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José Antonio Jato

La factura de Airbus

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El presidente francés Jaques Chirac y la canciller alemana Angela Merkel han consensuado políticamente un pacto favorable para atajar la crisis que azota al constructor aeronáutico europeo Airbus. Ambos dirigentes tratan de conjurar un cataclismo político y social de enorme envergadura, precisamente en períodos preelectorales. Sin embargo el plan de saneamiento al que acaban de dar su bendición, nace maniatado por los intereses específicos nacionales de los socios de Airbus. Además el drástico paquete de medidas de reestructuración de la constructora europea incluye recortes de plantilla de los que España podría salir trasquilada.

Francia y Alemania son los socios principales de Airbus con un 22,5 % a partes iguales de las acciones del consorcio matriz EADS, en el que los españoles participan con 5,45 % de las acciones. El plan de saneamiento de la empresa prevé sobre el papel repartir las cargas originadas de forma equitativa.

El plan de remodelación no puede presumir de ser un dechado de creatividad. Se habla de la inminente reducción de 10.000 empleos, medida que salpicaría asimismo a España y Reino Unido. A este coste social habría que añadir el de la externalización de algunos de los centros de producción repartidos por el continente. Se habla de subcontratar operaciones a empresas del grupo EADS y a firmas de China y Rusia. La cesión de actividad industrial afectaría a cuatro plantas productoras en Francia y Alemania respectivamente. En el Reino Unido y España las fábricas afectadas serían la de Filton y la gaditana de Puerto Real.

La crisis aflora en un momento del todo inoportuno ya que España barajaba elevar su participación en el futuro avión A-350, que se construirá con una tecnología en la que las empresas españolas y alemanas rivalizan.

La trayectoria del consejero delegado de Airbus, el francés Louis Gallois, da pie a pensar que la guillotina no se aplicará con la virulencia habitual, a tenor de como actuó Gallois tiempo atrás a la cabeza de los ferrocarriles franceses SNCF, en los que para agilizar a la empresa recortó 13.000 empleos, en un plazo de 10 años.

La crisis no ha caído del cielo, más bien el origen de la misma habría que buscarlo en la obcecada cadena de errores logísticos, y en la deficiente gestión de la dirección de Airbus. Durante años no se han dado cuenta que el rocambolesco sistema de ensamblado de los diversos elementos fabricados por dispersos centros de producción estaba condenado al fracaso. Estas dificultades han acabado provocando aplazamientos de entrega de aviones debido, para más inri, a retrasos en el envío de componentes.

El plan de recortes para el despegue definitivo de Airbus se anunciará como anticipo a la presentación de los resultados de marzo, pero todo apunta a que no serán los responsables de la mala gestión los que acabarán pagando ni la factura, ni el pavo.

La factura de Airbus

José Antonio Jato
José Antonio Jato
martes, 27 de febrero de 2007, 10:31 h (CET)
El presidente francés Jaques Chirac y la canciller alemana Angela Merkel han consensuado políticamente un pacto favorable para atajar la crisis que azota al constructor aeronáutico europeo Airbus. Ambos dirigentes tratan de conjurar un cataclismo político y social de enorme envergadura, precisamente en períodos preelectorales. Sin embargo el plan de saneamiento al que acaban de dar su bendición, nace maniatado por los intereses específicos nacionales de los socios de Airbus. Además el drástico paquete de medidas de reestructuración de la constructora europea incluye recortes de plantilla de los que España podría salir trasquilada.

Francia y Alemania son los socios principales de Airbus con un 22,5 % a partes iguales de las acciones del consorcio matriz EADS, en el que los españoles participan con 5,45 % de las acciones. El plan de saneamiento de la empresa prevé sobre el papel repartir las cargas originadas de forma equitativa.

El plan de remodelación no puede presumir de ser un dechado de creatividad. Se habla de la inminente reducción de 10.000 empleos, medida que salpicaría asimismo a España y Reino Unido. A este coste social habría que añadir el de la externalización de algunos de los centros de producción repartidos por el continente. Se habla de subcontratar operaciones a empresas del grupo EADS y a firmas de China y Rusia. La cesión de actividad industrial afectaría a cuatro plantas productoras en Francia y Alemania respectivamente. En el Reino Unido y España las fábricas afectadas serían la de Filton y la gaditana de Puerto Real.

La crisis aflora en un momento del todo inoportuno ya que España barajaba elevar su participación en el futuro avión A-350, que se construirá con una tecnología en la que las empresas españolas y alemanas rivalizan.

La trayectoria del consejero delegado de Airbus, el francés Louis Gallois, da pie a pensar que la guillotina no se aplicará con la virulencia habitual, a tenor de como actuó Gallois tiempo atrás a la cabeza de los ferrocarriles franceses SNCF, en los que para agilizar a la empresa recortó 13.000 empleos, en un plazo de 10 años.

La crisis no ha caído del cielo, más bien el origen de la misma habría que buscarlo en la obcecada cadena de errores logísticos, y en la deficiente gestión de la dirección de Airbus. Durante años no se han dado cuenta que el rocambolesco sistema de ensamblado de los diversos elementos fabricados por dispersos centros de producción estaba condenado al fracaso. Estas dificultades han acabado provocando aplazamientos de entrega de aviones debido, para más inri, a retrasos en el envío de componentes.

El plan de recortes para el despegue definitivo de Airbus se anunciará como anticipo a la presentación de los resultados de marzo, pero todo apunta a que no serán los responsables de la mala gestión los que acabarán pagando ni la factura, ni el pavo.

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