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¿Pasado o memoria?

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¿Importará hoy en día la distinción? En cuestión de lingüística, cada vez interesan menos las diferencias como la propuesta en el título. Cada uno echa mano de los matices que le parecen oportunos, sin que nadie ponga tampoco excesivos reparos. Los fervores expresivos actuales, apenas son los servidores de cada instante; pasado el cual, desaparecieron. La UTILIDAD inmediata es la que cuenta en la conversación del momento. La autenticidad de los precedentes o la aplicación de los mismos de cara al futuro, no suelen ser consideradas de manera preferente. Por lo tanto, la fugacidad e insconstancia ocupan los escenarios.

Precisamente, son recientes las numerosas publicaciones en los medios, referentes a lo pequeñito que puede ser el pasado. En el momento anterior a producirse el Big Bang, todo el Universo posterior estaba condensado en una partícula de menor tamaño que un átomo. Allí estaba todo. ¿Y, de dónde venía esa partícula? ¿De la nada? ¿Quién, o qué, era la nada? Con la expansión subsiguiente, los fenómenos derivados forman parte de un PASADO apenas intuido por los humanos, cuya comprensión y valoración continua por los aires galácticos. Es un pasado que permanece, de manera independiente a nuestras voluntades; constituye una entidad cuya elaboración no era ni es humana.

La frialdad de aquella nada indeterminada, junto a la inquietud originada en el chispazo fundante de las amplitudes cósmicas, nos impulsan a la búsqueda de simbolismos de incierta raigambre. Estos sí que son auténticos pasados, de los que aún no hemos fabricado memorias. Queda meridianamente claro, el pasado es una creación que no nos pertenece, a lo sumo recolectamos RETAZOS de sus contenidos, datos aislados, desprovistos de las conexiones de que disfrutaron en su tiempo. Lo que seamos capaces de promover, en ningún caso será el pasado.

Son tantas las limitaciones que nos afectan sin remisión, que lejos de afrontarlas hasta donde podamos o según las necesidades, miramos hacia otro lado y queremos convencernos de cuatro simplezas de poco fuste. Vivimos como alucinados, ciegos para cosas evidentes y obsesionados para ciertas creaciones fantasiosas. La COMPLEJIDAD es una de esas evidencias, palpada en cada asunto tratado y que sin embargo dejamos aparcada, ofuscados por algún simple esquema deslavazado. Catalogamos a una persona con dos palabras, hacemos dibujos exactos del pasado, a gusto del fabricante de esas creaciones ilusas y al servicio de determinados intereses. La realidad de la persona en cuestión o del pasado, importan menos.

La postura simplificadora también dispone de justificaciones, sin el olvido de gran parte del bagaje anterior nos destruiríamos por dentro, por exceso de contenido que no podríamos asimilar, por IMPLOSIÓN. La vida sería imposible, la evolución y sus consecuencias, imprevisibles. Pero, no ha lugar en cuanto al miedo de esa destrucción, puesto que somos incapaces de mantener todo el cargamento de hechos e ideas que arribaron al cerebro. Otros serán los peligros, derivados de cómo usemos los eventos antecedentes; como por otra parte estamos hartos de experimentar en diferentes sectores de la modernidad, que rozan el esperpento, la neurosis y las flagrantes barbaridades.

Si cada persona es inabarcable, por sus muchos matices y circunstancias; peor aún cuando enfocamos la atención hacia esferas de mayor amplitud. En ambas pretensiones habremos de ser SELECTIVOS a la fuerza. Es natural que cada individuo utilice fragmentos del pasado, los adapte a sus cualidades o necesidades y elabore su plan existencial. Algo parecido será emprendido por las agrupaciones ciudadanas en el ejercicio de sus capacidades. Es decir, opciones elegidas por diversos agentes para formar parte de sus proyectos. Ahora bien, ¿Observamos algunas grietas artificiosas en esa naturalidad? La dejadez, las imposiciones, las mentiras, las artimañas, configuran alguna de dichas grietas, que cada uno valorará si nos afectan o no, si existen o no.

Mucho podemos hablar de las cosas que uno revive, con una primera impresión azarosa. Como parte de los recuerdos, integran una MEMORIA un tanto caprichosa, ya que a veces parece jugar con sus detentadores, apareciendo cuando no se la espera o en la inquietud de no poder aprovechar unos recuerdos que necesitaríamos. ¡Crea auténticas jugarretas! Los bancos de datos son otra cosa, su frialdad no dispone de las vibraciones del toque personal. Y lo que es crucial, son accesibles para bien o para mal a otros agentes externos. La intimidad de la memoria es entrañable, además de insustituíble. Las comparaciones están fuera de lugar dadas las características peculiares de cada protagonista. Los horizontes son muy amplios y sin fronteras.

