El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha presentado hoy su
renuncia al cargo, alegando motivos personales. Según han comunicado
fuentes oficiales de la Fiscalía General del Estado su intención es volver
a su puesto de fiscal en el Tribunal Constitucional.
Los rumores sobre la inminente renuncia, que ya a ha comunicado al
ministro de Justicia, Rafael Catalá, se dispararon ayer por la tarde
después de que Torres-Dulce retirará sin dar ningún motivo de peso dos
nombramientos clave del orden del día del Consejo Fiscal, el de fiscal jefe
del Tribunal Constitucional y el de la Inspección Fiscal.
Desde diferentes ámbitos se aceleraron entonces las especulaciones, de las que se viene
hablando durante los últimos meses en el seno de la Carrera fiscal y que se atribuyen a la
falta de sintonía de Torres-Dulce con el equipo del ex ministro de Justicia Alberto RuizGallardón.
El desencuentro viene de lejos, sobre todo desde que se conocieron unos planes del
Código Procesal Penal que no cumplían con las expectativas de Torres-Dulce para lograr la instrucción penal por los Fiscales.
El enfrentamiento cristalizó con las tensiones que precedieron a la interposición de la
querella de la Fiscalía contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y dos miembros de
su gobierno por su intervención en el denominado proceso participativo del 9-N.
Así se evidenció durante la última comparecencia de Torres-Dulce en el Congreso el
pasado 26 de noviembre, cuando manifestó que no se le puede decir que sea proclive al
Gobierno de Mariano Rajoy y citó como ejemplos que ha sido él quien solicitó la prisión
del extesorero del PP Luis Bárcenas y que ha mantenido posiciones contrarias al
Ministerio del Interior en los casos "Bolinaga" y "Matas".
"No toleraré nunca que el gobierno me diga lo tengo que hacer, porque sería un delito", ha
afirmado, para añadir: "Si tengo que sostener posición contraria al gobierno la sostengo".