Que Ronaldo es un jugador muy bueno no hay duda, que tiene una velocidad y un arranque endiablado es una realidad, pero también hay que ver los contras de este jugador. En mi opinión creo que destruye más que aporta a un equipo. Se ha visto en el Madrid y se vio en el Inter antes de su llegada a la capital española.

Parece mentira que haya tenido que llegar Capello para deshacerse de un jugador más problemático que buen futbolista. Nos es una casualidad que en el Inter a Héctor Cuper le pasara lo mismo que a Capello este año en el equipo merengue.

La llegada de Ronaldo al Milán tiene mucha similitud a cuando el brasileño llegó al equipo blanco haya por el año 2002. Ronaldo llegó al F. C. Barcelona procedente del PSV en la temporada 1996/1997, en la Ciudad Condal el jugador brasileño jugo su mejor fútbol, no se sabe muy bien el porque, se dice que por discrepar con la directiva azulgrana, se mudó al fútbol italiano en la temporada siguiente donde jugo en el Inter 5 años. En el Inter pasó algo muy parecido a lo ocurrido en los últimos meses en Valdebebas, Héctor Cuper que por aquel entonces era el entrenador del Inter no quería a Ronaldo y quiso venderlo a toda costa, y ahí fue donde apareció el equipo madrileño. El Real Madrid lo compro en el 2002 en la época de Florentino Pérez como presidente, Florentino vio factible la compra de Ronaldo ya que este no entraba en los planes del entrenador del Inter. En el Real Madrid Luiz Nazario de Lima (Ronaldo) también ha durado 5 años y también se ha ido porque su entrenador no contaba con él. El Milán se ha aprovechado de esta situación como en su día lo hizo la entidad madridista. Si a todo esto le sumamos que el regreso en el 2002 a España de Ronaldo se produjo ante el eterno rival de su primer equipo español (Barca y Madrid), ha pasado lo mismo en Italia donde Ronaldo ha ido a parar al eterno rival del Inter, primer equipo del brasileño en Italia, el Milán.

Lo que ha pasado con Ronaldo podemos pensar que ha sido una coincidencia pero más lejos de la realidad lo que ha pasado es que dos entrenadores de gran nivel como Capello y Héctor Cuper no quisieran ver al brasileño ni en pintura. Tal vez sea que a Ronaldo le guste más las juegas que el fútbol, que su espíritu para entrenar sea de vagos (lo digo porque lo he visto con mis propios ojos), que la relación con sus compañeros sea más de guasa que de compañerismo laboral y lo más triste que una persona que viva de su estado físico no lo cuide y se permita comer al antojo del día. Tal vez por eso menudo peso se ha quitado el Real Madrid de encima y menuda carga le ha caído al Milán, no mejor dicho.