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Si existe una especie animal violenta esta es la humana. Se debe enseñar a los niños que la violencia no resuelve los problemas, los agrava

Padres maltratados

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Un total de 12 adolescentes leridanos fueron imputados en el 2013 por violencia doméstica, por maltratar físicamente y psicológicamente a sus padres y a otros parientes. El juzgado de menores número 1 de Lleida hizo encarcelar hace unos meses a un adolescente de 17 años que tundeó brutalmente a su madre que le obligó a permanecer ingresada en el hospital 10 días hasta que se curó de las heridas recibidas. Durante las fiestas navideñas de 2013 cuatro jóvenes mayores de edad que conviven con sus padres han sido acusados de haberlos agredido. Los expertos dicen que lo casos de violencia doméstica aumentan durante estas fechas debido a que los padres e hijos pasan más tiempo juntos.

David, yerno del rey Saúl de Israel, tuvo que huir porque su suegro pretendía matarlo por celos porque el prestigio del yerno era más valorado que el del suegro. A David se le presenta la oportunidad de matar al rey, pero no lo hizo. Esta escena, el texto la describe así: “Juzgue el Señor entre tú y yo, y véngame de ti el Señor, pero mi mano no será contra ti: como dice el proverbio de los antiguos: de los impíos saldrá la impiedad, así que mi mano no será contra ti” (1 Samuel 24:12,13). Aquí nos encontramos con un caso de violencia doméstica: el suegro contra el yerno. El texto destaca el proverbio de los antiguos que explica el motivo porque David no mata al rey, su suegro. De haber cometido magnicidio bien seguro que se le habría encontrado justificación porque lo habría hecho en defensa propia. “De los impíos saldrá la impiedad, así que mi mano no será contra ti”. El hecho de que el escritor sagrado aplique el proverbio de los antiguos en la disputa familiar creo que no es casual. Desea poner de manifiesto que David, a pesar de haber matado a muchos hombres porque siendo joven, además de haber matado a Goliat en su adolescencia, había participado en muchas batallas. No era un malvado, era un hombre de Dios. A pesar que su perdón podría costarle la vida debido a que el suegro persiste en querer matarlo, David no quiere levantar su mano contra quien era su rey y suegro.

Esta historia pone de manifiesto algo que hoy en día está muy olvidado: la ley de la autoridad que sigue vigente para que las relaciones humanas no sean conflictivas. David tiene presente la autoridad suprema de Dios y que Saúl como rey y suegro es una autoridad delegada superior a la suya de súbdito y yerno. Saúl era un hombre malvado y de él salía maldad. A pesar de que Saúl era lo que era David no podía tocarlo. Como dice el apóstol Pablo: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1).

Si se le da una ojeada a los Diez Mandamientos se descubrirá que los cuatro primeros tienen que ver con Dios y su autoridad. Los seis restantes afectan a las relaciones humanas. Es muy significativo que el que encabeza la segunda serie diga: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da” (Éxodo 20:12).

Los cinco primeros mandamientos establecen que la autoridad funciona de manera piramidal. En el vértice superior se encuentra Dios que delega autoridad en los hombres. Los padres son la base de la autoridad delegada y, como dice el texto se les debe honrar. En el momento que se ponga en duda la autoridad de los padres, el resto de autoridades se tambalean. Si se suprime a Dios del escenario, los padres pasan a ocupar el vértice superior de la pirámide y pretenden usurpar el trono de Dios y actuar como si fuesen Dios: Decidiendo sobre el bien y el mal. El hecho que en muchos casos al lado de un joven delincuente se acostumbra a encontrar a unos padres permisivos se debe a que estos padres se han situado en el vértice superior pretendiendo poseer el conocimiento que únicamente corresponde a Dios. Fingiendo ser sabios se convierten en necios. Creyéndose fuertes se permiten ignorar a Dios a quien le deben obediencia por dos motivos: porque es el Creador y el Salvador. En el momento que ocurre esto la autoridad de los padres se debilita porque se han desconectado de la fuente de la sabiduría y del poder. Les falta la sabiduría necesaria para instruir a sus hijos en el camino de la justicia y de la autoridad necesaria para ejercer la disciplina para corregir comportamientos indeseables. Si desaparece Dios y su Ley, ¿cómo podrán instruir y disciplinar a los hijos si no saben lo que es el bien y el mal? No debe extrañarnos, pues, que los padres no sepan educar y disciplinar a sus hijos. El resultado es la presencia de niños y adolescentes que maltratan físicamente y psicológicamente a sus padres. Fabrican unos monstruos que además de poner en peligro la integridad física y síquica de sus padres son un problema social por el incivismo y violencia que manifiestan en diversas situaciones. En el momento en que los padres deciden prescindir de Dios y usurpar su trono se resiente el principio de la autoridad con lo cual hace acto de presencia el maleficio de que cada uno hace lo que le parece mejor. Se edifica sobre la arena y el edificio que se construye sobre tan débil cimiento no resiste los embates y terremotos de la vida. Domina la inestabilidad. Si se permite que Dios se siente en el trono que le pertenece por el hecho de ser el Creador y el Salvador y se reconoce la obediencia que se le debe, entonces es cuando se empieza a edificar sobre el cimiento sólido de la Roca que es Cristo. Las inundaciones, las tempestades, los terremotos, los enemigos, no tienen nada que hacer contra el edificio que se construye sobre cimiento tan fuerte.