Sería interesante que uno pudiera conocer algo mejor las motivaciones que influyen en su memoria. Los impulsos que fueron reprimidos en su momento, aquellos afectos de gran impacto, las consecuencias de ciertos eventos, las compañías, los deseos íntimos; marcan sin duda las maneras de hacer una memoria. Es el verdadero SUBCONSCIENTE en activo, gran modulador de las rememoraciones. Inconvenientes y ventajas multiplicados en la generación de las memorias colectivas; también estos con el componente subconsciente predominante, aunque sus agentes pretendan disimularlo.

Una memoria es lo que cada persona o colectivo haya logrado constituirse a través de las dificultades, con sinceridad y decisión, o con notable negligencia, que de todo hay. Aunque no necesariamente equivalen a la memoria proclamada por esos agentes de cara al resto de la gente. Representan la AMBIVALENCIA de las dos caras, como en tantos otros asuntos, la realidad y la apariencia, que no siempre resultarán fáciles de distinguir.

Los rasgos de la memoria son fascinantes como constituyente primordial del intelecto. Las enfermedades que la enturbian, la suprimen, o la misma vejez, ratifican el aserto. Por eso repugnan las posiciones de forzamiento en las elaboraciones comentadas. Hacemos demasiado caso a quienes, con las mismas limitaciones que los demás humanos, protagonizan los intentos de tergiversación de las memorias o incluso agravan sus comportamientos con actitudes prepotentes de imposiciones intolerantes, con memorias que pretenden ser alternativas o sustitutas; aunque no pasen de ser memorias PROSTITUÍDAS.

El pasado no regresa ni desaparece, tolerante o terco en su desempeño, ejerce sus interminables influencias. La juguetona memoria nos facilita 4 OPCIONES para la intervención personal que no podemos soslayar. Insistir en el fanatismos de nuestras desdichas sin ningún escrúpulo. Entusiasmarnos en torno a nuestras querencias mejores nacidas en la intimidad. Decidirnos a la colaboración fascinante por la belleza y la armonía que podamos disfrutar. O, abandonarnos de manera servil en manos de las memorias ajenas que, curiosamente, pretenden acapararnos. Estamos ante opcipones decisivas para cada caminante y en cada trajín.

¿Pasado o memoria?

Rafael Pérez Ortolá
viernes, 30 de enero de 2015, 07:55 h (CET)
¿Importará hoy en día la distinción? En cuestión de lingüística, cada vez interesan menos las diferencias como la propuesta en el título. Cada uno echa mano de los matices que le parecen oportunos, sin que nadie ponga tampoco excesivos reparos. Los fervores expresivos actuales, apenas son los servidores de cada instante; pasado el cual, desaparecieron. La UTILIDAD inmediata es la que cuenta en la conversación del momento. La autenticidad de los precedentes o la aplicación de los mismos de cara al futuro, no suelen ser consideradas de manera preferente. Por lo tanto, la fugacidad e insconstancia ocupan los escenarios.

Precisamente, son recientes las numerosas publicaciones en los medios, referentes a lo pequeñito que puede ser el pasado. En el momento anterior a producirse el Big Bang, todo el Universo posterior estaba condensado en una partícula de menor tamaño que un átomo. Allí estaba todo. ¿Y, de dónde venía esa partícula? ¿De la nada? ¿Quién, o qué, era la nada? Con la expansión subsiguiente, los fenómenos derivados forman parte de un PASADO apenas intuido por los humanos, cuya comprensión y valoración continua por los aires galácticos. Es un pasado que permanece, de manera independiente a nuestras voluntades; constituye una entidad cuya elaboración no era ni es humana.

La frialdad de aquella nada indeterminada, junto a la inquietud originada en el chispazo fundante de las amplitudes cósmicas, nos impulsan a la búsqueda de simbolismos de incierta raigambre. Estos sí que son auténticos pasados, de los que aún no hemos fabricado memorias. Queda meridianamente claro, el pasado es una creación que no nos pertenece, a lo sumo recolectamos RETAZOS de sus contenidos, datos aislados, desprovistos de las conexiones de que disfrutaron en su tiempo. Lo que seamos capaces de promover, en ningún caso será el pasado.

Son tantas las limitaciones que nos afectan sin remisión, que lejos de afrontarlas hasta donde podamos o según las necesidades, miramos hacia otro lado y queremos convencernos de cuatro simplezas de poco fuste. Vivimos como alucinados, ciegos para cosas evidentes y obsesionados para ciertas creaciones fantasiosas. La COMPLEJIDAD es una de esas evidencias, palpada en cada asunto tratado y que sin embargo dejamos aparcada, ofuscados por algún simple esquema deslavazado. Catalogamos a una persona con dos palabras, hacemos dibujos exactos del pasado, a gusto del fabricante de esas creaciones ilusas y al servicio de determinados intereses. La realidad de la persona en cuestión o del pasado, importan menos.

