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“Debemos combatir este duro presente sin atormentarnos pensando en el incierto futuro. Solo conseguiremos superarlo si observamos ambas actitudes”

¡¡Happy year!! ¿Feliz año?

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Me voy a permitir la licencia de comenzar esta reflexión citando dos hechos históricos con bastante similitud entre ambos. Era a finales del siglo XIX, 1898, cuando gobernando Mateo Sagasta, se perdieron las colonias de ultramar y era también a finales de otro siglo, el siglo XX, 1998, cuando gobernando Aznar la burbuja inmobiliaria entra en su máxima efervescencia provocando, como consecuencia del “ladrillazo”, la caída en picado de la economía española. Dos hechos calamitosos con un siglo de por medio pero con las mismas nefastas consecuencias: La ruina de un imperio en el primer caso y la ruina de los españoles en el segundo.

Aunque pueda parecer una perogrullada en España estamos reviviendo las mismas calamitosas consecuencias que se daban en los siglos XVIII, XIX y gran parte del XX, y creo que no hace falta que entre en detalles porque de un modo u otro todos estamos sufriendo las consecuencias de que este país se haya ido al garete y de que los cuatro jinetes del Apocalipsis campen libremente a lo largo y ancho de esta España a lomos de sus desbocados caballos sin que nadie haga algo por detenerlos. Existe una guerra sucia entre las distintas opciones políticas que fomenta el abandono de lo que debe ser el ejercicio responsable de gobernar por y para los ciudadanos. Existen focos de miseria y de hambre. Existe un gran déficit asistencial en la sanidad pública que lleva al extremo de no facilitar la curación de ciertas enfermedades al no atajarlas con la terapia precisa y evitar que estas se agraven con las terribles consecuencias que ello supone para la salud y la vida de las personas. Existe, por tanto, un gran riesgo de mortalidad agravado por el hecho de que muchos enfermos crónicos no pueden adquirir sus medicinas por no poder hacer frente al copago de las mismas. Todo esto es la nueva versión de los cuatro jinetes que representan a la guerra, al hambre, a la peste y a la muerte.

Cuando desde los movimientos sociales y políticos de nuevo cuño se plantean propuestas y medidas alternativas para intentar resucitar el finiquitado Estado del bienestar, desde los sectores más reaccionarios, desde la derecha y la gran patronal, se comete la osadía y la desfachatez de afirmar que estas propuestas son propias de tiempos pasados, que están trasnochadas. Obviando añadir, deliberadamente, que gracias esas reivindicaciones se pudo salir, en esos tiempos pasados, del oscurantismo y de la miseria en que estaban sumidos los españoles propiciando con ello la libertad y la dignidad que siempre deben acompañar a las personas. Si se ha vuelto al pasado, en lo reivindicativo, es porque esos tiempos de penurias, de desigualdades y de injusticias han retornado y si no se atacan con aquellos “viejos” remedios cuya efectividad fue manifiesta acabarán con lo poco que ya queda de la clase media española. El pasado, el oscuro y terrible pasado, ha vuelto a ser actualidad y no hay visos de que todo pueda volver a ser normal y positivo para los españoles. No se puede consentir que la lucha social mantenida durante muchos siglos haya sido inútil por culpa de unos cuantos incompetentes desvergonzados que defienden intereses muy concretos. Debemos combatir este duro presente sin atormentarnos pensando en el incierto futuro. Solo conseguiremos superarlo si observamos ambas actitudes.

Pero no todo va a ser negativo y malo, no. Antes de finalizar el año el Gobierno nos anunciaba que para este año 2015 el Salario Mínimo Interprofesional va a ser aumentado en tres euros más al mes con lo cual se sitúa en lo mínimo, afirman, que debe tener una persona para sobrevivir, una sola persona, actualmente con salarios muy por debajo de esta cantidad se tiene que mantener a toda una familia. No están lejanos aquellos días en que cuando a alguien lo tachaban de mileurista era tanto como etiquetarlo de indigente. Hoy podría ser tachado de privilegiado. ¡Ah! no, el Gobierno no se ha olvidado de los pensionistas y por segundo año consecutivo va a proceder a renovar la broma de decir que ha subido las pensiones ¡un 0,25%! y es curioso, no esperó al 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, para anunciarlo. ¿Será por respeto? Mientras a la Mato, la de la hepatitis C, la obligan a dimitir y le suben su sueldo de diputada con 1.000 euros más al mes. ¿Ve usted, querido lector? Esto no está tan trasnochado, va en concordancia con los nuevos tiempos. Del discurso de Rajoy, el pasado día 26, no comento nada, solo señalar que hay que ser muy desvergonzado y muy caradura para decir todo lo que dijo.

Pero… ¡albricias y regodeo! el Banco de España dice que la economía sigue creciendo ¿mande? Y para que esta no decaiga pide que no se suban los salarios. O sea que según este banco, España alcanzará la plena estabilidad económica cuando los trabajadores “disfruten” el mismo salario que percibían los esclavos que trabajaban en los campos de algodón de Alabama, o sea, nada. No serán salarios de hambre por la sencilla razón de que antes el hambre acabará con los trabajadores. Sé que lo que voy a decir a continuación no va a gustar a todos aquellos que por una u otra causa se niegan a admitir la realidad, ello no es otra cosa que a la vista de lo que hay estamos en la vía de retorno a los tiempos en que el hombre era explotado por el hombre.

En fin, acabo con aquella estrofa de ese famoso tango conocido como “Cuesta Abajo” interpretado por Carlos Gardel y que decía aquello de: “Sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá”. ¡¡Feliz Año Nuevo!! ¿Feliz Año Nuevo? Eso el tiempo lo dirá.

¡¡Happy year!! ¿Feliz año?

“Debemos combatir este duro presente sin atormentarnos pensando en el incierto futuro. Solo conseguiremos superarlo si observamos ambas actitudes”
Pascual Mogica
lunes, 5 de enero de 2015, 08:14 h (CET)
Me voy a permitir la licencia de comenzar esta reflexión citando dos hechos históricos con bastante similitud entre ambos. Era a finales del siglo XIX, 1898, cuando gobernando Mateo Sagasta, se perdieron las colonias de ultramar y era también a finales de otro siglo, el siglo XX, 1998, cuando gobernando Aznar la burbuja inmobiliaria entra en su máxima efervescencia provocando, como consecuencia del “ladrillazo”, la caída en picado de la economía española. Dos hechos calamitosos con un siglo de por medio pero con las mismas nefastas consecuencias: La ruina de un imperio en el primer caso y la ruina de los españoles en el segundo.

Aunque pueda parecer una perogrullada en España estamos reviviendo las mismas calamitosas consecuencias que se daban en los siglos XVIII, XIX y gran parte del XX, y creo que no hace falta que entre en detalles porque de un modo u otro todos estamos sufriendo las consecuencias de que este país se haya ido al garete y de que los cuatro jinetes del Apocalipsis campen libremente a lo largo y ancho de esta España a lomos de sus desbocados caballos sin que nadie haga algo por detenerlos. Existe una guerra sucia entre las distintas opciones políticas que fomenta el abandono de lo que debe ser el ejercicio responsable de gobernar por y para los ciudadanos. Existen focos de miseria y de hambre. Existe un gran déficit asistencial en la sanidad pública que lleva al extremo de no facilitar la curación de ciertas enfermedades al no atajarlas con la terapia precisa y evitar que estas se agraven con las terribles consecuencias que ello supone para la salud y la vida de las personas. Existe, por tanto, un gran riesgo de mortalidad agravado por el hecho de que muchos enfermos crónicos no pueden adquirir sus medicinas por no poder hacer frente al copago de las mismas. Todo esto es la nueva versión de los cuatro jinetes que representan a la guerra, al hambre, a la peste y a la muerte.

Cuando desde los movimientos sociales y políticos de nuevo cuño se plantean propuestas y medidas alternativas para intentar resucitar el finiquitado Estado del bienestar, desde los sectores más reaccionarios, desde la derecha y la gran patronal, se comete la osadía y la desfachatez de afirmar que estas propuestas son propias de tiempos pasados, que están trasnochadas. Obviando añadir, deliberadamente, que gracias esas reivindicaciones se pudo salir, en esos tiempos pasados, del oscurantismo y de la miseria en que estaban sumidos los españoles propiciando con ello la libertad y la dignidad que siempre deben acompañar a las personas. Si se ha vuelto al pasado, en lo reivindicativo, es porque esos tiempos de penurias, de desigualdades y de injusticias han retornado y si no se atacan con aquellos “viejos” remedios cuya efectividad fue manifiesta acabarán con lo poco que ya queda de la clase media española. El pasado, el oscuro y terrible pasado, ha vuelto a ser actualidad y no hay visos de que todo pueda volver a ser normal y positivo para los españoles. No se puede consentir que la lucha social mantenida durante muchos siglos haya sido inútil por culpa de unos cuantos incompetentes desvergonzados que defienden intereses muy concretos. Debemos combatir este duro presente sin atormentarnos pensando en el incierto futuro. Solo conseguiremos superarlo si observamos ambas actitudes.

Pero no todo va a ser negativo y malo, no. Antes de finalizar el año el Gobierno nos anunciaba que para este año 2015 el Salario Mínimo Interprofesional va a ser aumentado en tres euros más al mes con lo cual se sitúa en lo mínimo, afirman, que debe tener una persona para sobrevivir, una sola persona, actualmente con salarios muy por debajo de esta cantidad se tiene que mantener a toda una familia. No están lejanos aquellos días en que cuando a alguien lo tachaban de mileurista era tanto como etiquetarlo de indigente. Hoy podría ser tachado de privilegiado. ¡Ah! no, el Gobierno no se ha olvidado de los pensionistas y por segundo año consecutivo va a proceder a renovar la broma de decir que ha subido las pensiones ¡un 0,25%! y es curioso, no esperó al 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, para anunciarlo. ¿Será por respeto? Mientras a la Mato, la de la hepatitis C, la obligan a dimitir y le suben su sueldo de diputada con 1.000 euros más al mes. ¿Ve usted, querido lector? Esto no está tan trasnochado, va en concordancia con los nuevos tiempos. Del discurso de Rajoy, el pasado día 26, no comento nada, solo señalar que hay que ser muy desvergonzado y muy caradura para decir todo lo que dijo.

Pero… ¡albricias y regodeo! el Banco de España dice que la economía sigue creciendo ¿mande? Y para que esta no decaiga pide que no se suban los salarios. O sea que según este banco, España alcanzará la plena estabilidad económica cuando los trabajadores “disfruten” el mismo salario que percibían los esclavos que trabajaban en los campos de algodón de Alabama, o sea, nada. No serán salarios de hambre por la sencilla razón de que antes el hambre acabará con los trabajadores. Sé que lo que voy a decir a continuación no va a gustar a todos aquellos que por una u otra causa se niegan a admitir la realidad, ello no es otra cosa que a la vista de lo que hay estamos en la vía de retorno a los tiempos en que el hombre era explotado por el hombre.

En fin, acabo con aquella estrofa de ese famoso tango conocido como “Cuesta Abajo” interpretado por Carlos Gardel y que decía aquello de: “Sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá”. ¡¡Feliz Año Nuevo!! ¿Feliz Año Nuevo? Eso el tiempo lo dirá.

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