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La incertidumbre marcada por la pandemia ha cimentado las bases para que las herramientas digitales se integren definitivamente en la rutina

Caminar y el vehículo en propiedad son las nuevas modalidades de transporte urbano post Covid-19

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El Covid-19 ha supuesto un salto en adelante en la digitalización, acelerando la evolución del adoctrinamiento digital de los consumidores. Una línea en la que trabaja el Gobierno, tras aprobar 40.000 millones de euros en avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO), para financiar inversiones en digitalización y sostenibilidad medioambiental.

La incertidumbre marcada por la pandemia ha cimentado las bases para que las herramientas digitales se integren definitivamente en la rutina, lo que supone una transformación de los hábitos de los consumidores, dando lugar a un nuevo ecosistema de la movilidad urbana, pues, entre otras consecuencias, más de la mitad de los españoles (53%) está teletrabajando más o por primera vez, de los cuales, dos de cada tres planean seguir teletrabajando en el futuro.

Un nuevo paradigma al que se enfrenta la sociedad actual, que analiza el informe Mobility and City Readiness* de Oliver Wyman Forum, creado desde Oliver Wyman para abordar los retos que plantean las nuevas tecnologías.

El incremento de la demanda de las alternativas tecnológicas

En la ‘nueva normalidad’ una gran parte de los españoles seguirá trabajando, formándose, comprando y recibiendo atención médica desde casa a través de aplicaciones digitales. Herramientas que han sido adoptadas por primera vez o se ha incrementado su uso, como consecuencia de las restricciones impuestas por el confinamiento. Las alternativas tecnológicas permiten un ahorro de tiempo, del gasto y garantizan la seguridad necesaria sin comprometer la calidad, frente a las opciones tradicionales.


Una de las consecuencia más inmediatas del Covid-19 ha sido la implantación del teletrabajo. La pandemia ha obligado a las empresas a romper con el statu quo y activar nuevos modelos de relaciones laborales basados en la digitalización. Un dato que demuestra la escasa implantación de la digitalización en las empresas es que el 32% de los españoles ha utilizado por primera vez aplicaciones de videoconferencia relacionadas con el ámbito profesional. Y es que, más de la mitad de la población activa (53%) o está teletrabajando por primera vez o aquellos que ya lo tenían establecido en su rutina laboral, han extendido el uso de esta modalidad de trabajo.

Con el teletrabajo, se ha disparado el uso de las videoconferencias, convirtiéndose en la herramienta más adoptada por los españoles: el 82% de los encuestados ha incrementado su uso o la ha utilizado por primera vez. Ha trascendido el factor de temporalidad para convertirse en el nuevo hábito adquirido, por excelencia, en la etapa post Covid-19 y más de la mitad de los españoles (55%) planea seguir utilizando esta herramienta principalmente debido a sus beneficios en ahorro de tiempo y eficiencia. El establecimiento de un protocolo de medidas higiénico-sanitarias (64%) junto con la garantía de distanciamiento social (62%) son los requisitos fundamentales para que quienes planean seguir teletrabajando, vuelvan a trabajar de forma presencial.

Si el teletrabajo ha sido la herramienta más adoptada, la telemedicina ha supuesto un auténtico descubrimiento para el 34% de los españoles, que han estrenado su servicio por primera vez. Los propios usuarios pre Covid-19 han incrementado su utilización por el miedo al contagio en los hospitales. Aun así, es utilizada por menos de la mitad de los encuestados, ya que es un sistema complementario, nunca sustitutivo, de la asistencia sanitaria presencial.

La formación a distancia es un nuevo comportamiento, o bien extendido, o bien adquirido por primera vez, para casi el 70% de los españoles, así como las compras online de primera necesidad y las compras de conveniencia. De un 55% de los usuarios que afirma haber utilizado por primera vez este servicio o ha incrementado su uso, un 52% lo piensa seguir llevando a cabo en la ‘nueva normalidad’. El contacto social ha sido sustituido por el relacionamiento virtual gracias a las videollamadas grupales entre amigos y familia y a las redes sociales. El 81% de los usuarios españoles han incremento el uso o ha estrenado las diferentes aplicaciones de videollamadas durante el confinamiento y han descubierto su gran ventaja: mantener el contacto con personas que viven lejos (62%). Incluso, el 34% de los españoles confiesa que le genera la misma satisfacción que ver a su círculo cercano en persona. Ante la imposibilidad de acudir al cine y salir a la calle, las plataformas de streaming, han sufrido un incremento del tráfico sin precedentes: el 72% de los usuarios ha incrementado su consumo.


