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Enfado con el CIS

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El Centro de Investigaciones Sociológicas, lugar en el que el arribafirmante trabajó y permaneció durante 2013, ha vuelto a dar de qué hablar. Las últimas encuestas parecen que no han gustado a muchos, principalmente a los votantes del PSOE que pasa a ser tercera fuerza por detrás de PP y Podemos. Al respecto, se ha hablado de “cocina” y de las típicas críticas con las que se tildan a las encuestas. No obstante, esta crítica en la mayoría de las ocasiones viene fundada por el desconocimiento de elaboración de una encuesta, la selección de la muestra y el análisis de los datos. Por ello, es adecuado alumbrar algo de luz al proceso de producción de estos suculentos aportes de información en años de agitación electoral como el que se presenta.

La elaboración de la encuesta representa un proceso que incluye el diseño, formulación de las preguntas y disposición de las mismas. Al respecto, la mayoría de las preguntas del CIS se han mantenido con la misma formulación a lo largo de más de tres décadas. Por eso, es posible obtener series o muestras gráficas de la evolución de los datos de una misma pregunta a lo largo del tiempo. Desde el momento en que se formuló por primera vez hasta la última que se ha realizado al respecto. Todo ello, resultado del trabajo de departamento de Banco de Datos. Por lo que, difícilmente se puede hablar de “cocina” en la fase de diseño y elaboración de la encuesta. Lo mismo pasa con el ámbito de la muestra, que sigue unos protocolos y unos patrones que se han mantenido constantes a lo largo del tiempo.

Por último, la fase de análisis de resultados es dónde se suelen general las discrepancias. Cuando se construyen las previsiones electorales a partir de datos como ubicación ideológica, recuerdo de voto o intención directa de voto, se elaboran varias decenas de modelos predictivos por parte del personal técnico. Por otro lado, para los profanos en el mundo de las encuestas, estos modelos suelen ser secretos celosamente guardados, de la misma forma que se protege la patente de un software o de un motor de automóvil. Si bien, con una escasa protección jurídica, ya que no existe legislación para protegerlo mediante un sistema de patente. Además, estos modelos suelen ser el producto de un trabajo técnico y elaborado por profesionales del sector con décadas de experiencia a sus espaldas. Ahora bien, son un reducido grupo de personas los que seleccionan el modelo que más se ajusta a la realidad entre todos los disponibles. Y es en esta última fase dónde se produce la supuesta “cocina” que obviamente todos los gobiernos intentan aprovechar para favorecer a su partido.

En definitiva, la cocina es algo que no afecta a las fases de diseño, muestreo, realización ni análisis de los datos en una encuesta electoral. Al contrario, la cocina está en la selección del modelo predictivo que se selecciona a partir de dichos datos y en el equipo de sujetos que participan en dicha decisión. Todo lo demás, queda en el ámbito de la crítica barata.

Enfado con el CIS

Francisco Collado Campana
miércoles, 11 de febrero de 2015, 08:03 h (CET)
El Centro de Investigaciones Sociológicas, lugar en el que el arribafirmante trabajó y permaneció durante 2013, ha vuelto a dar de qué hablar. Las últimas encuestas parecen que no han gustado a muchos, principalmente a los votantes del PSOE que pasa a ser tercera fuerza por detrás de PP y Podemos. Al respecto, se ha hablado de “cocina” y de las típicas críticas con las que se tildan a las encuestas. No obstante, esta crítica en la mayoría de las ocasiones viene fundada por el desconocimiento de elaboración de una encuesta, la selección de la muestra y el análisis de los datos. Por ello, es adecuado alumbrar algo de luz al proceso de producción de estos suculentos aportes de información en años de agitación electoral como el que se presenta.

La elaboración de la encuesta representa un proceso que incluye el diseño, formulación de las preguntas y disposición de las mismas. Al respecto, la mayoría de las preguntas del CIS se han mantenido con la misma formulación a lo largo de más de tres décadas. Por eso, es posible obtener series o muestras gráficas de la evolución de los datos de una misma pregunta a lo largo del tiempo. Desde el momento en que se formuló por primera vez hasta la última que se ha realizado al respecto. Todo ello, resultado del trabajo de departamento de Banco de Datos. Por lo que, difícilmente se puede hablar de “cocina” en la fase de diseño y elaboración de la encuesta. Lo mismo pasa con el ámbito de la muestra, que sigue unos protocolos y unos patrones que se han mantenido constantes a lo largo del tiempo.

Por último, la fase de análisis de resultados es dónde se suelen general las discrepancias. Cuando se construyen las previsiones electorales a partir de datos como ubicación ideológica, recuerdo de voto o intención directa de voto, se elaboran varias decenas de modelos predictivos por parte del personal técnico. Por otro lado, para los profanos en el mundo de las encuestas, estos modelos suelen ser secretos celosamente guardados, de la misma forma que se protege la patente de un software o de un motor de automóvil. Si bien, con una escasa protección jurídica, ya que no existe legislación para protegerlo mediante un sistema de patente. Además, estos modelos suelen ser el producto de un trabajo técnico y elaborado por profesionales del sector con décadas de experiencia a sus espaldas. Ahora bien, son un reducido grupo de personas los que seleccionan el modelo que más se ajusta a la realidad entre todos los disponibles. Y es en esta última fase dónde se produce la supuesta “cocina” que obviamente todos los gobiernos intentan aprovechar para favorecer a su partido.

En definitiva, la cocina es algo que no afecta a las fases de diseño, muestreo, realización ni análisis de los datos en una encuesta electoral. Al contrario, la cocina está en la selección del modelo predictivo que se selecciona a partir de dichos datos y en el equipo de sujetos que participan en dicha decisión. Todo lo demás, queda en el ámbito de la crítica barata.

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