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Adrián Candal

El caso de Vázquez

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El nuevo presidente del Celta, el señor Carlos Mouriño, debe ser uno de los más paradigmáticos dirigentes de este moderno mundo del fútbol en el que nos topamos. Su conjunto encadena una preocupantísima crisis de resultados. Once semanas sin ganar y con el equipo a tres puntos del Levante, que marca receloso la frontera de los conjuntos que mantendrían la categoría.

Lo normal en estos casos, cuando la cuesta abajo es tan galopante que da vértigo, es echar al entrenador. Como mucho ratificarlo en su puesto, y a la semana siguiente, y esto es un patrón sumamente repetitivo, prescindir de los servicios del bueno del mister. En el caso del Celta todo apuntaba a una situación similar. Incluso Mouriño había afirmado hace dos semanas que “Fernando Vázquez gozaría de toda la confianza de la junta mientras no fuera destituido”. Verdad de Perogrullo como esa no creo que exista.

Para más inri, la derrota del pasado domingo contra el Espanyol en Balaídos parecía indicar que sería el punto y final para Vázquez. Pero cosas del destino, un partido de Copa UEFA en la inhóspita Rusia esperaba antes.
Resultaba improcedente echar a un entrenador en la víspera de un enfrentamiento tan decisivo. Ese era el argumento defendido por la cúpula del equipo. Y para colmo de males, el Celta mostró su mejor cara de la temporada en el campo del Spartak de Moscú. Los gallegos empataron a un tanto, pero el resultado sabe a auténtica victoria. Un balón de oxígeno, sin duda.

De nada vale, por otra parte, el buen resultado del equipo en tierras rusas.
Aunque sí sirve para levantar la moral de unos jugadores que empataron en la cancha de un conjunto que militó este año en la Champions, de no vencer a Osasuna en el Reyno de Navarra, y después al Rácing en Vigo, a Vázquez ya no lo salvará nadie. Y puede que al Celta tampoco. Como un paradigma del terco destino, el máximo rival ahora de los celtiñas, el Levante, juega el domingo en Riazor. El Dépor puede hacerle un favor a su vecino. Y a Vázquez.

Aunque siendo sinceros. ¿tiene el Celta tan mala plantilla como para bajar a Segunda? A mi se me ocurren cuatro o cinco peores. Pero eso, como sabrán, no tiene nada que ver. Más grandes y poderosas fragatas se han hundido ya.

El caso de Vázquez

Adrián Candal
Adrián Candal
sábado, 17 de febrero de 2007, 12:53 h (CET)
El nuevo presidente del Celta, el señor Carlos Mouriño, debe ser uno de los más paradigmáticos dirigentes de este moderno mundo del fútbol en el que nos topamos. Su conjunto encadena una preocupantísima crisis de resultados. Once semanas sin ganar y con el equipo a tres puntos del Levante, que marca receloso la frontera de los conjuntos que mantendrían la categoría.

Lo normal en estos casos, cuando la cuesta abajo es tan galopante que da vértigo, es echar al entrenador. Como mucho ratificarlo en su puesto, y a la semana siguiente, y esto es un patrón sumamente repetitivo, prescindir de los servicios del bueno del mister. En el caso del Celta todo apuntaba a una situación similar. Incluso Mouriño había afirmado hace dos semanas que “Fernando Vázquez gozaría de toda la confianza de la junta mientras no fuera destituido”. Verdad de Perogrullo como esa no creo que exista.

Para más inri, la derrota del pasado domingo contra el Espanyol en Balaídos parecía indicar que sería el punto y final para Vázquez. Pero cosas del destino, un partido de Copa UEFA en la inhóspita Rusia esperaba antes.
Resultaba improcedente echar a un entrenador en la víspera de un enfrentamiento tan decisivo. Ese era el argumento defendido por la cúpula del equipo. Y para colmo de males, el Celta mostró su mejor cara de la temporada en el campo del Spartak de Moscú. Los gallegos empataron a un tanto, pero el resultado sabe a auténtica victoria. Un balón de oxígeno, sin duda.

De nada vale, por otra parte, el buen resultado del equipo en tierras rusas.
Aunque sí sirve para levantar la moral de unos jugadores que empataron en la cancha de un conjunto que militó este año en la Champions, de no vencer a Osasuna en el Reyno de Navarra, y después al Rácing en Vigo, a Vázquez ya no lo salvará nadie. Y puede que al Celta tampoco. Como un paradigma del terco destino, el máximo rival ahora de los celtiñas, el Levante, juega el domingo en Riazor. El Dépor puede hacerle un favor a su vecino. Y a Vázquez.

Aunque siendo sinceros. ¿tiene el Celta tan mala plantilla como para bajar a Segunda? A mi se me ocurren cuatro o cinco peores. Pero eso, como sabrán, no tiene nada que ver. Más grandes y poderosas fragatas se han hundido ya.

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