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El debate sobre la función constitucional de la Corona, cuando esta ha demostrado ser un factor de cohesión de todos los españoles y para todos los españoles, es un debate no solo peligroso, sino desleal. Iglesias ha demostrado su incapacidad para hacer política en el seno de las instituciones. Pero lo que realmente escandaliza es que el PSOE, un partido que ha contribuido con aciertos y errores a la consolidación de la democracia en España, juegue a provocar una crisis institucional que hoy, menos que nunca, no se justifica ni teórica ni prácticamente.
Iglesias no goza de buena salud política y Sánchez ha iniciado una deriva que puede comprometer la propia estabilidad del Gobierno de España. Jugar a generar el desgarro de las costuras institucionales solo es comprensible en políticos irresponsables y sin escrúpulos.
Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.
Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.
El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".
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