Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Fútbol | Vida | Pandemia
Nuestra vida es como un partido de fútbol. Los segundos tiempos se nos hacen largos y difíciles

El segundo tiempo

|

Estamos celebrando un partido en el que se ponen en juego la salud, la economía y el bienestar de nuestras familias. Es un encuentro al que nunca hubiésemos deseado asistir, pero al que se nos ha convocado en contra de nuestros deseos.

Se trata de la confrontación con el maldito virus que nos ha arrinconado contra las cuerdas y desarmado todo el conjunto de técnica, táctica y habilidades naturales, con las que estábamos conviviendo más o menos bien desde siempre.

El primer tiempo ha sido largo y disputado. No sabíamos cómo jugarle a un enemigo que se infiltraba subrepticiamente y nos mandaba a la caseta (al hospital) o nos quitaba de en medio para siempre.

Los directivos y entrenadores estaban totalmente desorientados. Cambiaban de táctica a cada momento, pero no tenían ni puñetera idea de cómo atajar lo que se nos estaba viniendo encima. Optaron por una táctica conservadora basada en una aguerrida defensiva y tratamiento de los damnificados para recuperarlos para otros encuentros. Los mayores pagaron los platos rotos. Sus cuerpos maltrechos no aguantaban el tirón. A las primeras de cambio caían lesionados de gravedad y muchos de ellos morían. Los espectadores-actores aplaudían desde los balcones y ondeaban banderas con cánticos a propósito. Tres meses de cordura.

Llegamos al descanso con alivio. Habían sido unas etapas terribles, llenas de sufrimientos y de bajas. Las fuerzas se fueron equiparando. Eso dio alas a los más jóvenes, los más inconscientes y los menos expertos. En vez de prepararse para el segundo tiempo, hacer caso a los facultativos para preparar la segunda parte, se dedicaron a vivir alegremente la vida, apiñándose en fiestas y botellones. Pasó lo que tenía que pasar.

La gente volvió del descanso (vacaciones) y se aprestó a jugar el segundo tiempo. El contraataque del virus les cogió de improviso. Cuando se creían que se lo habían cargado, resurgió con más virulencia si cabe. Las cifras se volvieron a disparar. Ahora también caían lesionados los jóvenes.
Presentamos las peores cifras de Europa.

El segundo tiempo va a ser largo. Quizás precisemos de una prorroga hasta que definitivamente se ponga en marcha la vacunación masiva de la población. Todo depende de la eficacia y prontitud de los laboratorios que están trabajando febrilmente en su logro.

¿Qué nos queda que hacer? Seguir jugando en nuestro campo. A la defensiva. Obedeciendo las recomendaciones sanitarias. Dejando las fiestas y las celebraciones hasta una mejor ocasión. Adaptándonos a la “Nueva Normalidad” que se va a quedar con nosotros bastante tiempo. Y mucha “agua” y “ajo”. Los mayores, como siempre, intentaremos dar ejemplo de cordura y serenidad. Menos aplausos y más disciplina. Creo que somos capaces. Cuando nos lo proponemos somos buena gente. 

El segundo tiempo

Nuestra vida es como un partido de fútbol. Los segundos tiempos se nos hacen largos y difíciles
Manuel Montes Cleries
jueves, 3 de septiembre de 2020, 08:18 h (CET)

Estamos celebrando un partido en el que se ponen en juego la salud, la economía y el bienestar de nuestras familias. Es un encuentro al que nunca hubiésemos deseado asistir, pero al que se nos ha convocado en contra de nuestros deseos.

Se trata de la confrontación con el maldito virus que nos ha arrinconado contra las cuerdas y desarmado todo el conjunto de técnica, táctica y habilidades naturales, con las que estábamos conviviendo más o menos bien desde siempre.

El primer tiempo ha sido largo y disputado. No sabíamos cómo jugarle a un enemigo que se infiltraba subrepticiamente y nos mandaba a la caseta (al hospital) o nos quitaba de en medio para siempre.

Los directivos y entrenadores estaban totalmente desorientados. Cambiaban de táctica a cada momento, pero no tenían ni puñetera idea de cómo atajar lo que se nos estaba viniendo encima. Optaron por una táctica conservadora basada en una aguerrida defensiva y tratamiento de los damnificados para recuperarlos para otros encuentros. Los mayores pagaron los platos rotos. Sus cuerpos maltrechos no aguantaban el tirón. A las primeras de cambio caían lesionados de gravedad y muchos de ellos morían. Los espectadores-actores aplaudían desde los balcones y ondeaban banderas con cánticos a propósito. Tres meses de cordura.

Llegamos al descanso con alivio. Habían sido unas etapas terribles, llenas de sufrimientos y de bajas. Las fuerzas se fueron equiparando. Eso dio alas a los más jóvenes, los más inconscientes y los menos expertos. En vez de prepararse para el segundo tiempo, hacer caso a los facultativos para preparar la segunda parte, se dedicaron a vivir alegremente la vida, apiñándose en fiestas y botellones. Pasó lo que tenía que pasar.

La gente volvió del descanso (vacaciones) y se aprestó a jugar el segundo tiempo. El contraataque del virus les cogió de improviso. Cuando se creían que se lo habían cargado, resurgió con más virulencia si cabe. Las cifras se volvieron a disparar. Ahora también caían lesionados los jóvenes.
Presentamos las peores cifras de Europa.

El segundo tiempo va a ser largo. Quizás precisemos de una prorroga hasta que definitivamente se ponga en marcha la vacunación masiva de la población. Todo depende de la eficacia y prontitud de los laboratorios que están trabajando febrilmente en su logro.

¿Qué nos queda que hacer? Seguir jugando en nuestro campo. A la defensiva. Obedeciendo las recomendaciones sanitarias. Dejando las fiestas y las celebraciones hasta una mejor ocasión. Adaptándonos a la “Nueva Normalidad” que se va a quedar con nosotros bastante tiempo. Y mucha “agua” y “ajo”. Los mayores, como siempre, intentaremos dar ejemplo de cordura y serenidad. Menos aplausos y más disciplina. Creo que somos capaces. Cuando nos lo proponemos somos buena gente. 

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto