Todos recordamos, no sin emoción, las palabras del futuro presidente de los argentinos, aquella noche del discurso de cierre de campaña en octubre de 1983, cuando el Doctor Alfonsin, con entusiasmo y una voz penetrante recito el preámbulo de nuestra constitución.
Hoy luego de tantos avatares políticos y a 24 años del retorno de la democracia, durante los cuales pudimos ver la catadura de algunos de nuestros dirigentes, en general, y para no ofender a aquellos que verdaderamente trabajan por un aporte a nuestra Nación.
Creo que lo mas acertado hubiera sido pronunciar “la palabra” que Dios transmitió e impuso a Moisés como guía de su pueblo:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
3. Santificarás el día del Señor.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.
8. No levantarás falsos testimonios ni mentirás.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciaras los bienes ajenos.
Tal vez hubiera evitado el triste final del gobierno de mismo Raul Alfonsin, entregando el mando como telón final a la hiperinflación desatada y el descontrol social de su gobierno. Luego “disfrutamos” la segunda década infame de los años 90, cuando la impunidad oficial menemista había reemplazado Bandera Nacional y mas tarde asistimos a la deshonrosa y a la pusilánime huida en el helicóptero de la Casa Rosada de su sucesor, Fernando De la Rua.
No sin antes dejar 32 muertos tras de si y una hecatombe económica, que resultó la perdida del patrimonio de millones de argentinos que confiaron en las leyes de nuestro Congreso Nacional.
Aun despues de 6 años no hay responsables de tamaño desastre económico y social, y menos aun de quien partió la orden de reprimir y permitir el uso de balas de plomo.
Hoy presenciamos la farsa de las excelentes cifras que maneja el gobierno, disfraz que puede terminar en otro desastre para la ciudadanía, la CEPAL esta llamando a la cordura con informes económicos de la realidad nacional y sudamericana, de una modo muy distinto al oficial.
Mientras tanto continua el festejo interno y la recurrencia a los mismos mecanismos de la vieja política, denostada recurrentemente por nuestro presidente, con choripan y colectivos incluidos.
Tal vez muchos consideren mi petición como inocente o exagerada, pero rememorando estos años, al menos nuestros candidatos deben asumir el compromiso de respetar y honrar lo que prometen, para con quienes los votaron, y para quienes no, albergando la esperanza de un país mejor.