen también quizá para sus adentros. Artistas en la cárcel: buena troupe para carnaval. Político entre rejas: buen personaje para las Fallas o el esperpento. Héroes caídos, donde antes todos ponían para salvarles su mano al fuego, ahora son personajes patraña, personas que pierden la dignidad a medida que avanza el Carnaval o la Cuaresma. La toga y las puñetas contra lo inconveniente del disfraz. Ojalá podamos decir de forma transparente: ahora sí te conozco. Esa es la verdadera careta. Es la que queda.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto