El 2014 se nos fue, se despidió con el silencio mediático con el que nuestra
sociedad anestesiada nos tiene acostumbrados cada cierto tiempo, esa morfina
que inoculada por vía wifi , televisión, prensa y radio hace que borremos del
disco duro de nuestro cerebro aquellos conflictos, enfermedades o realidades
diversas en países diferentes que ya parecen no tener cuota de pantalla ni
share en nuestra hoja de ruta del día.
Vivimos así en la sociedad del olvido, esa avergonzante sociedad que
conformamos en el denominado primer mundo, un mundo que anestesia
sus contradicciones a golpe de solidaridad puntual. El olvido es así la
receta permanente, una dieta perfectamente equilibrada que hace que los
permanentes secuestros y posterior esclavitud sexual que sufren las niñas de
Nigeria por los terroristas de Boko Haram ya no sea tema de conversación,
que la guerra de Ucrania y Siria no ocupe los titulares de los medios de
comunicación . Y todo ello, aún cuando quien vive esta realidad en las
ciudades y pueblos de aquellos países se encuentran con el permanente
baile de nauseabundos olores de carne quemada y sangre podrida de un
conflicto olvidado ya por quienes preferimos sintonizar otra emisora de tragedia
momentánea capaz de sensibilizar nuestra ya de por sí insensible coraza
capitalista.
No toca tampoco ya ver ropajes amarillos de escafrandras contra el Ebola en
periódicos webs o televisiones de Europa , aún cuando las cifras de muertes
por la enfermedad superan ya los ocho mil personas según cifras aportadas
hace apenas tres días por la Organización Mundial de la Salud. Al fin y al
cabo, los muertos son menos muertos según la nacionalidad de su origen en
esta sociedad moderna del siglo XXI .
Somos lo que vemos, respiramos lo que vivimos, y vivimos lo que nos hacen
sentir , silogismo este atroz de una sociedad anestesiada desde los sillones
del poder donde se marcan que es y que no es noticia, que tenemos y que
no tenemos que sentir ante un hecho u otros y cuando y donde lo tenemos
que vivir. Ante esto, ante una realidad asfixiante que nos oprime sólo cabe la
rebelión de las ideas esas que se tejen desde la libertad individual del ser por
descubrir cual es la realidad que hoy nos toca vivir en un mundo globalizado,
en donde la comunicación en red se presenta como elemento motriz capaz de
llevar a cabo cambios, transformaciones necesarias de rebeldía , de rebelión
revolucionaría de una sociedad que necesita despertarse y alzar su voz ante
quienes tejen a su medida los ropajes de la denominada democracia del Siglo
XXI , Grecia puede ser el primer paso de ese cambio en Europa , esperemos
que no sea el sueño de una noche de Enero.