Dicen que los ciclos en el fútbol duran tres o cuatro años como máximo y sólo las cuatro jornadas que restan nos aclararán si estamos asistiendo al final de uno, el del Barça.

Podría establecer tres cualidades sobre las que se asentó el éxito del Barcelona: físico, unión de vestuario y estilo de juego. Y las está perdiendo en ese mismo orden. Primero le falló el físico pero no atravesaba un mal momento de juego, por lo que los resultados no eran malos. Después vino la rajada de Eto'o, y se vieron los primeros síntomas graves. Ahora es el estilo lo que falta, de ahí la debacle.

Todo lo contrario es el R. Madrid, que vuelve a liderar la Liga año y medio más tarde. El equipo de Capello siempre tuvo condición física, por eso perdía pocos partidos. Luego empezó a limpiar el vestuario, a unir a las vacas sagradas, y lo último que ha recuperado (poco, pero algo) ha sido el fútbol. Todo eso, más la fe que transmite, le hace ser líder y favorito hoy por hoy.

Por detrás, a dos puntos, viene el Sevilla, al que le afectará para bien o para mal lo que haga en su final de mañana frente al Espanyol en Glasgow, y también la presión de ganar tres títulos y firmar la mejor temporada de su historia. Siempre que se ha puesto líder ha pinchado.

El último en discordia, el Valencia, es el tapado y le gusta serlo. Quizás llega tarde, pero está muy fuerte y ya sabe que es eso de ganar una Liga remontando lo imposible.

Por gracia, esto es fútbol y todos los pronósticos que pueda escribir son altamente inestables, así que sólo queda sentarse frente al televisor, enchufar la radio y gozar de la Liga más peleada de la última década. ¡Que la disfruten!