¿Ustedes creen que se habrá visto a sí mismo Ángel Acebes en su comparecencia de ayer en rueda de prensa intentando justificar lo de la falsificación de los impresos para el voto por correo en Melilla? Si no mentía, lo parecía, porque con sus inenarrables gestos transmitía justo lo contrario de lo que quería manifestar. Y además, no se había aprendido bien la lección, porque según dicen en Correos, no se puede votar con un impreso bajado de Internet Y la verdad, resultó muy grotesco oírle decir que se había tirado todo el fin de semana bajando impresos de la red. ¿Le falló el subconsciente? ¿Por qué descarga tantos ? ¿Están arreglando algo él y Esperanza Aguirre, también aficionada a la práctica de plagiar este tipo de documento oficial?

Si a toda esta polémica sumamos que en unos cuantos pueblos de la provincia de Castellón, de repente, se ha empadronado un número considerable de forasteros en casas de alcaldes del PP, y de familiares y de amigos de estos, ¿tengo derecho a pensar mal?

Por cierto, el zaplanismo ha sido laminado de la faz de la Comunidad Valenciana con la elaboración de las listas electorales municipales y autonómicas del PP. Camps ha devorado a quien le puso a dedo. Y al cartagenero no le queda más esperanza que un sonado batacazo en las urnas del presidente valenciano. Si Camps se la pega, Zaplana podría volver. Si el Molt Honorable triunfa, Zaplana será todavía más pequeño de lo que hoy es.

Zaplana empequeñecido, y la nariz de Acebes cada día más grande. Rajoy, mientras tanto, emulando a Don Tancredo.