El dato de usabilidad por primera vez de las herramientas descritas indica una sólida penetración anterior de las herramientas digitales correspondientes a la esfera social (Compra online, las redes sociales y las plataformas de streaming) en contraposición al escaso conocimiento de las herramientas pertenecientes a la esfera de la salud (Telemedicina) o laboral (videoconferencia). Si comparamos el comportamiento de uso de estas herramientas digitales en España con la media europea, el incremento del consumo de las tres principales coincide y vuelve a ser de carácter social: plataformas de streaming, videollamadas entre amigos y familiares y las redes sociales.


Implica un rediseño de la movilidad urbana
El incremento de la demanda de las alternativas tecnológicas ha transformado los hábitos de los consumidores, lo que sugiere un impacto en la movilidad urbana que afecta a la demanda de estos servicios. En la época pre Covid- 19, las modalidades de transporte más utilizados eran el vehículo en propiedad (29%), el autobús (20%), caminar (15%) y el metro (14%).

Como consecuencia de la pandemia, nace un nuevo paradigma en el que los usuarios están menos dispuestos a usar vehículos compartidos – así lo afirma el 53% de los usuarios de Ride Sharing y Ride Hailing y el 18% de los usuarios de bicicletas y scooters compartidas - y el transporte público: donde un 45%, 44% y 32% de los usuarios sostiene estar menos dispuesto a utilizar el autobús, metro y trenes de Cercanías, respectivamente. Los no usuarios son aún menos propensos a probar el servicio. Los europeos son incluso más reacios, el 67% no está dispuesto a usar el transporte compartido y algo menos, el 26%, no está cómodo usando el transporte público.

A largo plazo, el ámbito de la movilidad cambiará a favor de los sistemas elegidos por los usuarios como los más seguros. Caminar (91%) y el vehículo en propiedad (88%) son las dos modalidades que más se han beneficiado de los recientes cambios en las preferencias tanto de los usuarios, como de los no usuarios, y que podría ocasionar un trasvase de demanda de otros modos de transporte, sobre todo, de las redes de transporte público y los servicios compartidos. Se trata del mismo beneficio que gozan el resto de las modalidades de transporte privado, como las motocicletas, las bicicletas y las scooters eléctricas. Como consecuencia, los fabricantes de bicicletas y scooters eléctricas podrían terminar robando cuota de mercado a las empresas de micromovilidad, si los usuarios optan por comprar en lugar de alquilar o compartir.

Un nuevo panorama competitivo

Las alternativas tecnológicas que han variado el comportamiento del consumidor en el ámbito de la movilidad tendrán que mantener su cuota de mercado, una vez los usuarios regresen a las oficinas o a las aulas. Mientras, Oliver Wyman Forum espera que la formación a distancia y las videoconferencias de trabajo experimenten un crecimiento continuo, a corto plazo, debido al llamamiento de las autoridades para alargar el teletrabajo lo máximo posible y el cierre de las aulas, más que por preferencia del usuario.


Las alternativas que impliquen costes complementarios (la compra en el supermercado online) o sean directamente de pago (plataformas de streaming) pueden notar un descenso, si los consumidores se vuelven más sensibles a los precios o si son afectados por la crisis económica.

Mientras, para paliar el descenso de la demanda provocada por el uso de dichas alternativas, las empresas de movilidad y las autoridades tendrán que competir entre sí por convencer al usuario en cuanto a la seguridad de su medio de transporte, frente a los fabricantes, que han visto como sus vehículos se convertían en los beneficiados de esta crisis.

Un 33% de la población activa confiesa que no han cambiado sus planes o les han surgido nuevos planes respecto a la compra o alquiler de un vehículo, previsto para los próximos 12 meses. La predisposición de las autoridades generales (Ley de Movilidad Sostenible) sugiere que las ventas de vehículos eléctricos se podrían incrementar ligeramente a medida que la pandemia disminuye. De hecho, el 39% de los encuestados que tienen planes para comprar o alquilar un vehículo en el próximo año están ahora más dispuestos a obtener un vehículo eléctrico.

Por el contrario, los servicios de transporte compartido y de micromovilidad, anteriormente erigidos como posibles sustitutos de otros modos de transporte, se han paralizado y no se reanudarán a los niveles anteriores a la pandemia en el corto plazo. Dentro de los servicios compartidos, las compañías que desarrollan flotas de Robo-Taxi o taxi autónomo, tendrán que crear un protocolo de medidas higiénico-sanitarias que permita higienizar el vehículo, una potencial desventaja con respecto a los modelos basados en el conductor.

También ha sufrido la red de transporte público, que, junto con la modalidad de transporte compartido, deberá no solo transmitir la confianza necesaria a los usuarios, garantizando el distanciamiento social y la implementación de medias de higienización adecuadas, sino que, tendrá que ampliar los horarios, para asegurar más servicios por hora y, por lo tanto, disminuir el riesgo contagio. 

Caminar y el vehículo en propiedad son las nuevas modalidades de transporte urbano post Covid-19

La incertidumbre marcada por la pandemia ha cimentado las bases para que las herramientas digitales se integren definitivamente en la rutina
Redacción
martes, 25 de agosto de 2020, 10:15 h (CET)

El Covid-19 ha supuesto un salto en adelante en la digitalización, acelerando la evolución del adoctrinamiento digital de los consumidores. Una línea en la que trabaja el Gobierno, tras aprobar 40.000 millones de euros en avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO), para financiar inversiones en digitalización y sostenibilidad medioambiental.

La incertidumbre marcada por la pandemia ha cimentado las bases para que las herramientas digitales se integren definitivamente en la rutina, lo que supone una transformación de los hábitos de los consumidores, dando lugar a un nuevo ecosistema de la movilidad urbana, pues, entre otras consecuencias, más de la mitad de los españoles (53%) está teletrabajando más o por primera vez, de los cuales, dos de cada tres planean seguir teletrabajando en el futuro.

Un nuevo paradigma al que se enfrenta la sociedad actual, que analiza el informe Mobility and City Readiness* de Oliver Wyman Forum, creado desde Oliver Wyman para abordar los retos que plantean las nuevas tecnologías.

El incremento de la demanda de las alternativas tecnológicas

En la ‘nueva normalidad’ una gran parte de los españoles seguirá trabajando, formándose, comprando y recibiendo atención médica desde casa a través de aplicaciones digitales. Herramientas que han sido adoptadas por primera vez o se ha incrementado su uso, como consecuencia de las restricciones impuestas por el confinamiento. Las alternativas tecnológicas permiten un ahorro de tiempo, del gasto y garantizan la seguridad necesaria sin comprometer la calidad, frente a las opciones tradicionales.


Una de las consecuencia más inmediatas del Covid-19 ha sido la implantación del teletrabajo. La pandemia ha obligado a las empresas a romper con el statu quo y activar nuevos modelos de relaciones laborales basados en la digitalización. Un dato que demuestra la escasa implantación de la digitalización en las empresas es que el 32% de los españoles ha utilizado por primera vez aplicaciones de videoconferencia relacionadas con el ámbito profesional. Y es que, más de la mitad de la población activa (53%) o está teletrabajando por primera vez o aquellos que ya lo tenían establecido en su rutina laboral, han extendido el uso de esta modalidad de trabajo.

Con el teletrabajo, se ha disparado el uso de las videoconferencias, convirtiéndose en la herramienta más adoptada por los españoles: el 82% de los encuestados ha incrementado su uso o la ha utilizado por primera vez. Ha trascendido el factor de temporalidad para convertirse en el nuevo hábito adquirido, por excelencia, en la etapa post Covid-19 y más de la mitad de los españoles (55%) planea seguir utilizando esta herramienta principalmente debido a sus beneficios en ahorro de tiempo y eficiencia. El establecimiento de un protocolo de medidas higiénico-sanitarias (64%) junto con la garantía de distanciamiento social (62%) son los requisitos fundamentales para que quienes planean seguir teletrabajando, vuelvan a trabajar de forma presencial.

Si el teletrabajo ha sido la herramienta más adoptada, la telemedicina ha supuesto un auténtico descubrimiento para el 34% de los españoles, que han estrenado su servicio por primera vez. Los propios usuarios pre Covid-19 han incrementado su utilización por el miedo al contagio en los hospitales. Aun así, es utilizada por menos de la mitad de los encuestados, ya que es un sistema complementario, nunca sustitutivo, de la asistencia sanitaria presencial.

La formación a distancia es un nuevo comportamiento, o bien extendido, o bien adquirido por primera vez, para casi el 70% de los españoles, así como las compras online de primera necesidad y las compras de conveniencia. De un 55% de los usuarios que afirma haber utilizado por primera vez este servicio o ha incrementado su uso, un 52% lo piensa seguir llevando a cabo en la ‘nueva normalidad’. El contacto social ha sido sustituido por el relacionamiento virtual gracias a las videollamadas grupales entre amigos y familia y a las redes sociales. El 81% de los usuarios españoles han incremento el uso o ha estrenado las diferentes aplicaciones de videollamadas durante el confinamiento y han descubierto su gran ventaja: mantener el contacto con personas que viven lejos (62%). Incluso, el 34% de los españoles confiesa que le genera la misma satisfacción que ver a su círculo cercano en persona. Ante la imposibilidad de acudir al cine y salir a la calle, las plataformas de streaming, han sufrido un incremento del tráfico sin precedentes: el 72% de los usuarios ha incrementado su consumo.


