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Entrevista a Antonio Pérez Henares, autor de “La tierra de Álvar Fáñez”

“Aquellos almorávides no eran otra cosa que la Al Qaeda o el Estado Islámico de entonces”

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Se nota cuando el autor ha disfrutado escribiendo su obra. Hay un mimo, una cadencia especial en la descipción de los personajes, las situaciones y los paisajes, que lo denotan. La impresión que deja la lectura de “La tierra de Álvar Fáñez” (Almuzara, 2014) es la de un libro escrito con la paciencia de un amanuense. Y en alguno de sus capítulos -como el dedicado a describir la corte de los hudíes de Zaragoza- se aprecia la delicadeza de un miniaturista empeñado en que su caligrafía y sus adornos miniados perduren bastante más que su nombre.

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“Durante mucho tiempo tuve interés por la figura de este personaje- afirma Pérez Henares- De alguna manera ha formado parte del paisaje de mi propia tierra. Tanto por el lado de la sierra, por Atienza... Es el enclave esencial de minaya Álvar Fáñez, que es como lo llamaba Rodrigo Díaz, lo cual indica el grado de afecto que se profesaban. El narrador de la historia es Fan Fáñez, sobrino pero en realidad hermanastro de Álvar, personaje enteramente de ficción ya que de él sólo queda el nombre y no se conserva ninguna referencia histórica precisa. Fáñez significa “hijo de Fan” y en efecto existió una dinastía de los Fáñez a la que el propio Álvar pertenecía”.

“El momento histórico recogido en la novela es el gran punto de inflexión de la Reconquista. Es el paso al Sistema Central por parte de los castellanos, que poco a poco van aproximándose al Tajo para tomar todo lo que es el reino de Toledo, la antigua capital de la España visigoda, con lo que ello comportaba también a nivel simbólico. Se aprovechó el momento de debilidad que representaron los reinos de taifas. La figura de Alfonso VI, muy maltratada en el Cantar del Cid, fue importantísima a nivel político, diplomático y militar como lo corroboran las propias crónicas musulmanas de la época. Contó con algunos guerreros fabulosos. El más conocido es sin duda Rodrigo Díaz, que tuvo dos grandes encontronazos con el rey. La leyenda y la historia se superponen. El Cantar, tomado como fuente histórica durante mucho tiempo, posee una gran belleza pero a mí me ha interesado más ahondar en las crónicas para lograr un acercamiento más fidedigno a aquella época y a los personajes que en ella vivieron”.

Me ha parecido muy interesante la visión que se da de algunos personajes históricos que son secundarios en la novela, en concreto de García Ordóñez, “bocatorcida”, considerado por muchos un villano...

-García Ordoñez tuvo una muerte heroica que en cierto modo tiende a reivindicar su fama de hombre tremendamente cortesano e intrigante, enemigo del Cid y de sus seguidores. Fue curtido en hechos de armas y cayó tratando de defender la vida del infante Sancho, hijo de Alfonso VI, nacido de su matrimonio con la princesa musulmana Zaida, nuera del rey sevillano Al Mutamid. De las cinco esposas que tuvo Alfonso fue Zaida la única que le dio un hijo varón y este fue declarado heredero. En la batalla de Uclés, contando el infante unos doce años, fue defendido por los condes castellanos. El ejército se encontraba acorralado por los almorávides frente a los muros de Belinchón y García Ordoñez lo protegió con su cuerpo, aunque el heredero moriría poco tiempo después a consecuencia de las heridas. Este hecho ennoblece la figura de García Ordóñez, que fue siempre el gran rival de Rodrigo.

¿Cuáles son las mayores dificultades con las que te has enfrentado a la hora de escribirla?

Tengo que decir que me he divertido a lo grande durante todo el proceso, y para ello he contado con mi amigo el medievalista Plácido Ballesteros, que me ha ayudado muchísimo en el momento de documentarla. La investigación, tanto en el papel como sobre el terreno, ha sido larga y apasionante. Sin embargo, como se trata de una novela, no me he querido perder la parte más literaria del Cantar. Tenía miedo de que al ser una novela histórica tan documentada, tan trabajada, perdiera pasión narrativa, pero creo que he logrado que no suceda esto. Pienso que la tensión narrativa y la elaboración de los personajes de ficción están conseguidos.

El libro abarca un extenso periodo de tiempo; desde que Álvar Fáñez es todavía muy joven hasta que muere rodando los setenta años. Todos estos hechos van siendo narrados capítulo a capítulo por Fan, pariente cercano (probablemente hermanastro) de Álvar. ¿Qué sabemos en realidad de la vida de minaya Álvar Fáñez?

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No tenemos muy claro cuándo nace. Quizá en torno al año 1037. Es de edad parecida a la de su primo Rodrigo y es posible que los dos fueran nombrados caballeros por Fernando I en Santiago de los Caballeros (Zamora). Ambos parece que lucharon al lado de Sancho II. Álvar se casa con la hija del conde Ansúrez, mano derecha del rey. Tanto Rodrigo como Álvar son infanzones de frontera y no está claro si realmente batallaron juntos o en cuántas ocasiones. Es a partir del año ochenta cuando aparece verdaderamente como protagonista, puesto que los años anteriores, en los que se produce el destierro del Cid, son menos conocidos. Fáñez defendió la frontera del Tajo contra el ataque de los almorávides. Y cuando muere el Cid y se pierde Valencia, logra mantener con gran esfuerzo Toledo Guadalajara y Zorita. La taifa de Toledo (la Marca Media) formada por Cuenca, Huete, Uclés, Masatrigo y Zorita fue conocida como “la tierra de Álvar Fáñez” y la importancia que se le concede en las crónicas musulmanas y cristianas de la época es muy grande. No se trata de un simple camarada de Rodrigo, su minaya o hermano.

Salvando todas las distancias entre aquella España y la de ahora ¿podría existir una tendencia muy nuestra a convertirnos en reinos de taifas cada vez que nos enfrentamos a una época de crisis?

Parece que es nuestro sino, y verdaderamente podríamos aprender de aquello. Yo no sé si cuando hayamos salido de esta crisis algo de esto se habrá resuelto. Me temo que no. Porque parece que lo que pretenden algunos es lograr la independencia absoluta. No deja de ser curioso que una de las hijas del Cid -que en realidad se llamaban María y Cristina y no Elvira y Sol- se casara con Ramón Berenguer III y fuera condesa de Barcelona. Una especie de paradoja. Efectivamente ese deseo de convertir cada capital en la capital de un estadito es algo que hemos vivido. Con el florecimiento de las autonomías se han rehabilitado muchos lugares históricos, lo cual no está mal, aunque bastantes de ellos funcionen como residencia de los nuevos principitos...

“El periodismo y la literatura son brazos de un mismo rio” es una frase tuya. Sin embargo, la literatura requiere de un tiempo y un sosiego especiales ¿Cuándo y dónde los encuentras?

Para las pasiones siempre hay tiempo. Si no tengo tiempo, lo busco. Procuro aislarme en ese pequeño monte que hay próximo a Zorita de los Canes donde tengo una cabaña. Cuando investigo aparece el periodista, y me han dicho que en esta novela hay mucho periodismo. Hay trabajo de reporterismo en la investigación de los hechos históricos. Y también han intervenido ciertas vivencias, porque habiendo viajado bastante por el mundo y mucho por el África musulmana, habiendo observado mucho lo que pasa y comparándolo con unos personajes esenciales en la novela, los almorávides, he llegado a la conclusión de que estos no son otra cosa que la Al Qaeda o el Estado Islámico de entonces, con toda su brutalidad, sus ansias imperiales y su fanatismo. Y si no los combatimos allí, tendremos que combatirlos aquí.

El periodista está siempre presente en la obra; narra lo que va descubriendo. La fabulación ha sido a lo largo de la escritura de esta novela una verdadera obsesión y, sobre todo, conseguir hermanarla con los acontecimientos históricos. Sin pecar de falsa modestia, creo haberlo logrado. Una prueba es que ya está casi agotada la 2° edición y vamos pronto a la 3°. Y esto, dada la situación del mercado, equivale casi a ganarle una batalla a las tropas almorávides.

“Aquellos almorávides no eran otra cosa que la Al Qaeda o el Estado Islámico de entonces”

Entrevista a Antonio Pérez Henares, autor de “La tierra de Álvar Fáñez”
Luis del Palacio
viernes, 19 de diciembre de 2014, 08:44 h (CET)
Se nota cuando el autor ha disfrutado escribiendo su obra. Hay un mimo, una cadencia especial en la descipción de los personajes, las situaciones y los paisajes, que lo denotan. La impresión que deja la lectura de “La tierra de Álvar Fáñez” (Almuzara, 2014) es la de un libro escrito con la paciencia de un amanuense. Y en alguno de sus capítulos -como el dedicado a describir la corte de los hudíes de Zaragoza- se aprecia la delicadeza de un miniaturista empeñado en que su caligrafía y sus adornos miniados perduren bastante más que su nombre.

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“Durante mucho tiempo tuve interés por la figura de este personaje- afirma Pérez Henares- De alguna manera ha formado parte del paisaje de mi propia tierra. Tanto por el lado de la sierra, por Atienza... Es el enclave esencial de minaya Álvar Fáñez, que es como lo llamaba Rodrigo Díaz, lo cual indica el grado de afecto que se profesaban. El narrador de la historia es Fan Fáñez, sobrino pero en realidad hermanastro de Álvar, personaje enteramente de ficción ya que de él sólo queda el nombre y no se conserva ninguna referencia histórica precisa. Fáñez significa “hijo de Fan” y en efecto existió una dinastía de los Fáñez a la que el propio Álvar pertenecía”.

“El momento histórico recogido en la novela es el gran punto de inflexión de la Reconquista. Es el paso al Sistema Central por parte de los castellanos, que poco a poco van aproximándose al Tajo para tomar todo lo que es el reino de Toledo, la antigua capital de la España visigoda, con lo que ello comportaba también a nivel simbólico. Se aprovechó el momento de debilidad que representaron los reinos de taifas. La figura de Alfonso VI, muy maltratada en el Cantar del Cid, fue importantísima a nivel político, diplomático y militar como lo corroboran las propias crónicas musulmanas de la época. Contó con algunos guerreros fabulosos. El más conocido es sin duda Rodrigo Díaz, que tuvo dos grandes encontronazos con el rey. La leyenda y la historia se superponen. El Cantar, tomado como fuente histórica durante mucho tiempo, posee una gran belleza pero a mí me ha interesado más ahondar en las crónicas para lograr un acercamiento más fidedigno a aquella época y a los personajes que en ella vivieron”.

Me ha parecido muy interesante la visión que se da de algunos personajes históricos que son secundarios en la novela, en concreto de García Ordóñez, “bocatorcida”, considerado por muchos un villano...

-García Ordoñez tuvo una muerte heroica que en cierto modo tiende a reivindicar su fama de hombre tremendamente cortesano e intrigante, enemigo del Cid y de sus seguidores. Fue curtido en hechos de armas y cayó tratando de defender la vida del infante Sancho, hijo de Alfonso VI, nacido de su matrimonio con la princesa musulmana Zaida, nuera del rey sevillano Al Mutamid. De las cinco esposas que tuvo Alfonso fue Zaida la única que le dio un hijo varón y este fue declarado heredero. En la batalla de Uclés, contando el infante unos doce años, fue defendido por los condes castellanos. El ejército se encontraba acorralado por los almorávides frente a los muros de Belinchón y García Ordoñez lo protegió con su cuerpo, aunque el heredero moriría poco tiempo después a consecuencia de las heridas. Este hecho ennoblece la figura de García Ordóñez, que fue siempre el gran rival de Rodrigo.

¿Cuáles son las mayores dificultades con las que te has enfrentado a la hora de escribirla?

Tengo que decir que me he divertido a lo grande durante todo el proceso, y para ello he contado con mi amigo el medievalista Plácido Ballesteros, que me ha ayudado muchísimo en el momento de documentarla. La investigación, tanto en el papel como sobre el terreno, ha sido larga y apasionante. Sin embargo, como se trata de una novela, no me he querido perder la parte más literaria del Cantar. Tenía miedo de que al ser una novela histórica tan documentada, tan trabajada, perdiera pasión narrativa, pero creo que he logrado que no suceda esto. Pienso que la tensión narrativa y la elaboración de los personajes de ficción están conseguidos.

El libro abarca un extenso periodo de tiempo; desde que Álvar Fáñez es todavía muy joven hasta que muere rodando los setenta años. Todos estos hechos van siendo narrados capítulo a capítulo por Fan, pariente cercano (probablemente hermanastro) de Álvar. ¿Qué sabemos en realidad de la vida de minaya Álvar Fáñez?

191214entrevista1

No tenemos muy claro cuándo nace. Quizá en torno al año 1037. Es de edad parecida a la de su primo Rodrigo y es posible que los dos fueran nombrados caballeros por Fernando I en Santiago de los Caballeros (Zamora). Ambos parece que lucharon al lado de Sancho II. Álvar se casa con la hija del conde Ansúrez, mano derecha del rey. Tanto Rodrigo como Álvar son infanzones de frontera y no está claro si realmente batallaron juntos o en cuántas ocasiones. Es a partir del año ochenta cuando aparece verdaderamente como protagonista, puesto que los años anteriores, en los que se produce el destierro del Cid, son menos conocidos. Fáñez defendió la frontera del Tajo contra el ataque de los almorávides. Y cuando muere el Cid y se pierde Valencia, logra mantener con gran esfuerzo Toledo Guadalajara y Zorita. La taifa de Toledo (la Marca Media) formada por Cuenca, Huete, Uclés, Masatrigo y Zorita fue conocida como “la tierra de Álvar Fáñez” y la importancia que se le concede en las crónicas musulmanas y cristianas de la época es muy grande. No se trata de un simple camarada de Rodrigo, su minaya o hermano.

Salvando todas las distancias entre aquella España y la de ahora ¿podría existir una tendencia muy nuestra a convertirnos en reinos de taifas cada vez que nos enfrentamos a una época de crisis?

Parece que es nuestro sino, y verdaderamente podríamos aprender de aquello. Yo no sé si cuando hayamos salido de esta crisis algo de esto se habrá resuelto. Me temo que no. Porque parece que lo que pretenden algunos es lograr la independencia absoluta. No deja de ser curioso que una de las hijas del Cid -que en realidad se llamaban María y Cristina y no Elvira y Sol- se casara con Ramón Berenguer III y fuera condesa de Barcelona. Una especie de paradoja. Efectivamente ese deseo de convertir cada capital en la capital de un estadito es algo que hemos vivido. Con el florecimiento de las autonomías se han rehabilitado muchos lugares históricos, lo cual no está mal, aunque bastantes de ellos funcionen como residencia de los nuevos principitos...

“El periodismo y la literatura son brazos de un mismo rio” es una frase tuya. Sin embargo, la literatura requiere de un tiempo y un sosiego especiales ¿Cuándo y dónde los encuentras?

Para las pasiones siempre hay tiempo. Si no tengo tiempo, lo busco. Procuro aislarme en ese pequeño monte que hay próximo a Zorita de los Canes donde tengo una cabaña. Cuando investigo aparece el periodista, y me han dicho que en esta novela hay mucho periodismo. Hay trabajo de reporterismo en la investigación de los hechos históricos. Y también han intervenido ciertas vivencias, porque habiendo viajado bastante por el mundo y mucho por el África musulmana, habiendo observado mucho lo que pasa y comparándolo con unos personajes esenciales en la novela, los almorávides, he llegado a la conclusión de que estos no son otra cosa que la Al Qaeda o el Estado Islámico de entonces, con toda su brutalidad, sus ansias imperiales y su fanatismo. Y si no los combatimos allí, tendremos que combatirlos aquí.

El periodista está siempre presente en la obra; narra lo que va descubriendo. La fabulación ha sido a lo largo de la escritura de esta novela una verdadera obsesión y, sobre todo, conseguir hermanarla con los acontecimientos históricos. Sin pecar de falsa modestia, creo haberlo logrado. Una prueba es que ya está casi agotada la 2° edición y vamos pronto a la 3°. Y esto, dada la situación del mercado, equivale casi a ganarle una batalla a las tropas almorávides.

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Elsy es abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana. Comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009).

 
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