Pese al optimismo de bastantes por estos lares - excesivo a todas luces - , se cumplió el resultado final al que apuntaba la eliminatoria tras el 1-2 de la ida en el Camp Nou. Pero, señores, qué espectáculo se vio sobre el mítico - no es para menos – Anfield. El Liverpool de ese gran mister que es Benítez se merendó al Barça en un primer tiempo para enseñar en las escuelas, a base de ritmo, presión, velocidad, orden y una verticalidad que recordó al glorioso equipo red de la década de los 80.

Todavía en este país habrá quien diga que eso no es fútbol de calidad… será mejor el tiqui-taca o la rabona. Fue un espectáculo la presión de todos, su perfecta sincronía en los movimientos defensivos, los pases de tiralíneas de Xabi Alonso, los remates de un renacido Riise, la rapidez y contundencia de Carragher…
Qué quieren que les diga, uno va con el Liverpool por múltiples motivos: por simpatía, por su afición, por valores, por esa manera de concebir el fútbol tan apasionada y racial, etc.

Del público, ni hablamos… a quien no se le ponga la carne de gallina oyendo retumbar el “You’ll never walk alone” con cuarenta mil gargantas no es de este planeta. Fútbol en estado puro.
El Barça se rehizo en el segundo tiempo y a poco más remonta la eliminatoria; no lo habría merecido, ciertamente, pero jugó mejor y puso en algún aprieto al equipo de Benítez. Visto el partido en su cómputo global, se pueden dar por satisfechos con la victoria, un atnto injusta.

La afición de chapeau, no me cansaré de repetirlo. ¿Alguien vio algún objeto: mechero, bola, etc sobre el campo? No, ¿verdad? ¿Se imaginan eso en España: en el Bernabeu o en Mestalla o en el Nou Camp?
En fin, no comment, que diría Toshack. Y luego a algunos se les llena la boca con lo de ‘hooligans ingleses’ Cuanto motivo para callar y aprender.

Y sin ir más lejos, los jugadores del otro partido de la jornada, en Mestalla entre Valencia e Inter. El deplorable cruce de golpes e intentos de agresión del final merece desde luego alguna sanción ejemplar por parte de la UEFA; es el espejo en que se mitran nuestros jóvenes futbolistas y la imagen y enseñanza que pueden extraer del impresentable altercado (propio de macarras de garito de mala muerte) debería bastar para adoptar medidas ejemplares.

Lo dicho… go reds!