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A estas alturas, resulta indiscutible la nefasta gestión gubernamental en múltiples aspectos, pero, si cabe -y dado el estatus de pilar fundamental- el papel que este Gobierno está teniendo con la Educación me parece el más significativo.
Con la excusa de la pandemia, han eliminado el límite de suspensos con el que se puede promocionar de curso, con lo que están tirando por tierra a quienes enseñamos el valor del esfuerzo; han asestado un golpe de muerte a la educación concertada y privada, con lo que están impidiendo la libertad de elección patena; han erradicado el español como lengua vehicular en Cataluña, con lo que están impidiendo a los jóvenes catalanes adquirir un maravilloso bilingüismo; han eliminado la necesidad de presentarse a unas oposiciones para acceder al cuerpo de inspección, con lo que están buscando controlar ideológicamente la educación. Y, como muestra de nepotismo supremo, la mujer del presidente, de la noche a la mañana y sin siquiera ser licenciada en la materia, sale colocada como doctora en una universidad pública.
Gobierno que aplasta las alas de la educación, no tendrá mil años de perdón.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".
Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.
Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.
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