A uno ya le empiezan a cansar las monsergas de los maletines a estas alturas de la liga, por arriba, por abajo y hasta por los costados. De su existencia, parece que nadie duda; ahora bien, nadie los ha visto aún.

El clásico es el maletín por ganar, que a la mayoría le parece bien, pues supone un plus de premio por lograr algo lícito y para lo que ya se le paga al jugador, ok. Los claramente inmorales y desde luego ilegales, son los que se dan por dejarse ganar. Hasta ahí podemos estar más o menos de acuerdo.

Pero lo que a uno le molesta es las sospechas que permanentemente se lanzan de manera interesada desde uno u otro punto de nuestra latitud, eludiendo su propia responsabilidad y el mínimo de rigor exigible a un profesional. Tirando la piedra y escondiendo la mano.
Me estoy acordando ahora mismo de la velada crítica hace unos días de Albelda a los equipos vascos en los finales de liga donde alguno se jugaba algo. Según él, cuando esto pasaba el otro equipo en cuestión regala los puntos una vez sí y otra también. En una de ellas su entonces Villarreal se jugaba la vida y acabó en el hoyo, lo cual recuerda el valenciano.

No seré yo quien niegue que episodios de estos se hayan podido dar, pero David… escasa memoria demostramos, o al menos selectiva. ¿No recuerdas cuando en la última jornada de hará 7 u 8 años el Alavés de Mané fue a San Mamés con el Athletic no jugándose nada y una plaza europea en juego entre Alavés y Valencia?
Bien, refresquemos la memoria; el Athletic se impuso con claridad a un flojo Alavés y el billete europeo voló a Valencia. Después, claro, nadie dice nada ni pide perdón por las sospechas y calumnias previas.

Qué decir de las constantes alusiones de los rivales del Athletic cuando éste disputa una semifinal de Copa, p.ej. (léase Betis el año pasado) o se juega la vida (léase Quique S.Flores, Abel, este año) en relación a los presuntos favores arbitrales que recibe el club bilbaíno gracias al presidente Villar, exjugador del club.
Cuando se revelan inexistentes, por supuesto, nadie se desdice ni corrige, ¿para qué?

Calumnia, que algo queda.