El papa Francisco, por su estilo tan directo, coloquial y desinhibido, deja a veces un poco perplejos a todos –incluidos los cardenales de la curia–. Es lo que ocurrió cuando después de afirmar ante la prensa, durante el vuelo entre Manila y Roma, que ser buen católico no significa reproducirse “como conejos” sino ejercitar la paternidad de un modo responsable. Su expresión generó muchos comentarios y algún equívoco si la frase se sacaba de su contexto, cosa que han hecho algunos.
En cambio, ante las familias filipinas, Francisco planteó un nuevo concepto, el peligro de “la colonización ideológica”; es decir, las formas de vida y actitudes importadas que socavan la estabilidad y la supervivencia de las familias.
Durante el vuelo de regreso a Roma mencionó, como ejemplos de natalidad excesivamente baja, por debajo del 1%, a Italia y España. Más adelante dijo la frase sobre los conejos, reiteró la necesidad de una paternidad responsable y mencionó la cifra de tres hijos por pareja como la que recomiendan los expertos para mantener el equilibrio de la población.
Ante diversas interpretaciones, algunas mal intencionadas, Francisco, en la audiencia general del miércoles siguiente en Roma, habló del viaje a Filipinas y remachó el clavo de sus argumentos. “Da consuelo y esperanza ver a tantas familias numerosas que acogen a los hijos como un verdadero don de Dios”. La conclusión podría ser que el Papa se ha mostrado en todo momento fiel continuador de la línea de Pablo VI, aunque con su propio lenguaje y su análisis del contexto actual. Me parece justo hacer este comentario ante partidista interpretaciones.