La postura simplificadora también dispone de justificaciones, sin el olvido de gran parte del bagaje anterior nos destruiríamos por dentro, por exceso de contenido que no podríamos asimilar, por IMPLOSIÓN. La vida sería imposible, la evolución y sus consecuencias, imprevisibles. Pero, no ha lugar en cuanto al miedo de esa destrucción, puesto que somos incapaces de mantener todo el cargamento de hechos e ideas que arribaron al cerebro. Otros serán los peligros, derivados de cómo usemos los eventos antecedentes; como por otra parte estamos hartos de experimentar en diferentes sectores de la modernidad, que rozan el esperpento, la neurosis y las flagrantes barbaridades.

Si cada persona es inabarcable, por sus muchos matices y circunstancias; peor aún cuando enfocamos la atención hacia esferas de mayor amplitud. En ambas pretensiones habremos de ser SELECTIVOS a la fuerza. Es natural que cada individuo utilice fragmentos del pasado, los adapte a sus cualidades o necesidades y elabore su plan existencial. Algo parecido será emprendido por las agrupaciones ciudadanas en el ejercicio de sus capacidades. Es decir, opciones elegidas por diversos agentes para formar parte de sus proyectos. Ahora bien, ¿Observamos algunas grietas artificiosas en esa naturalidad? La dejadez, las imposiciones, las mentiras, las artimañas, configuran alguna de dichas grietas, que cada uno valorará si nos afectan o no, si existen o no.

Mucho podemos hablar de las cosas que uno revive, con una primera impresión azarosa. Como parte de los recuerdos, integran una MEMORIA un tanto caprichosa, ya que a veces parece jugar con sus detentadores, apareciendo cuando no se la espera o en la inquietud de no poder aprovechar unos recuerdos que necesitaríamos. ¡Crea auténticas jugarretas! Los bancos de datos son otra cosa, su frialdad no dispone de las vibraciones del toque personal. Y lo que es crucial, son accesibles para bien o para mal a otros agentes externos. La intimidad de la memoria es entrañable, además de insustituíble. Las comparaciones están fuera de lugar dadas las características peculiares de cada protagonista. Los horizontes son muy amplios y sin fronteras.

Sería interesante que uno pudiera conocer algo mejor las motivaciones que influyen en su memoria. Los impulsos que fueron reprimidos en su momento, aquellos afectos de gran impacto, las consecuencias de ciertos eventos, las compañías, los deseos íntimos; marcan sin duda las maneras de hacer una memoria. Es el verdadero SUBCONSCIENTE en activo, gran modulador de las rememoraciones. Inconvenientes y ventajas multiplicados en la generación de las memorias colectivas; también estos con el componente subconsciente predominante, aunque sus agentes pretendan disimularlo.

Una memoria es lo que cada persona o colectivo haya logrado constituirse a través de las dificultades, con sinceridad y decisión, o con notable negligencia, que de todo hay. Aunque no necesariamente equivalen a la memoria proclamada por esos agentes de cara al resto de la gente. Representan la AMBIVALENCIA de las dos caras, como en tantos otros asuntos, la realidad y la apariencia, que no siempre resultarán fáciles de distinguir.

Los rasgos de la memoria son fascinantes como constituyente primordial del intelecto. Las enfermedades que la enturbian, la suprimen, o la misma vejez, ratifican el aserto. Por eso repugnan las posiciones de forzamiento en las elaboraciones comentadas. Hacemos demasiado caso a quienes, con las mismas limitaciones que los demás humanos, protagonizan los intentos de tergiversación de las memorias o incluso agravan sus comportamientos con actitudes prepotentes de imposiciones intolerantes, con memorias que pretenden ser alternativas o sustitutas; aunque no pasen de ser memorias PROSTITUÍDAS.

El pasado no regresa ni desaparece, tolerante o terco en su desempeño, ejerce sus interminables influencias. La juguetona memoria nos facilita 4 OPCIONES para la intervención personal que no podemos soslayar. Insistir en el fanatismos de nuestras desdichas sin ningún escrúpulo. Entusiasmarnos en torno a nuestras querencias mejores nacidas en la intimidad. Decidirnos a la colaboración fascinante por la belleza y la armonía que podamos disfrutar. O, abandonarnos de manera servil en manos de las memorias ajenas que, curiosamente, pretenden acapararnos. Estamos ante opcipones decisivas para cada caminante y en cada trajín.

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