Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cartas al director
JD Mez, de Olot

Morir en paz: lección aprendida

|

Me parece conveniente que durante esta semana, como preparación de la fiesta de Todos los Santos y del Día de los Difuntos, hagamos un reflexión sobre la muerte. Sin entrar en la guerra de cifras sobre el número de muertos que nos ha dejado la Covid-19, está claro que hemos aprendido una lección imprescindible: y es el poder valorar qué significa la buena muerte.

Hace años, en un extraordinario artículo del maestro Alejandro Llano en el semanario Alfa y Omega, recuerdo haber leído una de las mejores reflexiones sobre la muerte. El profesor Llano planteaba que, durante siglos, lo que pedían las personas era tener tiempo suficiente para prepararse para la muerte, que llegara “con previo aviso” para poder recorrer ese camino espiritual necesario en el final de la vida. De ahí la expresión popular “que Dios nos pille confesados”. Y también esa coletilla tan importante en las esquelas (y con un feo gerundio de continuidad) en la que se recuerda que el fallecido se marchó “habiendo recibido los santos sacramentos”.

Es decir, a lo largo de la historia, “morir en paz”, con las “cosas del cielo” arregladas y rodeado de la familia, era lo que se consideraba una buena muerte. Por cierto, del dolor se hablaba poco. Quizá porque había mucho. Ahora, como no es tan habitual, el dolor se convierte en el centro de nuestra atención.

Morir en paz: lección aprendida

JD Mez, de Olot
Lectores
lunes, 26 de octubre de 2020, 00:07 h (CET)

Me parece conveniente que durante esta semana, como preparación de la fiesta de Todos los Santos y del Día de los Difuntos, hagamos un reflexión sobre la muerte. Sin entrar en la guerra de cifras sobre el número de muertos que nos ha dejado la Covid-19, está claro que hemos aprendido una lección imprescindible: y es el poder valorar qué significa la buena muerte.

Hace años, en un extraordinario artículo del maestro Alejandro Llano en el semanario Alfa y Omega, recuerdo haber leído una de las mejores reflexiones sobre la muerte. El profesor Llano planteaba que, durante siglos, lo que pedían las personas era tener tiempo suficiente para prepararse para la muerte, que llegara “con previo aviso” para poder recorrer ese camino espiritual necesario en el final de la vida. De ahí la expresión popular “que Dios nos pille confesados”. Y también esa coletilla tan importante en las esquelas (y con un feo gerundio de continuidad) en la que se recuerda que el fallecido se marchó “habiendo recibido los santos sacramentos”.

Es decir, a lo largo de la historia, “morir en paz”, con las “cosas del cielo” arregladas y rodeado de la familia, era lo que se consideraba una buena muerte. Por cierto, del dolor se hablaba poco. Quizá porque había mucho. Ahora, como no es tan habitual, el dolor se convierte en el centro de nuestra atención.

Noticias relacionadas

Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto,  habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.

Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.

Las  conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto