Vaya semanita más completa hemos tenido en lo futbolístico y sé que me equivoco hablando en pasado, porque esta noche hay clásico y de ése tendremos para llenar periódicos, informativos y programas por lo menos hasta mediados de semana y lo mismo es poco.
Lo del Barça más o menos lo intuíamos. Era difícil remontar un 1-2 contra el Liverpool y a domicilio, aunque la verdad, puede decirse que lucharon como posesos hasta el final. Lo incomprensible viene con el Real Madrid. Este equipo igual tiene el récord de Copas de Europa en sus vitrinas, que el récord de haber encajado el gol más tempranero de la historia de la competición. Y eso sí, desastre defensivo en el gol. No sólo el garrafal pero humano fallo de Roberto Carlos, sino el despiste marciano que tenían los centrales.
Miro una y otra vez la jugada y juraría que a Ramos y Helguera les tiene que pesar la conciencia. Eso no le puede pasar al Madrid. Aunque quizás sí a este equipo, en donde hay más broncas que abrazos y más figuritas que figuras. Juegan bien los suplentes, presionan aquéllos que no tienen la confianza del míster y sin embargo, Capello pone siempre a los mismos.
Ahora Roberto Carlos dice que se va. Encima es que le puede la presión. A uno de los mejores defensas del mundo, le pesa el agobio externo. Pero el que se tiene que ir o al que tienen que echar, ése no se va. Y eso que ya a estas alturas de temporada ya no le faltará dinero para acabar el año. Echaron a del Bosque cuando el hombre había hecho hazañas e historia con el club madrileño y dejan en el banquillo a un personaje que sinceramente y con perdón si ofendo, pienso que de fútbol entiende poco o por lo menos no lo hace ver.
Mientras, el grupo de amigos inseparables que parecen una secta en el buen sentido de la palabra, consigue mandar a uno de los equipos más complicados de la competición a casita y lamentablemente, algo calentitos. Ahora les ha tocado el Chelsea, el de Mourinho; como decía Baraja ayer, el gordo del bombo. También Baraja dejó caer un titrito de ésos que lo caracterizan, algo así como que ahora a ver si televisan al Valencia. Tanto Barça, tanto Madrid, que se van de la manita al pozo de la decepción y un equipo que es grande aunque no se anuncie y que es la última esperanza española en la máxima competición continental. Amunt Valencia.