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A Juan Carlos I se le investiga por unas posibles comisiones cobradas por la construcción del AVE a La Meca

Amantes, cabras y una yegua

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Hace ya varias semanas que Juan Carlos I, a quien cuando tomó posesión del trono una parte de la izquierda llamaba “Juanito el Breve”, marchó de España a tierras lejanas para disfrutar de unas merecidas vacaciones pagadas junto a sus amigos los jeques árabes, aunque malas lenguas afirman que entonó el “adiós mi España querida” buscando cobijo en un país donde no pudiera llegar la larga mano de la justicia suiza.

Aquí quedaron, cariacontecidos y entristecidos sus acólitos palaciegos, para seguir añorando los días de vino y rosas que durante tantos años habían venido disfrutando a la sombra de la corona. Y allá, entre el lujo de un exclusivo hotel y las tórridas arenas del desierto, un pobre rey emérito, que no un rey pobre, añorando las regatas y las cuchipandas de marisco regadas con un buen Albariño que le ofrecían, seguramente “gratis et amore” sus amigos de Sanxenxo.

Seguramente Juan Carlos de Borbón debe estar pasando por una época de mal fario. Todo le sale mal. En el momento en que una de sus últimas amantes, y, seguramente, compañera de negocios, se decide a hablar y comienzan a aparecer, negro sobre blanco, en un amplio abanico de medios de comunicación españoles y foráneos los trapicheos dinerarios del antiguo Jefe de Estado del Reino de España, y se conoce que la Fiscalía suiza anda rebuscando entre sus cuentas, el heredero de Franco hace como antes hicieron sus más inmediatos sucesores y sale de España a uña de caballo mientras su antigua amiga intima se pasea por periódicos y televisiones explicando que Juan Carlos le “regaló” 65 millones de euros. No sé si el regaló tuvo lugar durante la celebración de una barbacoa en la que estaba presente el señor Borbón ataviado deportivamente y tocado con una gorra beisbolera.

Si ustedes pensaban que esta “propinilla” de millones de euros es una cantidad liviana y escasa, y con ella quedaba zanjado el asunto están errando. En temas de cama y dinero pasa como con las cerezas, coges una y le siguen una docena. Y así ha sido. Un día nos despertamos con la noticia, que ya sospechábamos, que la estancia del rey emérito en Abu Dhabi la pagamos entre todos los contribuyentes, ya que, como es preceptivo, cuenta con un número determinado de escoltas con cargo al presupuesto del Ministerio del Interior. Y días después en un encuentro informal de la Fiscal General del Estado y el Ministro de Justicia con la prensa se afirma que aquel rey al que durante años nos han estado vendiendo como el héroe de la democracia española està siendo investigado por tres temas que tienen que ver con la posible evasión de impuestos e incluso blanqueo de dinero. Y desde Zarzuela, Felipe VI mirando las nubes. Mecachis, por no escribir algo más fuerte, con Zarzuela.

Se le investiga en primer lugar por unas posibles comisiones cobradas por la construcción del AVE a La Meca. No sabía yo que teníamos un Jefe del Estado pluriempleado que en las horas que le dejaba libre su ardua tarea real se dedicaba a ejercer de comisionista. Pero, tranquilos, que no pasará nada, esta investigación quedará en agua de borrajas ya que aunque se pudiera demostrar que el rey emérito cobró unas comisiones por interceder ante sus amigos árabes lo hizo mientras todavía se sentaba en el trono y era intocable por la gracia de la santa Constitución que nos dimos entre todos, aunque yo la voté negativamente.

La Fiscalía del Tribunal Supremo tiene abierta también otra investigación por el uso por parte de los reyes eméritos y de algunos miembros de su familia de unas tarjetas de las llamadas opacas, recuerdan las que usaban Rato y el resto de privilegiados, pues más o menos del mismo estilo. El titular de la cuenta a la que se cargaban los gastos es un alto oficial del Ejército del Aire que fue durante años ayudante de Juan Carlos mientras ejercía de Jefe del Estado. La Fiscalía sospecha que este militar con su sueldo no puede manejar en su cuenta el dinero que se ha manejado, y ha aparecido un nuevo amigo de Juan Carlos, un personaje mejicano domiciliado en Londres con diversos negocios y que, probablemente, es quien ha ido cubriendo los saldos de estas tarjetas bancarias. Al parecer esta cuenta sirvió para pagar el regalo que le hicieron a Victoria, la hija de la princesa Elena, una yegua y el mantenimiento de la misma. Seguramente la díscola hija de Elena de Borbón y Jaime de Marichalar también ha salido amazona, como la madre, al menos ya tiene una yegua para ir practicando.


En su retiro de oro el rey Juan Carlos debe andar preocupado porque a instancias de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales del Banco de España la Fiscalía ha abierto otra investigación contra quien fuera durante décadas Jefe del Estado del Reino de España. Y siguen apareciendo nuevas noticas relacionadas con el amor al dinero del rey emérito Primero sale a la luz una cuenta oculta en el paraíso fiscal de la isla de Jersey con casi diez millones de euros, y la sorpresa del día siguiente es que hasta agosto de 2018 había una cuenta en Suiza con casi diez millones de euros más.


Y la guinda de este pastel amasado con millones de euros ocultos al fisco es la noticia que ayer dio a conocer eldiario.es publicando que en octubre del 2002 el entonces rey del Reino de España acudió al Kazajistán a una cacería invitado por <b>Nazarbayev</b>, presidente de aquel país. Ahora sabemos que Juan Carlos además de elefantes y osos emborrachados también es aficionado a disparar a las cabras salvajes. De aquella cacería en el avión de regreso se trajo las cabezas de algunos ejemplares además de cinco millones de dólares que le regaló el dictado que regia aquel país. Nazarbayev consideraba que el reí del Reino de España era pobre y le quiso dar una “propinilla”.


Y mientras todo esto pasaba y el señor Borbón iba haciendo caja la clase dirigente de este país miraba hacia otro sitio, todavía algunos, como el PSOE, lo hacen y se niegan a que en el Parlamento hayan comisiones investigadoras que saquen a la luz todo los trapicheos de una realeza que sigue el camino de sus antecesores, llenarse los bolsillos y salir de España. Ni la Transición fue modélica ni la Monarquía moderna. Durante años han estado vendiéndonos aire, y, lo malo es que lo hemos ido comprando. ¿Hasta cuándo? 

Amantes, cabras y una yegua

A Juan Carlos I se le investiga por unas posibles comisiones cobradas por la construcción del AVE a La Meca
Rafa Esteve-Casanova
jueves, 12 de noviembre de 2020, 02:20 h (CET)

Hace ya varias semanas que Juan Carlos I, a quien cuando tomó posesión del trono una parte de la izquierda llamaba “Juanito el Breve”, marchó de España a tierras lejanas para disfrutar de unas merecidas vacaciones pagadas junto a sus amigos los jeques árabes, aunque malas lenguas afirman que entonó el “adiós mi España querida” buscando cobijo en un país donde no pudiera llegar la larga mano de la justicia suiza.

Aquí quedaron, cariacontecidos y entristecidos sus acólitos palaciegos, para seguir añorando los días de vino y rosas que durante tantos años habían venido disfrutando a la sombra de la corona. Y allá, entre el lujo de un exclusivo hotel y las tórridas arenas del desierto, un pobre rey emérito, que no un rey pobre, añorando las regatas y las cuchipandas de marisco regadas con un buen Albariño que le ofrecían, seguramente “gratis et amore” sus amigos de Sanxenxo.

Seguramente Juan Carlos de Borbón debe estar pasando por una época de mal fario. Todo le sale mal. En el momento en que una de sus últimas amantes, y, seguramente, compañera de negocios, se decide a hablar y comienzan a aparecer, negro sobre blanco, en un amplio abanico de medios de comunicación españoles y foráneos los trapicheos dinerarios del antiguo Jefe de Estado del Reino de España, y se conoce que la Fiscalía suiza anda rebuscando entre sus cuentas, el heredero de Franco hace como antes hicieron sus más inmediatos sucesores y sale de España a uña de caballo mientras su antigua amiga intima se pasea por periódicos y televisiones explicando que Juan Carlos le “regaló” 65 millones de euros. No sé si el regaló tuvo lugar durante la celebración de una barbacoa en la que estaba presente el señor Borbón ataviado deportivamente y tocado con una gorra beisbolera.

Si ustedes pensaban que esta “propinilla” de millones de euros es una cantidad liviana y escasa, y con ella quedaba zanjado el asunto están errando. En temas de cama y dinero pasa como con las cerezas, coges una y le siguen una docena. Y así ha sido. Un día nos despertamos con la noticia, que ya sospechábamos, que la estancia del rey emérito en Abu Dhabi la pagamos entre todos los contribuyentes, ya que, como es preceptivo, cuenta con un número determinado de escoltas con cargo al presupuesto del Ministerio del Interior. Y días después en un encuentro informal de la Fiscal General del Estado y el Ministro de Justicia con la prensa se afirma que aquel rey al que durante años nos han estado vendiendo como el héroe de la democracia española està siendo investigado por tres temas que tienen que ver con la posible evasión de impuestos e incluso blanqueo de dinero. Y desde Zarzuela, Felipe VI mirando las nubes. Mecachis, por no escribir algo más fuerte, con Zarzuela.

Se le investiga en primer lugar por unas posibles comisiones cobradas por la construcción del AVE a La Meca. No sabía yo que teníamos un Jefe del Estado pluriempleado que en las horas que le dejaba libre su ardua tarea real se dedicaba a ejercer de comisionista. Pero, tranquilos, que no pasará nada, esta investigación quedará en agua de borrajas ya que aunque se pudiera demostrar que el rey emérito cobró unas comisiones por interceder ante sus amigos árabes lo hizo mientras todavía se sentaba en el trono y era intocable por la gracia de la santa Constitución que nos dimos entre todos, aunque yo la voté negativamente.

La Fiscalía del Tribunal Supremo tiene abierta también otra investigación por el uso por parte de los reyes eméritos y de algunos miembros de su familia de unas tarjetas de las llamadas opacas, recuerdan las que usaban Rato y el resto de privilegiados, pues más o menos del mismo estilo. El titular de la cuenta a la que se cargaban los gastos es un alto oficial del Ejército del Aire que fue durante años ayudante de Juan Carlos mientras ejercía de Jefe del Estado. La Fiscalía sospecha que este militar con su sueldo no puede manejar en su cuenta el dinero que se ha manejado, y ha aparecido un nuevo amigo de Juan Carlos, un personaje mejicano domiciliado en Londres con diversos negocios y que, probablemente, es quien ha ido cubriendo los saldos de estas tarjetas bancarias. Al parecer esta cuenta sirvió para pagar el regalo que le hicieron a Victoria, la hija de la princesa Elena, una yegua y el mantenimiento de la misma. Seguramente la díscola hija de Elena de Borbón y Jaime de Marichalar también ha salido amazona, como la madre, al menos ya tiene una yegua para ir practicando.


En su retiro de oro el rey Juan Carlos debe andar preocupado porque a instancias de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales del Banco de España la Fiscalía ha abierto otra investigación contra quien fuera durante décadas Jefe del Estado del Reino de España. Y siguen apareciendo nuevas noticas relacionadas con el amor al dinero del rey emérito Primero sale a la luz una cuenta oculta en el paraíso fiscal de la isla de Jersey con casi diez millones de euros, y la sorpresa del día siguiente es que hasta agosto de 2018 había una cuenta en Suiza con casi diez millones de euros más.


Y la guinda de este pastel amasado con millones de euros ocultos al fisco es la noticia que ayer dio a conocer eldiario.es publicando que en octubre del 2002 el entonces rey del Reino de España acudió al Kazajistán a una cacería invitado por <b>Nazarbayev</b>, presidente de aquel país. Ahora sabemos que Juan Carlos además de elefantes y osos emborrachados también es aficionado a disparar a las cabras salvajes. De aquella cacería en el avión de regreso se trajo las cabezas de algunos ejemplares además de cinco millones de dólares que le regaló el dictado que regia aquel país. Nazarbayev consideraba que el reí del Reino de España era pobre y le quiso dar una “propinilla”.


Y mientras todo esto pasaba y el señor Borbón iba haciendo caja la clase dirigente de este país miraba hacia otro sitio, todavía algunos, como el PSOE, lo hacen y se niegan a que en el Parlamento hayan comisiones investigadoras que saquen a la luz todo los trapicheos de una realeza que sigue el camino de sus antecesores, llenarse los bolsillos y salir de España. Ni la Transición fue modélica ni la Monarquía moderna. Durante años han estado vendiéndonos aire, y, lo malo es que lo hemos ido comprando. ¿Hasta cuándo? 

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