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Antonio Martín

Que no cunda el pánico

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Es para mí un enorme placer retomar esta columna tras algo más de un mes sin poder escribir sobre las últimas peripecias que cada día nos ofrece el apasionante mundo del deporte en todas sus vertientes, desde la más rosa y desvergonzada, hasta la más pura y admirable. Mi punto de vista, aunque se mantiene sólido e incorruptible, puede que ahora adquiera la virtud de la desmitificación, algo no del todo inexcusable ya que mando estas líneas desde Washington DC, capital de los Estados Unidos, y así será durante los próximos meses, si los hados lo desean.

Desde aquí, resultaría complicado poder seguir en directo cualquier evento deportivo relevante en España... de no ser por la existencia de internet. En la distancia, he recuperado mi viejo amor por la radio. A falta de unas imágenes por donde seguir la sonrisa de Ronaldinho, los goles de Ronaldo -aunque sea en Milán-, el patético juego del Real Madrid, la emoción de la Copa del Rey de baloncesto o la primera imagen de Fernando Alonso con su nuevo McLaren, encontré en las ondas a un apreciado amigo, y presiento que no se alejarán de mí, ni yo de ellas, en todo lo que dure esta fascinante aventura.

Resulta chocante descubrir una ciudad tan increíble como ésta, con tantas cosas nuevas que ofrecerme, con tantos rincones insospechados con los que deleitarme... y darme de bruces al comprobar que hay cosas en mi tierra que no cambian, que permanecen estancadas o incluso hundidas en un fango del cual resulta imposible escapar. Esa mastodóntica entidad que responde al nombre de Real Madrid sigue viviendo un momento tan oscuro como el que dejé al marcharme de Madrid, mostrando dos versiones radicalmente opuestas en sus secciones.

El fútbol del Madrid está muerto, al igual que, deportivamente, muchos de sus jugadores. El proyecto de Capello no es tal: nació y morirá de la misma manera: sin identidad ni un objetivo claro. Los aficionados madridistas deberían ir haciéndose a la idea de que sólo un milagro podría otorgar a este 'grupo de jugadores' un título esta temporada. Hoy por hoy, la eliminatoria contra el Bayern es el clavo ardiendo al que todos quieren aferrarse para seguir manteniendo viva una llama de esperanza, pero es que el conjunto alemán está incluso peor que el Madrid. Si los blancos pasaran la eliminatoria, cosa que está por ver, no habrá más comparsas y el chollo se le habrá acabado al técnico italiano.

Saltaron también las alarmas en la sección de baloncesto tras perder la final de la Copa del Rey frente al Barcelona. Razones hay dos, que no excusas, para comprender su pequeño bajón de juego: la plantilla, tras las lesiones de Mumbrú, Hamilton, el peón más añorado, y Varda, ha tenido que reacoplarse tras los fichajes de Milic y Sekulic. Venson Hamilton venía rayando a su mejor nivel, convertido en un portento físico incomparable en la ACB, con una capacidad intimidatoria asombrosa y un nivel defensivo admirable. El otro motivo, más determinante: los partidos contra Gran Canaria y TAU resultaron durísimos y más exigentes que los que afrontó el Barcelona frente a CSF y DKV. Simplemente, los de Ivanovic llegaron más frescos a la final. Y dicho sea de paso, su inmensa superioridad en el primer cuarto forzó al Madrid a mostrar su peor versión de la temporada.

El camino en la ULEB, aunque espinoso, resulta ilusionante. El Madrid debe afrontar una eliminatoria durísima frente al Estrella Roja de Milan Gurovic, viejo conocido de la primera fase. Si vencen, se verían las caras en semifinales frente a otro rival de la anterior liguilla, el Unics Kazan, o el Montepaschi Siena italiano. Y en Liga, a pesar del último traspiés frente a Unicaja (sin Raúl López, el timón de este equipo), las cosas seguirán sonriéndole al conjunto de Joan Plaza porque su plantilla es excelsa, tanto en número como en calidad, y pronto recuperarán al campeón del Mundo Álex Mumbrú, que estaba cuajando una temporada muy regular. Además, esta semana será clave para que los jugadores recuperen el aliento tras el maratón de partidos (tres de Copa, viernes, sábado, domingo, uno de ULEB, martes, y ACB, sábado) ya que no vuelven a jugar hasta el sábado que viene. Por tanto, que no cunda el pánico. Al menos, no en Vistalegre. El Bernabéu es otro cantar...