El dato de usabilidad por primera vez de las herramientas descritas indica una sólida penetración anterior de las herramientas digitales correspondientes a la esfera social (Compra online, las redes sociales y las plataformas de streaming) en contraposición al escaso conocimiento de las herramientas pertenecientes a la esfera de la salud (Telemedicina) o laboral (videoconferencia). Si comparamos el comportamiento de uso de estas herramientas digitales en España con la media europea, el incremento del consumo de las tres principales coincide y vuelve a ser de carácter social: plataformas de streaming, videollamadas entre amigos y familiares y las redes sociales.


Implica un rediseño de la movilidad urbana
El incremento de la demanda de las alternativas tecnológicas ha transformado los hábitos de los consumidores, lo que sugiere un impacto en la movilidad urbana que afecta a la demanda de estos servicios. En la época pre Covid- 19, las modalidades de transporte más utilizados eran el vehículo en propiedad (29%), el autobús (20%), caminar (15%) y el metro (14%).

Como consecuencia de la pandemia, nace un nuevo paradigma en el que los usuarios están menos dispuestos a usar vehículos compartidos – así lo afirma el 53% de los usuarios de Ride Sharing y Ride Hailing y el 18% de los usuarios de bicicletas y scooters compartidas - y el transporte público: donde un 45%, 44% y 32% de los usuarios sostiene estar menos dispuesto a utilizar el autobús, metro y trenes de Cercanías, respectivamente. Los no usuarios son aún menos propensos a probar el servicio. Los europeos son incluso más reacios, el 67% no está dispuesto a usar el transporte compartido y algo menos, el 26%, no está cómodo usando el transporte público.

A largo plazo, el ámbito de la movilidad cambiará a favor de los sistemas elegidos por los usuarios como los más seguros. Caminar (91%) y el vehículo en propiedad (88%) son las dos modalidades que más se han beneficiado de los recientes cambios en las preferencias tanto de los usuarios, como de los no usuarios, y que podría ocasionar un trasvase de demanda de otros modos de transporte, sobre todo, de las redes de transporte público y los servicios compartidos. Se trata del mismo beneficio que gozan el resto de las modalidades de transporte privado, como las motocicletas, las bicicletas y las scooters eléctricas. Como consecuencia, los fabricantes de bicicletas y scooters eléctricas podrían terminar robando cuota de mercado a las empresas de micromovilidad, si los usuarios optan por comprar en lugar de alquilar o compartir.

Un nuevo panorama competitivo

Las alternativas tecnológicas que han variado el comportamiento del consumidor en el ámbito de la movilidad tendrán que mantener su cuota de mercado, una vez los usuarios regresen a las oficinas o a las aulas. Mientras, Oliver Wyman Forum espera que la formación a distancia y las videoconferencias de trabajo experimenten un crecimiento continuo, a corto plazo, debido al llamamiento de las autoridades para alargar el teletrabajo lo máximo posible y el cierre de las aulas, más que por preferencia del usuario.


Las alternativas que impliquen costes complementarios (la compra en el supermercado online) o sean directamente de pago (plataformas de streaming) pueden notar un descenso, si los consumidores se vuelven más sensibles a los precios o si son afectados por la crisis económica.

Mientras, para paliar el descenso de la demanda provocada por el uso de dichas alternativas, las empresas de movilidad y las autoridades tendrán que competir entre sí por convencer al usuario en cuanto a la seguridad de su medio de transporte, frente a los fabricantes, que han visto como sus vehículos se convertían en los beneficiados de esta crisis.

Un 33% de la población activa confiesa que no han cambiado sus planes o les han surgido nuevos planes respecto a la compra o alquiler de un vehículo, previsto para los próximos 12 meses. La predisposición de las autoridades generales (Ley de Movilidad Sostenible) sugiere que las ventas de vehículos eléctricos se podrían incrementar ligeramente a medida que la pandemia disminuye. De hecho, el 39% de los encuestados que tienen planes para comprar o alquilar un vehículo en el próximo año están ahora más dispuestos a obtener un vehículo eléctrico.

Por el contrario, los servicios de transporte compartido y de micromovilidad, anteriormente erigidos como posibles sustitutos de otros modos de transporte, se han paralizado y no se reanudarán a los niveles anteriores a la pandemia en el corto plazo. Dentro de los servicios compartidos, las compañías que desarrollan flotas de Robo-Taxi o taxi autónomo, tendrán que crear un protocolo de medidas higiénico-sanitarias que permita higienizar el vehículo, una potencial desventaja con respecto a los modelos basados en el conductor.

También ha sufrido la red de transporte público, que, junto con la modalidad de transporte compartido, deberá no solo transmitir la confianza necesaria a los usuarios, garantizando el distanciamiento social y la implementación de medias de higienización adecuadas, sino que, tendrá que ampliar los horarios, para asegurar más servicios por hora y, por lo tanto, disminuir el riesgo contagio. 

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