Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cartas a un ex guerrillero
Sor Clara Tricio

No ascendió solo

|

Querido Efraín: Nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo tal día como hoy; que nuestro corazón ascienda también con él.

Escucha al Apóstol Pablo: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Y así como él ascendió sin alejarse de nosotros, nosotros estamos ya allí con Él, aun cuando todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que nos ha sido prometido.

Él fue ya exaltado sobre los cielos; pero sigue padeciendo en la tierra todos los trabajos que experimentamos nosotros, que somos sus miembros. De lo que dio testimonio cuando exclamó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Del mismo modo que cuando dijo: “Tuve hambre, y me disteis de comer”.

¿Por qué no vamos a esforzarnos sobre la tierra, de modo que gracias a la fe, la esperanza y la caridad, que nos concede el Espíritu y con las que nos unimos con él, descansemos, también con él en los cielos? Mientras está allí, sigue estando con nosotros; y nosotros, mientras estamos aquí, podemos estar ya con Él allí. Está con nosotros por su divinidad, su poder y su amor; nosotros, en cambio, aunque no podemos llevarlo a cabo como Él por la divinidad, si que podemos por el amor hacia él.

No se alejó del cielo, cuando descendió hasta nosotros; ni de nosotros, cuando regresó hasta él. Él mismo es quien asegura que estaba allí mientras estaba aquí: “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajo del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo”.

Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre Él, que es nuestra cabeza, y nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto El, podría decirlo, ya que nosotros estamos identificados con Él, en virtud de que por nuestra causa se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por Él, hemos sido hechos hijos de Dios.

En este sentido dice, también, el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: "Así es Cristo", sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros.

Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió Él solo, puesto que nosotros subimos también en Él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió Él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero si afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.

Os envío los mejores deseos, y con la esperanza de que sigáis todos bien, recibir un cariñoso saludo, CTA.

No ascendió solo

Sor Clara Tricio
Sor Clara Tricio
domingo, 13 de mayo de 2007, 21:22 h (CET)
Querido Efraín: Nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo tal día como hoy; que nuestro corazón ascienda también con él.

Escucha al Apóstol Pablo: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Y así como él ascendió sin alejarse de nosotros, nosotros estamos ya allí con Él, aun cuando todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que nos ha sido prometido.

Él fue ya exaltado sobre los cielos; pero sigue padeciendo en la tierra todos los trabajos que experimentamos nosotros, que somos sus miembros. De lo que dio testimonio cuando exclamó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Del mismo modo que cuando dijo: “Tuve hambre, y me disteis de comer”.

¿Por qué no vamos a esforzarnos sobre la tierra, de modo que gracias a la fe, la esperanza y la caridad, que nos concede el Espíritu y con las que nos unimos con él, descansemos, también con él en los cielos? Mientras está allí, sigue estando con nosotros; y nosotros, mientras estamos aquí, podemos estar ya con Él allí. Está con nosotros por su divinidad, su poder y su amor; nosotros, en cambio, aunque no podemos llevarlo a cabo como Él por la divinidad, si que podemos por el amor hacia él.

No se alejó del cielo, cuando descendió hasta nosotros; ni de nosotros, cuando regresó hasta él. Él mismo es quien asegura que estaba allí mientras estaba aquí: “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajo del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo”.

Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre Él, que es nuestra cabeza, y nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto El, podría decirlo, ya que nosotros estamos identificados con Él, en virtud de que por nuestra causa se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por Él, hemos sido hechos hijos de Dios.

En este sentido dice, también, el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: "Así es Cristo", sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros.

Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió Él solo, puesto que nosotros subimos también en Él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió Él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero si afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.

Os envío los mejores deseos, y con la esperanza de que sigáis todos bien, recibir un cariñoso saludo, CTA.

Noticias relacionadas

Constituye ya un tópico, mil veces manido, la catalogación que némine discrepante se hace desde España de que la principal amenaza exterior se sitúa en Marruecos, afirmación correcta en principio, aunque incompleta en cuanto adolece de la correspondiente graduación.

“Cuidar es una de las labores clave que se realizan en la sociedad y esa labor nos compete a todos. Las personas que hacen de esta ocupación su profesión son miembros fundamentales de nuestra sociedad y deben ser cuidadas, reconocidas y retribuidas como tales.” Estas palabras de Isabel Sánchez autora de “Cuidarnos”, me hacen recordar el reconocimiento a quienes hace cuatro años aplaudimos desde los balcones durante la pandemia.

Como se informa en noesmicultura.org, se necesitan 500.000 firmas para desproteger la tauromaquia eliminándola de patrimonio cultural, pues la tortura y humillación pública de los animales para el disfrute de una minoría de la sociedad, es impropia del siglo en el que vivimos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto