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No cabe duda de la gran significación de una actitud responsable y solidaria, desde una perspectiva colectiva y ciudadana

Solidaridad imaginativa

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Un mundo nuevo y mejor es posible. Desde la práctica de actitudes solidarias se puede reorganizar la estructura económica de la sociedad. La solidaridad es uno de los valores éticos esenciales siendo la expresión de la empatía hacia los demás, en busca de unas metas e intereses que son comunes, porque son la manifestación de los derechos individuales.

No cabe duda de la gran significación de una actitud responsable y solidaria, desde una perspectiva colectiva y ciudadana. Escribe Lévinas al respecto lo siguiente: «El ser humano es aquel punto del universo donde se produce el desbordamiento de la responsabilidad». Independientemente de nuestras creencias está claro que, en la realidad humana, deben prevalecer la alegría y el goce de la vida sobre lo trágico.

En relación con esto parece que el sistema capitalista aumenta los problemas sociales, y no propicia la igualdad y la justicia, porque todo se basa en criterios de rentabilidad y beneficios sin límites, a costa de la pobreza y la desigualdad de una gran parte de la población. Una élite minoritaria gobierna la economía, exclusivamente, para sus propios intereses particulares. Los méritos y el esfuerzo en numerosas ocasiones son despreciados, en esta sociedad capitalista neoliberal.

El fin de la organización social no debe ser, simplemente, la acumulación sin fin de dinero por parte de algunos. El auténtico y justo propósito, a mi juicio, de todos los ciudadanos que conviven en sociedad es vivir bien. Y esto no se logra con el modelo de existencia que afirma el materialismo consumista capitalista. Entre otras cosas, porque oprime a capas de la población que contribuyen a la riqueza colectiva del estado, y no se merecen, por tanto, una situación económica difícil.

Actualmente con las redes de Internet, y con los instrumentos tecnológicos de los que disponen los ciudadanos, se está construyendo un espacio intercomunicativo que, a cada momento, posee más fuerza. En este espacio digital se pueden aportar ideas, planteamientos, posibilidades, para discutir la construcción del presente y del futuro, por medio de un dialogo abierto y solidario. Aunque también es cierto, que la acción dialógica y asamblearia presencial es fundamental, si queremos ser protagonistas de un cambio político y social positivo para todos.

Los derechos constitucionales no deben ser meramente teóricos, ya que pueden ser ejercidos en la realidad empírica por las personas, si son aplicados con una nueva política solidaria, que surge de una sociedad civil consciente de las cosas que es necesario cambiar para eliminar, completamente, la pobreza, que es el origen de la mayoría de los males humanos.

El famoso artículo 128 de la Constitución española posee un valor simbólico, porque no se aplica a la tremenda desigualdad social existente. Ya que si toda la riqueza del país, pública y privada, ha de estar subordinada al interés general, a las necesidades de todos, no se ve que este artículo de nuestra Carta Magna se concrete en una ley específica, o en determinadas medidas impositivas, etc.

La clave está en saber priorizar lo fundamental para unas formas de vida que sean más justas y solidarias. Afirmando el valor de la libertad personal, y de los deseos subjetivos. Frente a la violencia, la avaricia, el egoísmo y la competencia existen otros valores que enriquecen de verdad la existencia humana, y son la igualdad, la justicia, la bondad, la cooperación, la tolerancia, etc. La pretensión de ser sujetos políticos activos parece cada vez más cercana con los medios de comunicación digitales, y con la participación cívica en las ciudades y pueblos del territorio español. Ya se sabe que esta actitud puede ser considerada como idealista, pero lo que se avance en la lucha por garantizar unos ingresos suficientes para todos los ciudadanos, es el primer paso de una voluntad solidaria de transformación social y política.

Solidaridad imaginativa

No cabe duda de la gran significación de una actitud responsable y solidaria, desde una perspectiva colectiva y ciudadana
José Manuel López García
miércoles, 24 de diciembre de 2014, 08:04 h (CET)
Un mundo nuevo y mejor es posible. Desde la práctica de actitudes solidarias se puede reorganizar la estructura económica de la sociedad. La solidaridad es uno de los valores éticos esenciales siendo la expresión de la empatía hacia los demás, en busca de unas metas e intereses que son comunes, porque son la manifestación de los derechos individuales.

No cabe duda de la gran significación de una actitud responsable y solidaria, desde una perspectiva colectiva y ciudadana. Escribe Lévinas al respecto lo siguiente: «El ser humano es aquel punto del universo donde se produce el desbordamiento de la responsabilidad». Independientemente de nuestras creencias está claro que, en la realidad humana, deben prevalecer la alegría y el goce de la vida sobre lo trágico.

En relación con esto parece que el sistema capitalista aumenta los problemas sociales, y no propicia la igualdad y la justicia, porque todo se basa en criterios de rentabilidad y beneficios sin límites, a costa de la pobreza y la desigualdad de una gran parte de la población. Una élite minoritaria gobierna la economía, exclusivamente, para sus propios intereses particulares. Los méritos y el esfuerzo en numerosas ocasiones son despreciados, en esta sociedad capitalista neoliberal.

El fin de la organización social no debe ser, simplemente, la acumulación sin fin de dinero por parte de algunos. El auténtico y justo propósito, a mi juicio, de todos los ciudadanos que conviven en sociedad es vivir bien. Y esto no se logra con el modelo de existencia que afirma el materialismo consumista capitalista. Entre otras cosas, porque oprime a capas de la población que contribuyen a la riqueza colectiva del estado, y no se merecen, por tanto, una situación económica difícil.

Actualmente con las redes de Internet, y con los instrumentos tecnológicos de los que disponen los ciudadanos, se está construyendo un espacio intercomunicativo que, a cada momento, posee más fuerza. En este espacio digital se pueden aportar ideas, planteamientos, posibilidades, para discutir la construcción del presente y del futuro, por medio de un dialogo abierto y solidario. Aunque también es cierto, que la acción dialógica y asamblearia presencial es fundamental, si queremos ser protagonistas de un cambio político y social positivo para todos.

Los derechos constitucionales no deben ser meramente teóricos, ya que pueden ser ejercidos en la realidad empírica por las personas, si son aplicados con una nueva política solidaria, que surge de una sociedad civil consciente de las cosas que es necesario cambiar para eliminar, completamente, la pobreza, que es el origen de la mayoría de los males humanos.

El famoso artículo 128 de la Constitución española posee un valor simbólico, porque no se aplica a la tremenda desigualdad social existente. Ya que si toda la riqueza del país, pública y privada, ha de estar subordinada al interés general, a las necesidades de todos, no se ve que este artículo de nuestra Carta Magna se concrete en una ley específica, o en determinadas medidas impositivas, etc.

La clave está en saber priorizar lo fundamental para unas formas de vida que sean más justas y solidarias. Afirmando el valor de la libertad personal, y de los deseos subjetivos. Frente a la violencia, la avaricia, el egoísmo y la competencia existen otros valores que enriquecen de verdad la existencia humana, y son la igualdad, la justicia, la bondad, la cooperación, la tolerancia, etc. La pretensión de ser sujetos políticos activos parece cada vez más cercana con los medios de comunicación digitales, y con la participación cívica en las ciudades y pueblos del territorio español. Ya se sabe que esta actitud puede ser considerada como idealista, pero lo que se avance en la lucha por garantizar unos ingresos suficientes para todos los ciudadanos, es el primer paso de una voluntad solidaria de transformación social y política.

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