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Las sobrecogedoras imágenes del devastado Beirut son, tan solo, la huella dejada por las explosiones del pasado agosto y que han provocado más de 135 muertos y cinco mil heridos, además de decenas de desaparecidos. Para situarse en la realidad que vive ahora la capital libanesa, hay que imaginar lo que supone para los supervivientes la destrucción de hospitales, iglesias, viviendas, comercios, edificios públicos y privados, con más de trescientas mil personas que deambulan sin destino al haber quedado sin hogar. Y todo ello en medio de una situación de bancarrota económica y financiera, acentuada por la pandemia del Covid-19, que ha convertido al Líbano en un Estado fallido justo cuando se conmemora el centenario de su fundación bajo mandato francés, tras la I Guerra Mundial que cambió la faz del Cercano Oriente.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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