Que no cunda el pánico

Antonio Martín
Antonio Martín
martes, 20 de febrero de 2007, 00:36 h (CET)
Es para mí un enorme placer retomar esta columna tras algo más de un mes sin poder escribir sobre las últimas peripecias que cada día nos ofrece el apasionante mundo del deporte en todas sus vertientes, desde la más rosa y desvergonzada, hasta la más pura y admirable. Mi punto de vista, aunque se mantiene sólido e incorruptible, puede que ahora adquiera la virtud de la desmitificación, algo no del todo inexcusable ya que mando estas líneas desde Washington DC, capital de los Estados Unidos, y así será durante los próximos meses, si los hados lo desean.

Desde aquí, resultaría complicado poder seguir en directo cualquier evento deportivo relevante en España... de no ser por la existencia de internet. En la distancia, he recuperado mi viejo amor por la radio. A falta de unas imágenes por donde seguir la sonrisa de Ronaldinho, los goles de Ronaldo -aunque sea en Milán-, el patético juego del Real Madrid, la emoción de la Copa del Rey de baloncesto o la primera imagen de Fernando Alonso con su nuevo McLaren, encontré en las ondas a un apreciado amigo, y presiento que no se alejarán de mí, ni yo de ellas, en todo lo que dure esta fascinante aventura.

Resulta chocante descubrir una ciudad tan increíble como ésta, con tantas cosas nuevas que ofrecerme, con tantos rincones insospechados con los que deleitarme... y darme de bruces al comprobar que hay cosas en mi tierra que no cambian, que permanecen estancadas o incluso hundidas en un fango del cual resulta imposible escapar. Esa mastodóntica entidad que responde al nombre de Real Madrid sigue viviendo un momento tan oscuro como el que dejé al marcharme de Madrid, mostrando dos versiones radicalmente opuestas en sus secciones.

El fútbol del Madrid está muerto, al igual que, deportivamente, muchos de sus jugadores. El proyecto de Capello no es tal: nació y morirá de la misma manera: sin identidad ni un objetivo claro. Los aficionados madridistas deberían ir haciéndose a la idea de que sólo un milagro podría otorgar a este 'grupo de jugadores' un título esta temporada. Hoy por hoy, la eliminatoria contra el Bayern es el clavo ardiendo al que todos quieren aferrarse para seguir manteniendo viva una llama de esperanza, pero es que el conjunto alemán está incluso peor que el Madrid. Si los blancos pasaran la eliminatoria, cosa que está por ver, no habrá más comparsas y el chollo se le habrá acabado al técnico italiano.

Saltaron también las alarmas en la sección de baloncesto tras perder la final de la Copa del Rey frente al Barcelona. Razones hay dos, que no excusas, para comprender su pequeño bajón de juego: la plantilla, tras las lesiones de Mumbrú, Hamilton, el peón más añorado, y Varda, ha tenido que reacoplarse tras los fichajes de Milic y Sekulic. Venson Hamilton venía rayando a su mejor nivel, convertido en un portento físico incomparable en la ACB, con una capacidad intimidatoria asombrosa y un nivel defensivo admirable. El otro motivo, más determinante: los partidos contra Gran Canaria y TAU resultaron durísimos y más exigentes que los que afrontó el Barcelona frente a CSF y DKV. Simplemente, los de Ivanovic llegaron más frescos a la final. Y dicho sea de paso, su inmensa superioridad en el primer cuarto forzó al Madrid a mostrar su peor versión de la temporada.

El camino en la ULEB, aunque espinoso, resulta ilusionante. El Madrid debe afrontar una eliminatoria durísima frente al Estrella Roja de Milan Gurovic, viejo conocido de la primera fase. Si vencen, se verían las caras en semifinales frente a otro rival de la anterior liguilla, el Unics Kazan, o el Montepaschi Siena italiano. Y en Liga, a pesar del último traspiés frente a Unicaja (sin Raúl López, el timón de este equipo), las cosas seguirán sonriéndole al conjunto de Joan Plaza porque su plantilla es excelsa, tanto en número como en calidad, y pronto recuperarán al campeón del Mundo Álex Mumbrú, que estaba cuajando una temporada muy regular. Además, esta semana será clave para que los jugadores recuperen el aliento tras el maratón de partidos (tres de Copa, viernes, sábado, domingo, uno de ULEB, martes, y ACB, sábado) ya que no vuelven a jugar hasta el sábado que viene. Por tanto, que no cunda el pánico. Al menos, no en Vistalegre. El Bernabéu es otro cantar...

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