El término "clase media" aplicado al fútbol se empezó a aplicar de una manera generalizada en la época del Real Madrid de los "galácticos" para referirse a jugadores que brillaban menos que las grandes estrellas pero eran tanto o más efectivos como ellos en el juego de conjunto. Sin embargo, este apelativo empieza a oirse también en referencia a los equipos de nuestra Liga; conjuntos estos que, sin hacer ruido, llegan a cotas a priori sorprendentes.
Dos buenos ejemplos son el Espanyol y el Osasuna. Dos equipos con trayectorias ligueras alejadas de los puestos europeos pero tampoco cercanas al descenso, y que llevan dando la campanada en la Copa de la UEFA desde el inicio de la competición, uniéndose al Sevilla en una gran campaña europea.
Pero, por otra parte, la ausencia de equipos españoles en semifinales de la Champions nos viene a decir que no es que la clase media se acerque a la alta, sino que es más bien al contrario. Parece que a los "grandes" de la Liga les falta un puntito para llegar a algún trofeo europeo esta temporada, mientras que los pequeños parecen andar hasta sobrados.
En cambio, la Premier League, a la que todo el mundo vuelve sus ojos hoy en día por haber metido tres semifinalistas en la Champions League, siempre fue la misma historia. Dos o tres (nunca más) equipos buenísimos, capaces de ganar cualquiera de ellos la Copa de Europa, y el resto tan vulgares que podrían ser eliminados incluso por un conjunto de la Segunda División española.
Y es que esta es la dicotomía del fútbol: el corazón que siempre está más cerca de los débiles o la cabeza que apuesta por el espectáculo de los grandes jugadores. Esta es una más de las grandezas del fútbol.