Padres maltratados

Si existe una especie animal violenta esta es la humana. Se debe enseñar a los niños que la violencia no resuelve los problemas, los agrava
Octavi Pereña
lunes, 19 de enero de 2015, 09:52 h (CET)
Un total de 12 adolescentes leridanos fueron imputados en el 2013 por violencia doméstica, por maltratar físicamente y psicológicamente a sus padres y a otros parientes. El juzgado de menores número 1 de Lleida hizo encarcelar hace unos meses a un adolescente de 17 años que tundeó brutalmente a su madre que le obligó a permanecer ingresada en el hospital 10 días hasta que se curó de las heridas recibidas. Durante las fiestas navideñas de 2013 cuatro jóvenes mayores de edad que conviven con sus padres han sido acusados de haberlos agredido. Los expertos dicen que lo casos de violencia doméstica aumentan durante estas fechas debido a que los padres e hijos pasan más tiempo juntos.

David, yerno del rey Saúl de Israel, tuvo que huir porque su suegro pretendía matarlo por celos porque el prestigio del yerno era más valorado que el del suegro. A David se le presenta la oportunidad de matar al rey, pero no lo hizo. Esta escena, el texto la describe así: “Juzgue el Señor entre tú y yo, y véngame de ti el Señor, pero mi mano no será contra ti: como dice el proverbio de los antiguos: de los impíos saldrá la impiedad, así que mi mano no será contra ti” (1 Samuel 24:12,13). Aquí nos encontramos con un caso de violencia doméstica: el suegro contra el yerno. El texto destaca el proverbio de los antiguos que explica el motivo porque David no mata al rey, su suegro. De haber cometido magnicidio bien seguro que se le habría encontrado justificación porque lo habría hecho en defensa propia. “De los impíos saldrá la impiedad, así que mi mano no será contra ti”. El hecho de que el escritor sagrado aplique el proverbio de los antiguos en la disputa familiar creo que no es casual. Desea poner de manifiesto que David, a pesar de haber matado a muchos hombres porque siendo joven, además de haber matado a Goliat en su adolescencia, había participado en muchas batallas. No era un malvado, era un hombre de Dios. A pesar que su perdón podría costarle la vida debido a que el suegro persiste en querer matarlo, David no quiere levantar su mano contra quien era su rey y suegro.

Esta historia pone de manifiesto algo que hoy en día está muy olvidado: la ley de la autoridad que sigue vigente para que las relaciones humanas no sean conflictivas. David tiene presente la autoridad suprema de Dios y que Saúl como rey y suegro es una autoridad delegada superior a la suya de súbdito y yerno. Saúl era un hombre malvado y de él salía maldad. A pesar de que Saúl era lo que era David no podía tocarlo. Como dice el apóstol Pablo: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1).

Si se le da una ojeada a los Diez Mandamientos se descubrirá que los cuatro primeros tienen que ver con Dios y su autoridad. Los seis restantes afectan a las relaciones humanas. Es muy significativo que el que encabeza la segunda serie diga: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da” (Éxodo 20:12).

Los cinco primeros mandamientos establecen que la autoridad funciona de manera piramidal. En el vértice superior se encuentra Dios que delega autoridad en los hombres. Los padres son la base de la autoridad delegada y, como dice el texto se les debe honrar. En el momento que se ponga en duda la autoridad de los padres, el resto de autoridades se tambalean. Si se suprime a Dios del escenario, los padres pasan a ocupar el vértice superior de la pirámide y pretenden usurpar el trono de Dios y actuar como si fuesen Dios: Decidiendo sobre el bien y el mal. El hecho que en muchos casos al lado de un joven delincuente se acostumbra a encontrar a unos padres permisivos se debe a que estos padres se han situado en el vértice superior pretendiendo poseer el conocimiento que únicamente corresponde a Dios. Fingiendo ser sabios se convierten en necios. Creyéndose fuertes se permiten ignorar a Dios a quien le deben obediencia por dos motivos: porque es el Creador y el Salvador. En el momento que ocurre esto la autoridad de los padres se debilita porque se han desconectado de la fuente de la sabiduría y del poder. Les falta la sabiduría necesaria para instruir a sus hijos en el camino de la justicia y de la autoridad necesaria para ejercer la disciplina para corregir comportamientos indeseables. Si desaparece Dios y su Ley, ¿cómo podrán instruir y disciplinar a los hijos si no saben lo que es el bien y el mal? No debe extrañarnos, pues, que los padres no sepan educar y disciplinar a sus hijos. El resultado es la presencia de niños y adolescentes que maltratan físicamente y psicológicamente a sus padres. Fabrican unos monstruos que además de poner en peligro la integridad física y síquica de sus padres son un problema social por el incivismo y violencia que manifiestan en diversas situaciones. En el momento en que los padres deciden prescindir de Dios y usurpar su trono se resiente el principio de la autoridad con lo cual hace acto de presencia el maleficio de que cada uno hace lo que le parece mejor. Se edifica sobre la arena y el edificio que se construye sobre tan débil cimiento no resiste los embates y terremotos de la vida. Domina la inestabilidad. Si se permite que Dios se siente en el trono que le pertenece por el hecho de ser el Creador y el Salvador y se reconoce la obediencia que se le debe, entonces es cuando se empieza a edificar sobre el cimiento sólido de la Roca que es Cristo. Las inundaciones, las tempestades, los terremotos, los enemigos, no tienen nada que hacer contra el edificio que se construye sobre cimiento tan fuerte.

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