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Juan María Leiva

Cuestión de altura

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Las críticas a la decisión de la FIFA de no autorizar partidos de fútbol oficiales en grandes altitudes no se han hecho esperar. Desde buena parte de Sudamérica han llovido las quejas por semejante imposición. Países como Bolivia, Colombia, Ecuador o Perú han sufrido un serio revés, ya que tradicionalmente utilizaban como sede de los combinados nacionales estadios que superaban los 2.500 metros, baremo escogido por la FIFA como medida para la prohibición.

Y es que el debate estaba abierto desde hacía ya bastante tiempo. En todas las fases clasificatorias sudamericanas o incluso en la Copa Libertadores, muchos equipos se quejaban e incluso se negaban a jugar en campos como el de La Paz o el de Quito, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Era una tremenda desventaja para aquellos combinados que no estaban acostumbrados a estas condiciones.

Al final se ha prohibido. Pero la pregunta es: ¿por qué razón? La única lógica y la que argumenta la asociación presidida por el señor Blatter es la médica. Pero por esta misma advertencia no debería poder realizarse ninguna otra actividad física en esas circunstancias. ¿Entenderíamos deportes como el montañismo o el ciclismo sin estas adversidades?

Pero ya no es sólo eso. Deberíamos empezar a tomar medidas sobre otras características como la climatología. Partidos de Copa de Europa en los países del este donde en invierno se baja de cero grados, ¿también podrían ser prohibidos?

La crítica hacia esta impopular medida no se fundamenta en la intención, que seguro ha sido la de proteger la salud de los deportistas, sino en su vertiente discriminatoria. Los países no deciden su geografía, es la que es, y contra eso nada se puede hacer.

El fútbol debe su grandeza a la universalidad con la que se ha propagado y el esfuerzo de todos debe ir dirigido a extender su práctica, y no restringirla. Existen países en Asia donde no disponen de terrenos de juego bajo las directrices permitidas. ¿Se prohibirá el llamado ‘deporte rey’ allí? ¡En buen lío se ha ido a meter la FIFA!

Cuestión de altura

Juan María Leiva
Juan María Leiva
miércoles, 30 de mayo de 2007, 22:31 h (CET)
Las críticas a la decisión de la FIFA de no autorizar partidos de fútbol oficiales en grandes altitudes no se han hecho esperar. Desde buena parte de Sudamérica han llovido las quejas por semejante imposición. Países como Bolivia, Colombia, Ecuador o Perú han sufrido un serio revés, ya que tradicionalmente utilizaban como sede de los combinados nacionales estadios que superaban los 2.500 metros, baremo escogido por la FIFA como medida para la prohibición.

Y es que el debate estaba abierto desde hacía ya bastante tiempo. En todas las fases clasificatorias sudamericanas o incluso en la Copa Libertadores, muchos equipos se quejaban e incluso se negaban a jugar en campos como el de La Paz o el de Quito, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Era una tremenda desventaja para aquellos combinados que no estaban acostumbrados a estas condiciones.

Al final se ha prohibido. Pero la pregunta es: ¿por qué razón? La única lógica y la que argumenta la asociación presidida por el señor Blatter es la médica. Pero por esta misma advertencia no debería poder realizarse ninguna otra actividad física en esas circunstancias. ¿Entenderíamos deportes como el montañismo o el ciclismo sin estas adversidades?

Pero ya no es sólo eso. Deberíamos empezar a tomar medidas sobre otras características como la climatología. Partidos de Copa de Europa en los países del este donde en invierno se baja de cero grados, ¿también podrían ser prohibidos?

La crítica hacia esta impopular medida no se fundamenta en la intención, que seguro ha sido la de proteger la salud de los deportistas, sino en su vertiente discriminatoria. Los países no deciden su geografía, es la que es, y contra eso nada se puede hacer.

El fútbol debe su grandeza a la universalidad con la que se ha propagado y el esfuerzo de todos debe ir dirigido a extender su práctica, y no restringirla. Existen países en Asia donde no disponen de terrenos de juego bajo las directrices permitidas. ¿Se prohibirá el llamado ‘deporte rey’ allí? ¡En buen lío se ha ido a meter la FIFA!

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