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Adrián Candal

El rey de Escocia

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En estos días de resaca, de celebraciones por todo lo alto, de veneraciones a las vírgenes del lugar, el Sevilla saborea su segunda Copa de la UEFA consecutiva. Pero no se puede olvidar, que el gran héroe no ha sido ni Kanouté, ni Dani Alves, ni Jesús Navas. Andrés Palop es el que merece llevarse a su casa sevillana la mitad de la copa, o quizás toda ella. El guardameta del club andaluz fue el protagonista absoluto de la finalísima española de Glasgow.

Cuando llega una tanda de penaltis como la del pasado miércoles, se hace realidad el dicho que señala que tienen más que ganar los porteros que los lanzadores. Palop, como quizás estaba previsto, no decepcionó a nadie.
Cumplió con la clásica estadística y detuvo los lanzamientos de Luís García, Jonatas y Torrejón. Además de las buenas paradas que demostró durante todo el partido. Palop ha subido al olimpo de los mejores. Elegido, lógicamente, el mejor jugador de la final, el valenciano ha hecho feliz, una vez más, a la mitad de la capital de Andalucía (y digo mitad, por ser cortés con la otra parroquia). Andrés Palop es ahora uno de los mejores valores de ese equipo. Un hombre al que le quedan muchos años de fútbol, y de alegrías para los conjuntos en los que juegue.

Resulta triste pensar que de no haberse decidido a abandonar el Valencia, la calidad de este enorme porterazo no hubiera sido explotada, y el bueno de Palop estaría aún a día de hoy esperando el ocaso de Santiago Cañizares. La decisión más dura de su vida, seguramente, pero la más inteligente. Solo los que se arriesgan consiguen vencer en este mundo excesivamente competitivo. Y más en el deporte, que es pura competición. ¡Viva Palop!, rey de Escocia.
Rey de Sevilla.

El rey de Escocia

Adrián Candal
Adrián Candal
sábado, 19 de mayo de 2007, 10:24 h (CET)
En estos días de resaca, de celebraciones por todo lo alto, de veneraciones a las vírgenes del lugar, el Sevilla saborea su segunda Copa de la UEFA consecutiva. Pero no se puede olvidar, que el gran héroe no ha sido ni Kanouté, ni Dani Alves, ni Jesús Navas. Andrés Palop es el que merece llevarse a su casa sevillana la mitad de la copa, o quizás toda ella. El guardameta del club andaluz fue el protagonista absoluto de la finalísima española de Glasgow.

Cuando llega una tanda de penaltis como la del pasado miércoles, se hace realidad el dicho que señala que tienen más que ganar los porteros que los lanzadores. Palop, como quizás estaba previsto, no decepcionó a nadie.
Cumplió con la clásica estadística y detuvo los lanzamientos de Luís García, Jonatas y Torrejón. Además de las buenas paradas que demostró durante todo el partido. Palop ha subido al olimpo de los mejores. Elegido, lógicamente, el mejor jugador de la final, el valenciano ha hecho feliz, una vez más, a la mitad de la capital de Andalucía (y digo mitad, por ser cortés con la otra parroquia). Andrés Palop es ahora uno de los mejores valores de ese equipo. Un hombre al que le quedan muchos años de fútbol, y de alegrías para los conjuntos en los que juegue.

Resulta triste pensar que de no haberse decidido a abandonar el Valencia, la calidad de este enorme porterazo no hubiera sido explotada, y el bueno de Palop estaría aún a día de hoy esperando el ocaso de Santiago Cañizares. La decisión más dura de su vida, seguramente, pero la más inteligente. Solo los que se arriesgan consiguen vencer en este mundo excesivamente competitivo. Y más en el deporte, que es pura competición. ¡Viva Palop!, rey de Escocia.
Rey de Sevilla.

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