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La crisis de ansiedad

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En muchas ocasiones cuando te pones cara a cara con una persona y te narra como su vida va cambiando en función de un vivencia psicológica, que el miedo comienza a apoderarse de ella, te planteas la importancia de la gestión personal y sobre todo e papel que juega un buen proceso educativo en las personas donde se den las estrategias adecuadas para responder a las verdaderas dificultades de la vida, las que sin querer te pueden dejar kao y variar tu vida en muchos sentidos, como es la gestión del miedo.

Una de tantas historias podría comenzar de esta manera: estaba tranquilamente en casa jugando con mi hija cuando comencé a tener una sensación extraña en mi pecho, me estaba agobiando, no sé pero sentía como si me fuese a asfixiar. Realmente fue muy desagradable, es como quien tiene una pelota en el estómago, me sudaron las manos, el corazón se aceleró y pensaba que me iba a dar un infarto. Después de unos minutos donde incluso no sabía muy bien donde estaba, me dieron unas ganas de llorar que no pude contener. Desde entonces tengo un miedo atroz a que esto vuelva a suceder.

El relato anterior hace referencia a uno de los muchos problemas ocasionado por la ansiedad, lo que se conoce como un "ataque de pánico" o "una crisis de ansiedad", se da en un 10% de la población.

Las crisis de ansiedad o ataques de pánico, ya solo el nombre nos deja un poco a la espera de definirlos, pues amiga y amigo, son momentos de angustia que le vienen a una persona de manera súbita, que se nos puede presentar de diferentes maneras: palpitaciones intensas, convirtiéndose en taquicardia generalmente, aumento de la sudoración, siendo importante la aparición de esta sudoración en las manos principalmente, una sensación de ahogo, de no poder respirar con facilidad, lo que aumenta la sensación de miedo, incrementando aún más el ritmo cardiaco. Puede aparecer un desagradable dolor en el pecho, lo que hace que lo confundamos en muchas ocasiones con un problema cardiaco, puede aparecer dolor abdominal incluso aparejado a mareos y nauseas en ocasiones, también podremos encontrarnos con sensaciones o temblores, puede aparecer una sensación inminente de muerte, que nos asusta, generando en nosotros una vez superada la crisis un estado de alerta y búsqueda de sintomatología asociada para intentar descubrir una futura crisis.

Este tipo de respuestas de ansiedad es genética y desadaptada, entendemos o percibimos peligros, miedos o amenazas inmediatas. Lo que hace que nos estresemos y también generemos respuestas de ansiedad muy intensas.

Ante esta situación debemos de aprender a gestionar adecuadamente nuestras respuestas, aprendiendo a reconducirlas y adaptarlas a situaciones donde asumamos el control de las mismas. Es importante realizar cambios en nuestras pautas vitales, que nos permitan dar salida a nuestra ansiedad y potenciar la liberación de endorfinas y la potenciación de otras sustancias que potencien nuestro bienestar, para ello debemos de potenciar el ejercicio físico, los paseos. En la misma línea debes de intentar vivir más desde el saboreo de experiencias vitales, es decir, poniendo la atención en tu hoy-ahora, e incluso te vendría bien poner en práctica algún ejercicio de respiración o alguna técnica que te ayude a tomar conciencia de tus niveles de ansiedad y como bajarlos desde tu experiencia diaria poder reajustarlos.

La crisis de ansiedad

José J. Rivero
domingo, 8 de febrero de 2015, 11:15 h (CET)
En muchas ocasiones cuando te pones cara a cara con una persona y te narra como su vida va cambiando en función de un vivencia psicológica, que el miedo comienza a apoderarse de ella, te planteas la importancia de la gestión personal y sobre todo e papel que juega un buen proceso educativo en las personas donde se den las estrategias adecuadas para responder a las verdaderas dificultades de la vida, las que sin querer te pueden dejar kao y variar tu vida en muchos sentidos, como es la gestión del miedo.

Una de tantas historias podría comenzar de esta manera: estaba tranquilamente en casa jugando con mi hija cuando comencé a tener una sensación extraña en mi pecho, me estaba agobiando, no sé pero sentía como si me fuese a asfixiar. Realmente fue muy desagradable, es como quien tiene una pelota en el estómago, me sudaron las manos, el corazón se aceleró y pensaba que me iba a dar un infarto. Después de unos minutos donde incluso no sabía muy bien donde estaba, me dieron unas ganas de llorar que no pude contener. Desde entonces tengo un miedo atroz a que esto vuelva a suceder.

El relato anterior hace referencia a uno de los muchos problemas ocasionado por la ansiedad, lo que se conoce como un "ataque de pánico" o "una crisis de ansiedad", se da en un 10% de la población.

Las crisis de ansiedad o ataques de pánico, ya solo el nombre nos deja un poco a la espera de definirlos, pues amiga y amigo, son momentos de angustia que le vienen a una persona de manera súbita, que se nos puede presentar de diferentes maneras: palpitaciones intensas, convirtiéndose en taquicardia generalmente, aumento de la sudoración, siendo importante la aparición de esta sudoración en las manos principalmente, una sensación de ahogo, de no poder respirar con facilidad, lo que aumenta la sensación de miedo, incrementando aún más el ritmo cardiaco. Puede aparecer un desagradable dolor en el pecho, lo que hace que lo confundamos en muchas ocasiones con un problema cardiaco, puede aparecer dolor abdominal incluso aparejado a mareos y nauseas en ocasiones, también podremos encontrarnos con sensaciones o temblores, puede aparecer una sensación inminente de muerte, que nos asusta, generando en nosotros una vez superada la crisis un estado de alerta y búsqueda de sintomatología asociada para intentar descubrir una futura crisis.

Este tipo de respuestas de ansiedad es genética y desadaptada, entendemos o percibimos peligros, miedos o amenazas inmediatas. Lo que hace que nos estresemos y también generemos respuestas de ansiedad muy intensas.

Ante esta situación debemos de aprender a gestionar adecuadamente nuestras respuestas, aprendiendo a reconducirlas y adaptarlas a situaciones donde asumamos el control de las mismas. Es importante realizar cambios en nuestras pautas vitales, que nos permitan dar salida a nuestra ansiedad y potenciar la liberación de endorfinas y la potenciación de otras sustancias que potencien nuestro bienestar, para ello debemos de potenciar el ejercicio físico, los paseos. En la misma línea debes de intentar vivir más desde el saboreo de experiencias vitales, es decir, poniendo la atención en tu hoy-ahora, e incluso te vendría bien poner en práctica algún ejercicio de respiración o alguna técnica que te ayude a tomar conciencia de tus niveles de ansiedad y como bajarlos desde tu experiencia diaria poder reajustarlos.

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