Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Etiquetas | Al borde del precipicio
Antonio Valencia

Tratados como lo que son

|

Esta semana de competiciones europeas de fútbol ha venido marcada, sin duda, por los incidentes que las hinchadas inglesas han generado en dos de sus desplazamientos. Hace tiempo ya que estamos acostumbrados a estas cosas, pero no al enfoque que desde las Islas se le está dando en los últimos tiempos a este asunto.

Los incidentes más graves sucedieron en el Olímpico de Roma, donde la afición del Manchester United se las tuvo tiesas con los carabineros. Antes del partido hubo también los clásicos incidentes entre seguidores italianos e ingleses, como en casi cualquier duelo entre equipos de estas nacionalidades.

También hubo incidentes, si bien mucho menores, en Sevilla, donde se temía que los hooligans del Tottenham arrasaran hasta con la "madrugá". No fue para tanto, pero en el estadio la Policía tuvo bastante trabajo con gente que no podía ni andar de lo que se había bebido, así que no digamos ya ver un partido.

Lo que sí es novedoso es, como decía antes, el tratamiento de estas situaciones desde el Reino Unido. Los hinchas británicos, respaldados con la boca pequeña por el gobierno de Tony Blair y con la boca más grande por los tabloides (como es costumbre, por otra parte), se quejan de las condiciones de los estadios europeos y de cómo son tratados por la Policía cuando se desplazan a la Europa continental. Arguyen que, si algo como lo de Roma pasase allí, sus clubes serían sancionados como lo fueron tras la tragedia de Heysel.

Estos comentarios ya sonaron en la anterior eliminatoria de UEFA, en el Osasuna-Rangers, donde también hubo incidentes. Pero no hay que olvidar que los estadios españoles en general (y también el Olimpico de Roma) cumplen con las normas de seguridad de la UEFA, al igual que los británicos, de modo que el problema, claramente, está en los hinchas.

Y es que el sentido común dicta que si cientos de hinchas borrachos como cubas entran a un estadio de fútbol, las posibilidades de que no haya incidentes son aproximadamente las mismas de que Malta gane el Mundial. Y las policías europeas les tratan como lo que son, individuos peligrosos para las sociedades que visitan. Esto es lo que no se quiere reconocer desde el Reino Unido. Cuando se den cuenta de lo que exportan (si es que no lo saben, que parece imposible) quizá comprendan algo. Hasta entonces, sólo cabe esperar que no toquen equipos ingleses en los sorteos.

Tratados como lo que son

Antonio Valencia
Antonio Valencia
lunes, 9 de abril de 2007, 10:12 h (CET)
Esta semana de competiciones europeas de fútbol ha venido marcada, sin duda, por los incidentes que las hinchadas inglesas han generado en dos de sus desplazamientos. Hace tiempo ya que estamos acostumbrados a estas cosas, pero no al enfoque que desde las Islas se le está dando en los últimos tiempos a este asunto.

Los incidentes más graves sucedieron en el Olímpico de Roma, donde la afición del Manchester United se las tuvo tiesas con los carabineros. Antes del partido hubo también los clásicos incidentes entre seguidores italianos e ingleses, como en casi cualquier duelo entre equipos de estas nacionalidades.

También hubo incidentes, si bien mucho menores, en Sevilla, donde se temía que los hooligans del Tottenham arrasaran hasta con la "madrugá". No fue para tanto, pero en el estadio la Policía tuvo bastante trabajo con gente que no podía ni andar de lo que se había bebido, así que no digamos ya ver un partido.

Lo que sí es novedoso es, como decía antes, el tratamiento de estas situaciones desde el Reino Unido. Los hinchas británicos, respaldados con la boca pequeña por el gobierno de Tony Blair y con la boca más grande por los tabloides (como es costumbre, por otra parte), se quejan de las condiciones de los estadios europeos y de cómo son tratados por la Policía cuando se desplazan a la Europa continental. Arguyen que, si algo como lo de Roma pasase allí, sus clubes serían sancionados como lo fueron tras la tragedia de Heysel.

Estos comentarios ya sonaron en la anterior eliminatoria de UEFA, en el Osasuna-Rangers, donde también hubo incidentes. Pero no hay que olvidar que los estadios españoles en general (y también el Olimpico de Roma) cumplen con las normas de seguridad de la UEFA, al igual que los británicos, de modo que el problema, claramente, está en los hinchas.

Y es que el sentido común dicta que si cientos de hinchas borrachos como cubas entran a un estadio de fútbol, las posibilidades de que no haya incidentes son aproximadamente las mismas de que Malta gane el Mundial. Y las policías europeas les tratan como lo que son, individuos peligrosos para las sociedades que visitan. Esto es lo que no se quiere reconocer desde el Reino Unido. Cuando se den cuenta de lo que exportan (si es que no lo saben, que parece imposible) quizá comprendan algo. Hasta entonces, sólo cabe esperar que no toquen equipos ingleses en los sorteos.

Noticias relacionadas

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto