“La democracia, la pura democracia nunca tuvo un defensor entre los hombres de letras. El pueblo casi siempre ha contado con que se le sirviera gratis y se le pagara por el honor de servirle; con harta frecuencia otorga su aplauso y amistad al fraude y la artería, la hipocresía y la superstición, la adulación, el soborno y las dádivas”. John Adams , segundo presidente de los Estados Unidos.
En un periodo tan especial para nuestro país, no podemos dejar que esta frase se convierta en una verdad de nuestra sociedad, debemos aprender a ser una comunidad y no una simple masa de votantes sin información.
Según uno de los fundadores de la agrupación cívica Compromiso Ciudadano, los porteños podrían votar hasta seis veces en 2007.
Debido a lo que fijan las leyes y al reñido escenario político, este año podría haber en la Capital: elecciones para Jefe de Gobierno, Presidente de la Nación y los eventuales ballottages en estos dos últimos casos. De marzo a noviembre, el costo para el Estado se estima para la organización de estas elecciones, y debido a esta sucesión que llegaría a los 90 millones de pesos
No es sólo el Estado el que invierte o gasta -esto depende de cada interpretación-. Las agrupaciones que compiten en los comicios deben hacerse cargo de sus boletas, afiches, volantes, campaña de publicidad y, eventualmente, fiscales.
Estas son las erogaciones que debemos realizar los ciudadanos, para mantener el sistema representativo, y fundamentalmente la necesidad de establecer los principios de una “Republica” como la describe Platon, en su celebre obra.
Son tiempos en los que no se puede estar cerca de quienes todavía transitan por los ámbitos de la política ejercitando la hipocresía que pretendemos desterrar. Parece ser la hora de que no vuelvan a la escena esos inescrupulosos individuos, que increpo la sociedad con “que se vallan todos”, pero el tiempo y la falta de compromiso social, hizo que permanezcan en sus puestos, luchando estoicamente para no perder sus privilegios.
El consultor Felipe Noguera estableció a partir de su experiencia, una matriz de calculo para determinar lo que cuesta la carrera para ser Presidente, "Hay que sumar el número de votantes necesario para ganar la elección y multiplicarlo por 30 pesos. Sobre ese resultado, hay que pensar en el doble o en la mitad del doble".
Con estos datos y considerando que con 5 millones de votos se alcanzaría el triunfo, la opción más barata es de 75 millones de pesos.
Gabriel Dreyfus (quien dirigió la campaña de Raúl Alfonsín), se aproximó a este cálculo y dijo que un candidato que busque ganar tiene que pensar en gastar entre 15 y 60 millones de pesos. "Aunque con 15 seguramente no va alcanzar."
Estas afirmaciones y las campañas ya vividas, nos retrotraen a la pregunta de cada elección, ¿que candidato cuenta con semejante poder de recaudación o caja propia ?, para aspirar a transmitir su plataforma o propuestas a la mayor parte del electorado.
Los balances de gastos de campaña que los principales partidos políticos presentaron ante la Justicia luego de las elecciones presidenciales de 1999, no se condicen con lo que los propios candidatos habían declarado.
Así surge de comparar las cuentas que Fernando de la Rúa (Alianza), Eduardo Duhalde (PJ) y Domingo Cavallo (Acción por la República) hicieron ante Poder Ciudadano con las que declararon ante la jueza federal con competencia electoral, María Romilda Servini de Cubría.
Ante la jueza, el PJ declaró haber gastado poco más de 3,2 millones de pesos en toda la campaña.
El propio Duhalde dijo a Poder Ciudadano que sólo entre agosto y octubre invirtió, nada más que en publicidad, más de 26,5 millones de pesos.
La Alianza, declaró alrededor de $ 2.700.000., cifra significativamente menor que la que De la Rúa dijo haber gastado sólo en publicidad entre agosto y octubre: $ 19.049.339.
Los números de Cavallo tampoco coinciden, ante Servini de Cubría, presentó un balance por $ 1.183.423,89 y ante Poder Ciudadano declaró $ 2.424.155.
Semejantes diferencias solo tornan más imprecisos y oscuros los fondos de campaña. Además, las brechas son aún mayores si se toma el resultado de una auditoria realizada por Poder Ciudadano utilizando precios de lista sujetos a descuento. Según ese trabajo, la campaña publicitaria del PJ costó $ 44.697.718, la de Alianza $ 42.655.482 y la de AR $ 4.969.425.
Son muchos los que desean ya un cambio vigoroso en las reglas de juego. ¿Habrá que resignarse a la ventaja que tendrán los políticos que lograron acumular fondos?
Por todo esto debemos aspirar a la cita de John Fitzgerald Kennedy "La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional.", en reemplazo de la de John Adams que abre esta nota.