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Antonio Valencia

El timo de las Federaciones

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En el momento de escribir estas líneas no tengo constancia de que haya habido reacciones por parte del Atlético de Madrid a la noticia de la lesión de Fernando Torres, que deja en el aire su concurso para los dos encuentros finales de la Liga 2006-07, en los que su club se juega su acceso a la Copa de la UEFA.

Estamos ante un ejemplo palmario del dilema clubes-selecciones: los clubes (que son los que pagan) ceden a sus jugadores a las respectivas federaciones; si al jugador le pasa algo cabe suponer que la Federación debería hacerse cargo del sueldo del lesionado durante los días que cause baja. Eso sería lo mínimo exigible, porque el club también podría reclamar por los perjuicios que le cause que ese jugador no participe en las competiciones domésticas.

Esto sería lo normal. Pero estamos en el fútbol, y aquí el mero hecho de que las Federaciones contratasen seguros para estas contingencias era algo no sólo novedoso, sino que además atentaba contra el "buen orden" deportivo, que no es otra cosa que el orden establecido allá cuando los jugadores eran amateurs.

Y ya no digamos nada de los clubes. Si alguno de ellos osa vetar a un jugador su convocatoria a la selección, era etiquetado poco menos que de "traidoe". Para evitarlo, la FIFA fue directa al grano: se sanciona al club que no permita a un jugador ir con su selección si es convocado. O sea, que no sólo se lo lleva, sino que si vuelve con daños no se hacen cargo de ellos, o sólo de una parte si se encuentran generosos. A eso el Código Penal lo llama "secuestro" (sobre todo cuando pensamos en determinados amistosos); para el Código del Fútbol es lo normal; peor aún, es lo lógico.

Por eso me sorprende que el Atlético no brame contra la Federación ante esta situación. Bueno, pensándolo fríamente, no me sorprende tanto. Al final, la Federación es la que controla a los árbitros y el Atlético se juega su objetivo en Liga. A+B=C. C de callada.

El timo de las Federaciones

Antonio Valencia
Antonio Valencia
domingo, 3 de junio de 2007, 08:24 h (CET)
En el momento de escribir estas líneas no tengo constancia de que haya habido reacciones por parte del Atlético de Madrid a la noticia de la lesión de Fernando Torres, que deja en el aire su concurso para los dos encuentros finales de la Liga 2006-07, en los que su club se juega su acceso a la Copa de la UEFA.

Estamos ante un ejemplo palmario del dilema clubes-selecciones: los clubes (que son los que pagan) ceden a sus jugadores a las respectivas federaciones; si al jugador le pasa algo cabe suponer que la Federación debería hacerse cargo del sueldo del lesionado durante los días que cause baja. Eso sería lo mínimo exigible, porque el club también podría reclamar por los perjuicios que le cause que ese jugador no participe en las competiciones domésticas.

Esto sería lo normal. Pero estamos en el fútbol, y aquí el mero hecho de que las Federaciones contratasen seguros para estas contingencias era algo no sólo novedoso, sino que además atentaba contra el "buen orden" deportivo, que no es otra cosa que el orden establecido allá cuando los jugadores eran amateurs.

Y ya no digamos nada de los clubes. Si alguno de ellos osa vetar a un jugador su convocatoria a la selección, era etiquetado poco menos que de "traidoe". Para evitarlo, la FIFA fue directa al grano: se sanciona al club que no permita a un jugador ir con su selección si es convocado. O sea, que no sólo se lo lleva, sino que si vuelve con daños no se hacen cargo de ellos, o sólo de una parte si se encuentran generosos. A eso el Código Penal lo llama "secuestro" (sobre todo cuando pensamos en determinados amistosos); para el Código del Fútbol es lo normal; peor aún, es lo lógico.

Por eso me sorprende que el Atlético no brame contra la Federación ante esta situación. Bueno, pensándolo fríamente, no me sorprende tanto. Al final, la Federación es la que controla a los árbitros y el Atlético se juega su objetivo en Liga. A+B=C. C de callada.

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