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José Antonio Jato

De cómo jubilarse en Europa y no morir en el intento

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Diríase que algunas iniciativas europeas están catalizando últimamente toda suerte de disparates. Mientras en algunos países como España, el gobierno dicta medidas eufóricas para prejubilar forzosamente a los trabajadores de una plantilla de la televisión pública a los 51 años, en Alemania se apuesta por la panacea de la senectud. Su parlamento, el Bundestag, ni corto ni perezoso ha aprobado elevar de forma progresiva la edad de jubilación a los 67 años, frente a los 65 actuales. Las discrepancias entre ambas políticas laborales, no pueden ser ni más ostensibles ni más desconcertantes. En la Península Ibérica aunque se trate de un caso más bien aislado, puede sentar por empatía o, digámoslo sin tapujos, por simpatía un grave precedente.

¿Quién entiende que la locomotora de Europa considere necesario que su ciudadanos más lóngevos sigan contribuyendo con su experiencia al Producto Interior Bruto, y uno de los canales públicos europeos de televisión de mayor déficit de profesionalidad condene a sus trabajadores más curtidos al ostracismo de la prejubilación.¿. ¡Todo un lujo!

Para muestra un botón. Si es cierto que los cincuentones periodistas percibirán cerca del 90 por ciento de la cantidad neta cobrada el último mes, y que el Estado asumirá los costes de la Seguridad Social hasta la edad de la jubilación forzosa, fijada a los 65 años, es difícil calibrar donde está el negocio. La sociedad española, sobrada de euros como está, pagará a unos periodistas experimentados en el trabajo, para que no den ni golpe. Una revolución que potenciará probablemente que los tomates televisivos sean lanzados al televidente, por imberbes becarios. ¡Apúntense otro éxito!

En Alemania no están para chiquitas, y como el tiempo apremia la hornada de ciudadanos nacidos en el año 1964 será la primera en dar el callo hasta casi la frontera de los 70, para sacrificarse por lograr que las cotizaciones se mantengan estables y labrar un futuro que poder financiar, es decir mejor.
Precisamente éste es el objetivo de la nueva polémica reforma del gobierno. El alarmante descenso de la natalidad en la República Federal y el envejecimiento progresivo de la población amenaza con desestabilizar seriamente el sistema de pensiones. Por lo tanto, no hay vuelta de hoja y una forma de garantizar las actuales prestaciones es pasar por el tubo, y trabajar más tiempo. Así de claro.

La industria alemana , no es que trate de incordiar, pero tampoco puede esconder sus simpatías por el “modelo español”. De tal manera que el gobierno de socialdemócratas y conservadores alemanes, testimonian desde su tribuna de honor múltiples ofertas de jubilaciones anticipadas cuyo objetivo loable es “refrescar la plantilla”, “ganar en flexibilidad”, “incrementar rentabilidad” y porque no, “abaratar costes”. Lo pongo entre comillas porque estas disparidades entre gobierno y filosofía empresarial acarrean a la larga el “efecto termita”: Se corroen los fundamentos empresariales con un incremento desmesurado de contratación basura, se desmotiva al personal y al final el descontrol del factor humano queda absolutamente programado.
No pasa nada porque, los sindicatos alemanes encima no van a la zaga . Su catecismo proscribe afiliados que acumulen un exceso de canas y por descontado que se esclavicen hasta la extremaunción.

En España Comisiones Obreras sería probablemente más contemporizadora, pero Celtiberia es otra galaxia, y los sindicatos hispanos también.

Quizás tengan razón quienes proponen dar un carpetazo a tanto esperpento y apuestan como solución ideal introducir la Renta Básica para que el ciudadano no sufra un síncope fruto de tantas ideas, bienintencionadas, pero que minan paulatinamente su bien ganada jubilación.

De cómo jubilarse en Europa y no morir en el intento

José Antonio Jato
José Antonio Jato
miércoles, 14 de marzo de 2007, 09:40 h (CET)
Diríase que algunas iniciativas europeas están catalizando últimamente toda suerte de disparates. Mientras en algunos países como España, el gobierno dicta medidas eufóricas para prejubilar forzosamente a los trabajadores de una plantilla de la televisión pública a los 51 años, en Alemania se apuesta por la panacea de la senectud. Su parlamento, el Bundestag, ni corto ni perezoso ha aprobado elevar de forma progresiva la edad de jubilación a los 67 años, frente a los 65 actuales. Las discrepancias entre ambas políticas laborales, no pueden ser ni más ostensibles ni más desconcertantes. En la Península Ibérica aunque se trate de un caso más bien aislado, puede sentar por empatía o, digámoslo sin tapujos, por simpatía un grave precedente.

¿Quién entiende que la locomotora de Europa considere necesario que su ciudadanos más lóngevos sigan contribuyendo con su experiencia al Producto Interior Bruto, y uno de los canales públicos europeos de televisión de mayor déficit de profesionalidad condene a sus trabajadores más curtidos al ostracismo de la prejubilación.¿. ¡Todo un lujo!

Para muestra un botón. Si es cierto que los cincuentones periodistas percibirán cerca del 90 por ciento de la cantidad neta cobrada el último mes, y que el Estado asumirá los costes de la Seguridad Social hasta la edad de la jubilación forzosa, fijada a los 65 años, es difícil calibrar donde está el negocio. La sociedad española, sobrada de euros como está, pagará a unos periodistas experimentados en el trabajo, para que no den ni golpe. Una revolución que potenciará probablemente que los tomates televisivos sean lanzados al televidente, por imberbes becarios. ¡Apúntense otro éxito!

En Alemania no están para chiquitas, y como el tiempo apremia la hornada de ciudadanos nacidos en el año 1964 será la primera en dar el callo hasta casi la frontera de los 70, para sacrificarse por lograr que las cotizaciones se mantengan estables y labrar un futuro que poder financiar, es decir mejor.
Precisamente éste es el objetivo de la nueva polémica reforma del gobierno. El alarmante descenso de la natalidad en la República Federal y el envejecimiento progresivo de la población amenaza con desestabilizar seriamente el sistema de pensiones. Por lo tanto, no hay vuelta de hoja y una forma de garantizar las actuales prestaciones es pasar por el tubo, y trabajar más tiempo. Así de claro.

La industria alemana , no es que trate de incordiar, pero tampoco puede esconder sus simpatías por el “modelo español”. De tal manera que el gobierno de socialdemócratas y conservadores alemanes, testimonian desde su tribuna de honor múltiples ofertas de jubilaciones anticipadas cuyo objetivo loable es “refrescar la plantilla”, “ganar en flexibilidad”, “incrementar rentabilidad” y porque no, “abaratar costes”. Lo pongo entre comillas porque estas disparidades entre gobierno y filosofía empresarial acarrean a la larga el “efecto termita”: Se corroen los fundamentos empresariales con un incremento desmesurado de contratación basura, se desmotiva al personal y al final el descontrol del factor humano queda absolutamente programado.
No pasa nada porque, los sindicatos alemanes encima no van a la zaga . Su catecismo proscribe afiliados que acumulen un exceso de canas y por descontado que se esclavicen hasta la extremaunción.

En España Comisiones Obreras sería probablemente más contemporizadora, pero Celtiberia es otra galaxia, y los sindicatos hispanos también.

Quizás tengan razón quienes proponen dar un carpetazo a tanto esperpento y apuestan como solución ideal introducir la Renta Básica para que el ciudadano no sufra un síncope fruto de tantas ideas, bienintencionadas, pero que minan paulatinamente su bien ganada jubilación.

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