Cuando lo verdaderamente contestatario es no manifestarse, algo falla en el país. Y es que de un tiempo a esta parte, a gobierno, oposición, gobiernos autónomos, trabajadores y a todo pichichi, prácticamente, les ha dado por menifestarse para mostrar a la opinión pública los ‘abrumadores’ apoyos sociales con los que cuentan sus postulados.
Lo cierto es que, que se manifieste un colectivo de trabajadores o una organización social es bastante normal y hasta sano, normalmente. Pero que un Gobierno, elegido por la ciudadanía para eso, para gobernar, se manifieste para pedir no se sabe muy bien qué ni ante quién - ya que ellos ostentan un poder y una representación pública que el resto de civiles no poseemos - es bastante surrealista. Es como reunirse con uno mismo.
Menos ‘manifas’ y más diálogo, negociación y soluciones prácticas entre ustedes mismos: Administración Central, Autonómica y Oposición. Para eso se les ha votado y para eso están los Parlamentos que han determinado los respectivos Gobiernos, señores.
A día de hoy, a nadie que se precie se le pasa por la cabeza que puedan darse situaciones que vulneren la ley o que no respeten la voluntad ciudadana expresada en las urnas y en los propios gobiernos y parlamentos de los que nos hemos dotado.
Así pues, señores y señoras de UPN y PP: no se preocupen ni vean fantasmas en la pérdida de identidad diferenciada de Navarra. Navarra será loque quieran los navarros, ni más ni menos. Y todas las posturas, vasquistas y navarristas son respetables. Se asume el veredicto que de la mayoría y punto.
Lo penoso es que para unas cosas se haga referencia constante a la ley, como un totem sagrado e inmutable: el Amejoramiento del Fuero Navarro y la propia Constitución y, por otro, se intente eliminar a toda costa la – según qué casos, menos sagrada – disposición transitoria cuarta de la Ley de leyes, que prevee la incorporación a la Comunidad Autónoma Vasca si una mayoría (cualificada) de los navarros así lo decidiese en referendum convocado a tal efecto.
Negar los vínculos históricos y culturales de una buena parte de la Comunidad Foral con la CAV es cerrar los ojos ante una realidad. Solo se trata de arbitrar la fórmula que recoja el sentir mayotitario de los navarros y respete a la vez esos vínculos sociales, en vez de empozoñar más la situación y buscar enfrentamientos estériles.