Estos últimos días hemos oído hablar sobre el desarrollo y aplicación de la LOE y de una materia que será obligatoria: “Educación para la Ciudadanía”.
Todos conocemos el delicado debate abierto, pues muchos la rechazan al entenderla como un adoctrinamiento ideológico. Incluso hay profesionales de la educación que opinan muy negativamente pues la ven como un desplazamiento de otras Áreas, como la Ética de 4º de E.S.O., o notan que intenta imponer un cierto programa ideológico que afecta a la vida social y privada de todos los ciudadanos.
Por lo que sé, la propuesta del MEC es que sea impartida por los tutores en Primaria. En Secundaria y en Bachillerato lo harían los actuales profesores de Filosofía y Ética. Además, los docentes de Geografía e Historia podrían impartir distintas unidades como la Historia de los Derechos Humanos, por ejemplo. En materia de profesorado también tendrán mucho que decir las comunidades, que serán las encargadas de desarrollar el 35% del currículum, que no programa el MEC al fijar los contenidos mínimos.
Sea como sea, el próximo mes llegarán –si no han llegado ya- a los centros de enseñanza públicos y privados, manuales de Educación para la Ciudadanía, elaborados por algunas editoriales e incluso por alguna ONG. Algunos editores han intentado estructurar un libro de Educación para la Ciudadanía “bastante neutro”, con el fin de que sirva para las distintas comunidades autónomas, tanto para colegios privados con importante ideario propio, como para escuelas públicas.
Esperemos conseguir soluciones sensatas, para atender y servir a la formación integral de todas y cada una de las personas de este país. Confío que nuestros políticos, estén en la oposición o gobiernen, busquen acuerdos que nos ayuden a todos y no desconfíen de la capacidad de los padres y las madres para educar a los hijos.
A estas alturas de nuestra joven democracia, ya es de conocimiento común que la autoridad pública no ha de imponer ninguna moral a todos: ni una supuestamente mayoritaria, ni de cualquier religión, ni ninguna otra.
Considero que lo que sí precisamos es tener mejores medios, también en la familia, para poder ayudar mejor a las criaturas. Además de las ayudas económicas, es preciso que los padres estén más tiempo en casa, prepararlos para atender mejor a sus hijos, frecuenten escuelas de orientación familiar, mejoremos en la atención personalizada en los colegios, etc.
Aprovechemos a fondo y valoremos más aún la riqueza de la convivencia familiar, que es la mejor base e inicio de la vida social de las personas, y no dejemos que los poderes públicos nos sustituyan. Urge respetar y hacer respetar los derechos de todos. Hemos de evitar relativismos y colaborar del mejor modo posible, según las responsabilidades de cada uno, en la vital tarea de la educación, en las familias, en los centros educativos, en los medios de comunicación, en las asociaciones culturales, deportivas y de tiempo libre, etc. Es claro que “La educación también somos todos”.
En todo caso, soy optimista y siempre nos quedará el buen sentido de padres y profesores respecto al valor trascendente de la educación para sus hijos y alumnos.