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Manzanas de Chile |
Juan Carlos Calvo |
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Redacción
jueves, 10 de mayo de 2007, 23:35 h (CET)
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Soy lo que como, dice el título de un programa de televisión acerca de la dieta.
Si eso es cierto, definitivamente somos ciudadanos del mundo. Basta pasar la mirada por la sección de alimentación para tener una visión de este mundo globalizado en el que vivimos: manzanas de Chile, melones de Brasil, kiwis neozelandeses, uvas de Suráfrica, plátano americano... y, por supuesto, mango, papaya, aguacate, yuca... aperitivos orientales hechos en China y que incluyen cacahuete probablemente americano... nuestros alimentos a menudo han viajado más de lo que lo haremos nosotros en nuestra vida.
Si el objetivo de la alimentación es en gran medida la obtención de energía para nuestro organismo, hay que reconocer que la eficiencia energética del proceso es a menudo ruinosa. Frecuentemente la energía que hemos invertido sólo en transportar el alimento desde su lugar de origen a nuestra mesa es mayor que la que obtendremos de su consumo. Por no hablar de la empleada en cultivarlo o en cocinarlo.
En estos tiempos que tanto se habla de cambio climático, emisiones de CO2 y eficiencia energética, haríamos bien en mirar las consecuencias energéticas de nuestro patrón de consumo.
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