Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Etiquetas | Desde la S
Alfonso Sotelo

Bochornoso post-derbi

|

Ni pretendo erigirme en abogado del diablo ni muchísimo menos. Ni en defensor de causas perdidas como si de un Otegi cualquiera me tratase. Las cosas son más simples. Y porque me sentí abochornado, vilipendiado, humillado y malhumorado necesitaba la válvula de escape que son estas humildes líneas para saldar mi cuenta con mi conciencia. Porque señores directivos de Sevilla y Betis, se han cargado el buen nombre del derbi, de sus equipos y de sus santas aficiones.

Porque unos incidentes como los del pasado sábado en el Ruiz de Lopera no merecen otro calificativo que el de impresentables. Porque dañan a nuestros clubes, a nuestro fútbol, a nuestras aficiones y, lo que es más importante, a nuestra Tierra. Porque la imagen que queda de nuestra Andalucía, tan dañada y subastada por unos y por otros desde hace tiempo (y más ahora con el insulso Estatuto que tenemos que aprobar o que rechazar), es esa, la de varios aficionados de corbata que la cortaron, la tiraron, se envolvieron en sus respectivas bufandas y quisieron arreglar a base de insultos y de golpes (altos y bajos) el resultado del partido, que no merece más comentario que el de cero-cero típico de derbi.

Y ni pienso defender al Sevilla ni al Betis. Ni culparlos eximiendo de responsabilidad al otro. Que si no quisieron recoger el obsequio, que si no me sientan donde merezco, que si todo comienza con Blas Ballesteros, que si los tornos fallan, que si yo recuerdo a tu tío y tú a mi madre… Eso es el eterno debate sobre qué fue antes, si el huevo o la gallina. Y la respuesta es clara: Sevilla y Betis no se merecen unos directivos como los que tienen.

Porque las aficiones estuvieron de diez. Sí, que vale, que con sus defectos como siempre. Que si insultos, que si burlas, bengalas, banderas y pancartas, pero todo eso forma parte de los derbis sevillanos y de ahí nunca pasan. Cada vez que las aficiones se ven envueltas en este tipo de encuentros pasa lo mismo, pero nunca se deja una imagen tan paupérrima y dañada como las que han provocado sus directivos.

Y me da igual que me lluevan los comentarios, como los que uno ya ha recibido, diciendo que tuvo la culpa Del Nido, o León, o Castro, o Arredondo, o Lopera. Al final la culpa será de Aznar, al que se le culpa de todo en este país desde el 96. Pero eso es lo de menos. Mi madre siempre me decía que la culpa no existe, que es la manera de consolar nuestra conciencia, y eso es lo que los infames dirigentes del fútbol sevillano están buscando.

Ya dije, y no es mi estilo el del colgarme medallas a lo Bono, que no me gustaba para nada el sorteo de Copa. Conozco esta ciudad, aunque mis canas aún no hayan mostrado su peor cara en mi cabeza, y sé que todo lo que sea provocar e incitar comportamientos violentos es recogido de buen grado por los que no tienen ni medio dedo de frente. Dice el refrán que cuando el tonto coge la linde, ni la linde suelta al tonto ni el tonto suelta a la linde. Y mucho me temo que en esta ridícula y bochornosa polémica post-derbi va a pasar tres cuartos de lo mismo. Y con otro Betis-Sevilla en menos de dos semanas. Que Dios nos coja confesados.

Bochornoso post-derbi

Alfonso Sotelo
Alfonso Sotelo
domingo, 18 de febrero de 2007, 12:51 h (CET)
Ni pretendo erigirme en abogado del diablo ni muchísimo menos. Ni en defensor de causas perdidas como si de un Otegi cualquiera me tratase. Las cosas son más simples. Y porque me sentí abochornado, vilipendiado, humillado y malhumorado necesitaba la válvula de escape que son estas humildes líneas para saldar mi cuenta con mi conciencia. Porque señores directivos de Sevilla y Betis, se han cargado el buen nombre del derbi, de sus equipos y de sus santas aficiones.

Porque unos incidentes como los del pasado sábado en el Ruiz de Lopera no merecen otro calificativo que el de impresentables. Porque dañan a nuestros clubes, a nuestro fútbol, a nuestras aficiones y, lo que es más importante, a nuestra Tierra. Porque la imagen que queda de nuestra Andalucía, tan dañada y subastada por unos y por otros desde hace tiempo (y más ahora con el insulso Estatuto que tenemos que aprobar o que rechazar), es esa, la de varios aficionados de corbata que la cortaron, la tiraron, se envolvieron en sus respectivas bufandas y quisieron arreglar a base de insultos y de golpes (altos y bajos) el resultado del partido, que no merece más comentario que el de cero-cero típico de derbi.

Y ni pienso defender al Sevilla ni al Betis. Ni culparlos eximiendo de responsabilidad al otro. Que si no quisieron recoger el obsequio, que si no me sientan donde merezco, que si todo comienza con Blas Ballesteros, que si los tornos fallan, que si yo recuerdo a tu tío y tú a mi madre… Eso es el eterno debate sobre qué fue antes, si el huevo o la gallina. Y la respuesta es clara: Sevilla y Betis no se merecen unos directivos como los que tienen.

Porque las aficiones estuvieron de diez. Sí, que vale, que con sus defectos como siempre. Que si insultos, que si burlas, bengalas, banderas y pancartas, pero todo eso forma parte de los derbis sevillanos y de ahí nunca pasan. Cada vez que las aficiones se ven envueltas en este tipo de encuentros pasa lo mismo, pero nunca se deja una imagen tan paupérrima y dañada como las que han provocado sus directivos.

Y me da igual que me lluevan los comentarios, como los que uno ya ha recibido, diciendo que tuvo la culpa Del Nido, o León, o Castro, o Arredondo, o Lopera. Al final la culpa será de Aznar, al que se le culpa de todo en este país desde el 96. Pero eso es lo de menos. Mi madre siempre me decía que la culpa no existe, que es la manera de consolar nuestra conciencia, y eso es lo que los infames dirigentes del fútbol sevillano están buscando.

Ya dije, y no es mi estilo el del colgarme medallas a lo Bono, que no me gustaba para nada el sorteo de Copa. Conozco esta ciudad, aunque mis canas aún no hayan mostrado su peor cara en mi cabeza, y sé que todo lo que sea provocar e incitar comportamientos violentos es recogido de buen grado por los que no tienen ni medio dedo de frente. Dice el refrán que cuando el tonto coge la linde, ni la linde suelta al tonto ni el tonto suelta a la linde. Y mucho me temo que en esta ridícula y bochornosa polémica post-derbi va a pasar tres cuartos de lo mismo. Y con otro Betis-Sevilla en menos de dos semanas. Que Dios nos coja confesados.

Noticias relacionadas

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto