Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cartas al director
Pedro García, Girona

​La presencia en Educación

|

Pensando en cómo será la vuelta a las aulas y cruzando los dedos para que volvamos, es tiempo también de hacer repaso de lo aprendido en este curso para que sirva de guía para el siguiente.

Durante los largos días de confinamiento pase más horas de las debidas y deseadas sentada en una silla, frente a una pantalla de ordenador, en el salón de mi casa, convertido en oficina. Mi lugar en este espacio estaba junto a un mirador lleno de luz, en el que hay diferentes macetas. Siempre he tenido buena mano para las plantas, pero nunca han estado tan frondosas como en esta época. Y yo me preguntaba: ¿qué ha pasado de diferente? ¿qué he hecho distinto para que este vergel esté así? No soy de las que creo que hablar a las plantas las beneficie ni suelo hacerlo. Llegué a la conclusión de que el aire fresco y ventilado y la luz, a los que se exponían muchas más horas al día, habían obrado el milagro. Una de estas plantas creció y se expandió hasta pegarse literalmente, cual lapa, a un mueble de madera que hay cerca. Ella no sabe que esa madera es artificial y barnizada, y como no lo sabe, buscó un hermano de naturaleza parecida a la suya, al que adherirse, como para nutrirse mutuamente, como para hacer el camino de la vida juntos.

Y todo esto, ¿a qué viene? Todo este proceso que observé, durante el confinamiento, me sugiere similitudes con el proceso educativo. Por ejemplo:

La planta no sabe que la madera del mueble es artificial, por eso se une a él, conecta. Nuestros alumnos sí saben, sí sienten, que las pantallas son artificiales y que el profe que ven a través de ellas no está al lado, piel con piel. Los niños y adolescentes necesitan adherirse a figuras reales, táctiles, de ellas absorben valores, conductas y actitudes para luego formar su propia selección de ellos. Necesitan conectar y conectar cerca. Sentir el aliento y la mirada y el empuje y la voz y el susurro y el guiño…

Los contenidos curriculares, rara vez, necesitan de personas o de presencia física para ser transmitidos. Todo está en internet, todo está en la red, espacio que se asemeja a una gran biblioteca con millones de ejemplares de todo tipo. Lo que sí necesita personas y presencias es la educación en criterios y en sensibilidades para elegir qué libros leo y uso y cuáles deshecho de esa gran librería. No olvidemos que la mente es como un jardín y dependiendo de las semillas que eches, así serán las floren que broten.


​La presencia en Educación

Pedro García, Girona
Lectores
domingo, 6 de septiembre de 2020, 20:22 h (CET)

Pensando en cómo será la vuelta a las aulas y cruzando los dedos para que volvamos, es tiempo también de hacer repaso de lo aprendido en este curso para que sirva de guía para el siguiente.

Durante los largos días de confinamiento pase más horas de las debidas y deseadas sentada en una silla, frente a una pantalla de ordenador, en el salón de mi casa, convertido en oficina. Mi lugar en este espacio estaba junto a un mirador lleno de luz, en el que hay diferentes macetas. Siempre he tenido buena mano para las plantas, pero nunca han estado tan frondosas como en esta época. Y yo me preguntaba: ¿qué ha pasado de diferente? ¿qué he hecho distinto para que este vergel esté así? No soy de las que creo que hablar a las plantas las beneficie ni suelo hacerlo. Llegué a la conclusión de que el aire fresco y ventilado y la luz, a los que se exponían muchas más horas al día, habían obrado el milagro. Una de estas plantas creció y se expandió hasta pegarse literalmente, cual lapa, a un mueble de madera que hay cerca. Ella no sabe que esa madera es artificial y barnizada, y como no lo sabe, buscó un hermano de naturaleza parecida a la suya, al que adherirse, como para nutrirse mutuamente, como para hacer el camino de la vida juntos.

Y todo esto, ¿a qué viene? Todo este proceso que observé, durante el confinamiento, me sugiere similitudes con el proceso educativo. Por ejemplo:

La planta no sabe que la madera del mueble es artificial, por eso se une a él, conecta. Nuestros alumnos sí saben, sí sienten, que las pantallas son artificiales y que el profe que ven a través de ellas no está al lado, piel con piel. Los niños y adolescentes necesitan adherirse a figuras reales, táctiles, de ellas absorben valores, conductas y actitudes para luego formar su propia selección de ellos. Necesitan conectar y conectar cerca. Sentir el aliento y la mirada y el empuje y la voz y el susurro y el guiño…

Los contenidos curriculares, rara vez, necesitan de personas o de presencia física para ser transmitidos. Todo está en internet, todo está en la red, espacio que se asemeja a una gran biblioteca con millones de ejemplares de todo tipo. Lo que sí necesita personas y presencias es la educación en criterios y en sensibilidades para elegir qué libros leo y uso y cuáles deshecho de esa gran librería. No olvidemos que la mente es como un jardín y dependiendo de las semillas que eches, así serán las floren que broten.


Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto